Katerina Sergidou
Los nazis [Amanecer Dorado] han sido declarados culpables por la Justicia; mientras la gente inundaba las calles.
El 7 de octubre de 2020 es un día que pasará a la historia. Los jueces declararon que el grupo neonazi Amanecer Dorado es una organización criminal, en lo que se ha descrito como uno de los juicios más importantes contra una organización fascista desde la Segunda Guerra Mundial.
Amanecer Dorado, una banda paramilitar nazi que estaba involucrada en actividades criminales violentas desde los años 80 y principios de los 90, conoció un inquietante auge a partir de 2010. Entró en el parlamento griego y trató de aterrorizar a inmigrantes, militantes de izquierda, anarquistas, a personas LGBTQ, etc. En el contexto global de un ascenso de los partidos de extrema derecha o populistas de derecha que pretenden jugar con las reglas de los regímenes liberales, el mundo fue testigo en Grecia del ascenso bastante singular de un grupo que gozaba de representación parlamentaria y de una masa de seguidores que combinaba con una ideología abiertamente fascista y un escuadrón violento y criminal en las calles. Esto se acabó. En las elecciones de junio de 2019, no obtuvieron representación parlamentaria (al no pasar el umbral del 3%). Durante los 5 años que ha durado el juicio, han pasado por una serie de escisiones, crisis políticas y desintegración organizativa. El fallo del tribunal les ha dado el golpe de gracia, en una decisión histórica, poniendo veto a las perspectivas de cualquier renacimiento.
El fallo del tribunal del 7 de octubre impartió justicia:
- A Pavlos Fyssas, alias Killah-P, el rapero antifascista que enfrentó desafiante a un batallón nazi para proteger a sus amigos y fue brutalmente asesinado el 18 de septiembre de 2013. En ese momento, Amanecer Dorado estaba en auge; el sacrificio de Killah-P cambió la marea y preparó el camino para el posterior declive de la organización nazi. Por ejemplo, para el movimiento antifascista y miles de jóvenes y no tan jóvenes, la letra de una de sus canciones, que se traduce más o menos como “No hay forma de que tenga miedo”, se convirtió en un eslogan, una pegatina, un hashtag y ¡Pavlos vive! se convirtió en un grito de guerra.
- A madre, Magda Fyssa, una figura trágica convertida en una heroína única y un inspirador símbolo antifascista por su admirable persistencia, resistencia y combatividad en la búsqueda de justicia durante los 7 años transcurridos desde el asesinato de su hijo. La madre que una vez declaró “Perdí un hijo, pero encontré miles más”. Una amada mujer, popularmente conocida como la madre de todos nosotros.
- A Sahzat Luckman, jóven pakistanés, y víctima mortal anterior de la violencia nazi. Alguien que el 17 de enero de 2013 simplemente iba en bicicleta al trabajo cuando fue brutalmente asesinado por 2 miembros de Amanecer Dorado. Era de piel oscura y no era griego, por lo que -trágicamente- su asesinato no provocó la misma condena generalizada.
- A Hadim Hussein, el padre de Sahzat Luckman, que viajó desde Pakistán a Grecia para buscar justicia para su hijo. Una figura imponente y muy respetable durante el juicio, siempre presente en la sala del tribunal (aunque el caso de su hijo fue juzgado por separado en el pasado) al lado de Magda, en las protestas antifascistas y que mantuvo un ensordecedor silencio hasta que el 7 de octubre susurró “hemos ganado”.
- A todas las víctimas de la violencia neonazi de los últimos 30 años y a sus seres queridos.
- Y a todas y todos que participamos en la lucha contra el fascismo todos estos años. Tanto a la gente veterana que dedicó su tiempo y energía a hacer frente Amanecer Dorado desde principios de los 90, como a las generaciones siguientes de activistas, que tomaron la decisión de no tolerar el fascismo y se enfrentaron a él en las calles todos estos años: en sus escuelas, en los barrios, en centros de trabajo. Todas y cada una de ellas, poniendo una pequeña piedra en la construcción del muro que hora ha logrado parar a los nazis.
También debemos recordar el papel de los abogados activistas que ejercieron conjuntamente la Acción Civil durante el juicio que durante cinco años han librado una dura batalla legal; a las y los valientes testigos, que desafiaron las amenazas abiertas o los consejos amistosos de “ocuparse de sus asuntos” y se presentaron voluntariamente para testificar. También debemos mencionar las redes de periodistas voluntarios que cubrieron el juicio mientras los medios de comunicación guardaban silencio al respecto. Su compromiso y sus esfuerzos fueron sorprendentes, y el resultado no se dio por sentado. El Fiscal sugirió la absolución de todos los cargos para los miembros y líderes de Amanecer Dorado; fue un último y desesperado intento de los sectores del llamado Estado profundo para salvar a sus matones y un último recordatorio de que no se puede confiar en que el sistema de justicia haga el trabajo por su cuenta. Como los acusados nazis admitieron en el tribunal, “sin los abogados de la Acción Civil, no hubiera habido caso”.
Todos desempeñaron su papel en los tribunales, mientras que el resto de nosotros hicimos el nuestra en las calles. Nunca olvidaremos la masiva revuelta antifascista de miles de personas (y no sólo las habituales sospechosas de actividad antifascista) salieron a protestar frente a las sedes Amanecer Dorado en toda Grecia nada más difundirse la noticia de que Pavlos había sido asesinado. Esta movilización jugó un gran papel para forzar la mano del Estado y que presentara cargos contra los nazis, después de años y años de protegerlos.
El 7 de octubre el poder judicial ha reconocido oficialmente lo que el movimiento antifascista lleva clamando durante años: ¡Son criminales!
Todos los líderes de Amanecer Dorado fueron declarados culpables de ser miembros de una organización criminal. Michaloliakos, el Führer del grupo durante mucho tiempo, y todos sus secuaces de alto rango fueron declarados culpables de dirigir una organización criminal. Todo el batallón de Amanecer Dorado de Nikaia(el más notorio durante años), salvo dos de sus miembros, fue declarado culpable del asesinato de Pavlos Fyssas. Todos los bastardos que atacaron a los pescadores egipcios fueron declarados culpables de intento de asesinato. Los matones que atacaron a los sindicalistas del Partido Comunista mientras colocaban carteles en una zona conflictiva fueron declarados culpables (aunque sólo por infligir lesiones graves y no por intento de asesinato). El veredicto no sólo paraliza a Amanecer Dorado y a su Führer, sino también las perspectivas políticas de sus diversas escisiones, todas ellas fundadas recientemente por los antiguos secuaces de Michaloliakos, cuando cada uno de ellos intentó saltar del barco que se hundía como las ratas que son. ¡Todos culpables!
Fuera de la sala del Tribunal, temprano por la mañana, quienes creen en la solidaridad, quienes creen en el antifascismo habían dejado más que claro que el pueblo ya había decidido antes que los jueces. Demostraron masivamente su veredicto: ¡El pueblo exige que se encarcele a los nazis! Fue la mayor manifestación antifascista que la mayoría de nosotros había visto en su vida. Fue una de las mayores protestas de los últimos años en general. Por una vez, todas las fuerzas de la izquierda se unieron y se mantuvieron hombro con hombro. Sindicatos, escuelas, universidades, organizaciones de la izquierda revolucionaria, grupos anarquistas, colectivos feministas, artistas, aficionados al fútbol… todos llamaron a la protesta y decenas de miles respondieron. La policía dijo que fueron 20.000 los manifestantes. Es una subestimación evidente. Un río antifascista humano llenó la larga Avenida Alexandras y se derramó sobre las calles y callejones circundantes. Fue difícil dar un solo paso debido a la densidad de la multitud.
El tamaño, la pasión y la vitalidad de la protesta evocó recuerdos de los momentos más inspiradores y edificantes de la reciente historia de la resistencia social en Grecia. El poderoso trueno de celebraciones y vítores cuando se anunció el veredicto a través de megáfonos fue electrizante y emocionante. Este fue nuestro grito colectivo de reivindicación y alegría.
Mientras tanto, el gobierno decidió poner en práctica su discurso sobre la “existencia de dos extremos, que son igualmente peligrosos”. Este tipo de discurso fue promovido por los miembros del partido gobernante durante los últimos días -cuando el juicio estaba llegando a su fin- con el fin de equiparar el terror nazi con la militancia de izquierda. Así, mientras la justicia condenaba a los criminales fascistas, la policía desató un asalto sin motivo alguno contra las decenas de miles de antifascistas que se reunieron para exigir la condena de los criminales fascistas. El tamaño de la protesta recordó a los que mandan que hay una fuerza a la que hay que tener en cuenta. También les recordó a los gobernados que cuando se movilizan son poderosos. Por ello el gobierno trató de desterrar este demonio, con un intento de aterrorizar a la gente que salió a las calles y se sintió segura de sí misma. El objetivo era enviar un mensaje: no os hagáis ilusiones.
Unos segundos después de anunciarse el veredicto del juicio, mientras los vítores y las celebraciones seguían su curso, los cañones de agua comenzaron a rociar a la multitud y luego la policía antidisturbios comenzó a arrojar gases lacrimógenos. La policía antidisturbios se desplegó en la Avenida Alexandras a toda marcha, atacó a los manifestantes con el apoyo de ¡4 vehículos blindados con cañones de agua!, los persiguió a cientos de metros de la sala del tribunal y en las calles circundantes. Era más que obvio que había un plan y una orden desde arriba para despejar las calles.
Pero también era más que obvio que los agentes de policía estaban más que dispuestos a seguir estas órdenes, mostrando un excesivo celo en sus tareas. Obviamente, los policías estaban decepcionados por el fallo del tribunal contra sus amigos nazis y frustrados por ver las celebraciones antifascistas frente a ellos. La operación policial contra los manifestantes parecía más bien una venganza.
Pero las lágrimas causadas por el spray de pimienta palidecen en comparación con nuestras lágrimas de alegría de hoy.
Que sigan los medios de comunicación publicando una y otra vez fotos de un par de contenedores en medio de la calle y algunos restos quemados aquí y allá tras lanzarse algunos cócteles molotov durante la retirada de los manifestantes, para poder concluir vociferando ¡manifestantes violentos!. Las fotos que representan el significado del 7 de octubre son las increíbles vistas que circulan por internet del mar de gente protestando contra los nazis. Y también las fotos de la señora Magda, finalmente redimida, finalmente reivindicada, levantando su puño fuera del juzgado y gritando “¡Pavlos, lo hiciste!, Lo hiciste hijo mío!”.
Por mucho que intentaran cancelar nuestro día de protesta, que intentaran negarnos el derecho a celebrar nuestra victoria, miles y miles de manifestantes se reagruparon y marcharon desde el juzgado a la plaza Syntagma, en el centro de Atenas, frente al Parlamento griego.
Pero el proceso judicial no ha terminado. La defensa legal de los nazis alegará “factores atenuantes” y se deberá tomar una decisión sobre las penas. Ahora debemos exigir y presionar para que se apliquen las penas más altas posibles y el castigo ejemplar a todos los culpables.
La lucha contra el fascismo, el racismo, la intolerancia y el fanatismo no termina aquí. Tenemos muchas luchas que emprender mientras el sistema que produce y se beneficia de estos vicios siga en pie. Pero la gente con la que podemos librar esta lucha se presentó hoy y declaró que está presente. El veredicto contra los nazis ha significado un nuevo aliento para seguir luchando. La palabra ¡Victoria! que circula en las bocas de miles de personas es algo precioso e inestimable en los tiempos difíciles que estamos viviendo. Pero el otro gran aliento que recibimos hoy han sido las imágenes de las calles fuera de la sala del tribunal y también en las calles de muchas ciudades y pueblos de toda Grecia que estaban llenas de manifestantes: una muestra de nuestra fuerza colectiva.
Tendremos que desplegar esta fuerza social en las próximas luchas, una y otra vez. Sabemos que por delante tenemos un largo camino de lucha contra todo tipo de injusticia. Pero hoy, sólo por un día, podemos sentarnos y sonreír felices, para variar. Pavlos Fyssas: ¡Presente! Hicimos nuestra parte hermano. Y no pasaron.
Katerina Sergidou es militante de DEA. Este artículo ha sido elaborado colectivamente, por militantes de DEA.
Fuente vientosur.info