Por Angelika Resenhoeft (dpa)
Wurzburgo (Alemania), 2 feb (dpa) – La imagen de los huesos de la mano de su esposa Anna Bertha, anillo inclusive, tomada por el científico alemán Wilhelm Conrad Röntgen mediante rayos X, es un hito para ramas muy distintas de la ciencia.
A cien años de la muerte de Röntgen, los rayos que descubrió y utilizó para radiografiar aquella mano son indispensables, y no solo en medicina.
Los investigadores reconstruyen con su ayuda asesinatos ocurridos hace siglos, los rayos X de alta intensidad sirven para descodificar virus y los telescopios espaciales de rayos X revelan procesos cósmicos de alta energía, por ejemplo en agujeros negros.
El descubrimiento hace más de 127 años en Wurzburgo abrió una nueva rama de la medicina, la radiología, que ha ayudado desde entonces a una innumerable cantidad de personas. Röntgen recibió en 1901 el primer Premio Nobel de Física.
«Tenemos una visión no destructiva de estructuras», señala Thorsten Bley, director del Instituto de Radiología Diagnóstica e Intervencionista de la clínica universitaria de Wurzburgo, al explicar lo que pueden hacer los rayos X.
«Esto puede ser en una momia, también puede ser en un dispositivo técnico. Se puede utilizar para comprobar si las conexiones están intactas, si la aleación metálica es hermética y no tiene grietas», detalla.
Los rayos X son rayos de onda extremadamente corta y energía electromagnética que pueden atravesar e iluminar muchos materiales. No son visibles para el ojo humano. En una imagen de rayos X se pueden ver claramente los huesos en una radiografía, pero no así las partes blandas.
Hoy en día la toma de una radiografía es algo de rutina, al tiempo que la dosis de radiación es mucho menor que en el pasado. «Siempre lo hacemos siguiendo el principio de emitir la menor dosis de radiación posible, solo la que sea necesaria», declara Bley.
Röntgen nació el 27 de marzo de 1845 en Lennep, hoy un barrio de la ciudad alemana de Remscheid, y murió el 10 de febrero de 1923 en Múnich. Descubrió los rayos x por casualidad la noche del 8 de noviembre de 1895.
El científico experimentaba en Wurzburgo con descargas eléctricas en un tubo de vidrio casi vacío de aire (tubo catódico). Su laboratorio se encontraba en ese momento casi a oscuras. Solo iluminaban débilmente la habitación los fenómenos lumínicos que se generaban en el tubo y se podían ver a simple vista. Cubrió el tupo con un cartón negro y observó que una pantalla fluorescente ubicada más lejos se iluminaba.
Más aún, cuando en algún momento de aquellas seis semanas en que estuvo día y noche en el laboratorio colocó la mano entre el tubo y la pantalla fluorescente, Röntgen vio la sombra de los huesos sobre la pantalla.
Así es, a grandes rasgos, de lo que ocurrió aquel día, según afirma La Fundación Röntgen de Wurzburgo, la entidad que rinde homenaje al descubridor de los rayos X.
La fundación se ocupa del lugar de trabajo del famoso físico en Wurzburgo, con el mobiliario y el equipamiento original. Incluso el escritorio de Röntgen sigue en pie en su antiguo laboratorio de las aulas universitarias.
Los rayos X revolucionaron desde entonces muchas áreas de investigación. Se han vuelto indispensables en los diagnósticos médicos. En los tomógrafos computarizados (TC), las personas son radiografiadas corte por corte.
Según Bley, el último desarrollo en esta área es el tomógrafo computarizado de conteo de fotones. Este aparato brinda aún más información y posibilita diagnósticos más precisos.
Pero los tomógrafos no solo sirven para examinar a los vivos. En un estudio, un equipo internacional utilizó el procedimiento especial de rayos X para examinar tres momias de la Sudamérica precolombina que se conservan en museos europeos desde finales del siglo XIX.
Andreas Nerlich, coautor del estudio y director de patología de la Clínica Bogenhausen de Múnich, afirma que los escáners de tomografía computarizada, con la posibilidad de una reconstrucción tridimensional, ofrecen una mirada única del cuerpo.
El experto señala que, en otra época, hacer ese tipo de investigación hubiera obligado a destruir la momia, ya que con las radiografías convencionales o las tomografías computarizadas más antiguas no es posible realizar diagnósticos tan detallados.
Los expertos pudieron demostrar en esta investigación que las personas habían sido asesinadas.