In memorian Vladimir Kasimirov

Fernando Berrocal

Kasimirov

Murió en Moscú, a los 95 años de edad, el Embajador Vladimir Kasimirov.

La noticia nos las dio hoy el Embajador de Rusia, Yury Bedzhanyan, mientras compartíamos un almuerzo con la Diputada del PLN Rosaura Méndez y dos queridos amigos, Hugo Cascante y Mauricio Ramirez.

El Embajador Kasimirov no sólo fue el primer representante diplomático de la URSS en Costa Rica. Fue, durante toda su vida, un gran y leal amigo de nuestro país, adonde quiera que sus funciones diplomáticas lo llevaron.

Cuando el presidente Daniel Oduber decidió abrir nuestra embajada en Moscú y encargarle esa misión a un grupo de jóvenes recién salidos de la UCR y de la dirigencia en la FEUCR, de muchas formas la mano generosa y amiga de Vladimir Kasimirov se hizo sentir en la capital de la URSS, para facilitarnos la apertura de la primera embajada de Costa Rica, en medio de lo más duro y complejo de la Guerra Fría de aquel entonces.

Luego lo encontré en Caracas, él como Embajador de la URSS acreditado en Venezuela y quien esto escribe como Secretario Adjunto del Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

Lo recuerdo, como si fuera ayer, en una cena con el entonces Presidente Carlos Andrés Pérez, hablando con emoción y cariño de su experiencia en Costa Rica, de nuestra gente y, muy especialmente, con admiración y respeto de su gran amigo don Pepe Figueres y de la inteligencia política de don Manuel Mora Valverde.

Dijo Vladimir Kasimirov, en esa ocasión, que una pequeña parte de su corazón le pertenecía a Costa Rica y fue muy bello, porque iguales sentimientos hacia nuestro país sentía Carlos Andres Perez, para quien Costa Rica era su segunda Patria.

Todo eso nos hizo concluir en un emocionado e intimo brindis por Costa Rica.

De ese tema, hablamos muchas veces en Caracas y siempre Costa Rica esa parte de las conversaciones con ese embajador brillante, espontáneo y generoso que fue Vladimir Kasimirov y siempre el tema de don Pepe Figueres y de su liderazgo y su visión de estadista, en el medio de las Américas y en plena Guerra Fría.

Me volví a encontrar con el Embajador Kasimirov, en otro tiempo de la historia, en el gobierno de José María Figueres, cuando acompañé al Canciller Fernando Naranjo a Moscú, en vísperas de que Costa Rics asumiera un puesto no Permanente de dos años en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Había caído el muro de Berlín y se había desplomado la URSS. Había nacido la Federación de Rusia. En ambos tiempos históricos, el Embajador Kadimirov se había consagrado como negociador en la crisis y el conflicto de Naborno Karavakn y era uno de los diplomáticos rusos de mayor prestigio en el Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú.

De hecho, Vladimir fue nuestro anfitrión y, por su medio, el entonces Embajador de Rusia en las Naciones Unidas y hoy Ministro de Relaciones Exteriores, en el gobierno del Presidente Vladimir Putin, Serguei Labrov, siempre dispenso un especial respeto hacia Costa Rica y nuestra misión diplomática ante las Naciones Unidas en Nueva York.

Recuerdo, una vez más, la cena que, en Moscú y en esa ocasión, nos ofreció la Cámara de Comercio de Rusia y el cariño y la admiración con la que Vladimir Kasimirov, al dirigirse al Canciller Naranjo, se refirió a ese pedacito de su corazón que le pertenecía a Costa Rica.

Por los recuerdos de esos años y la relación de franca amistad que desarrollamos, años atrás, en Venezuela, en un aparte personal, nuestra conversación giró sobre Costa Rica, don Pepe Figueres, don Manuel Mora y el enorme cariño personal que sentía por el entonces Presidente José María Figueres y por su madre doña Karen Olsen.

Esta tarde, en mi oficina de abogado, en una de cuyas paredes cuelgo una fotografía saludando al Ex Primer Ministro Breshnev, de joven diplomático, todos esos recuerdos regresaron a mi mente y decidí escribir este comentario sobre el Embajador Vladimir Kasimirov.

No pude menos que pensar e interiorizar lo mucho que ha cambiado la geopolítica mundial, pero el inmenso valor que tiene la amistad y lo mucho que le hace falta a Cista Rica, en el presente, una política internacional y dirigentes nacionales de la estatura y la visión de estadistas de un José Figueres Ferrer, un Daniel Oduber y un Manuel Mora Valverde.

Se me dirá que era otro tiempo de la historia, pero yo contestaré que me siento orgulloso de haberme formado en esa visión ideológica amplia, abierta al mundo, distante de la Guerra Fría y partidaria de las relaciones diplomáticas y económicas con todos los pueblos de la tierra.

Pondré siempre de ejemplo al Embajador Vladimir Kasimirov y a ese extraordinario diplomático de la URSS y de la Federación Rusa y su amor, cariño y respeto por nuestra pequeña Costa Rica.

Descanse en paz Vladimir Kadimirov. En Costa Rica también lo recordamos, respetamos y apreciamos con especial cariño hacia usted y hacia todo lo que aprendimos de usted y de Rusia.

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