¿Funcionario público? ¡Que le corten la cabeza!

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

Acusar sin pruebas es infame,
Exonerar con pruebas es delito

Diputado Rolando Gonzalez

Lina Barrantes

El Fiscal General de la República, dio a conocer en días pasados el resultado de sus indagaciones con relación a la estafa de la Trocha. No voy a referirme ni a una investigación que me pareció extremadamente larga, ni a la falta de señalamiento para responsables de primer nivel, ni a la denuncia que el mismo fiscal hace contra el poder judicial, diciendo que este juicio durará como diez años, habiéndose el tomado como seis.

Más bien voy a referirme a una parte humana de este y otros casos.

Un buen día, el ministro de transportes de la administración Chinchilla, Francisco Jiménez, acude a conversar con su superior, la presidenta Chinchilla, y le expone su sospecha —hoy confirmada— de que hay una estafa alrededor de la construcción de la llamada trocha fronteriza. Le advierte a la presidenta, que luego de esa conversación, acudirá a la fiscalía a poner la denuncia —a lo cual está obligado por ley como funcionario público—. Al salir de la fiscalía, oye en la radio que la presidenta anuncia que el ministro ha presentado su renuncia —cosa que no era cierta—. De ahí en adelante, Francisco Jiménez empieza a ser víctima de las peores agresiones de parte de la prensa y las redes sociales. Su expulsión del gobierno lo hace aparecer como responsable de un hecho corrupto, que más bien él descubrió y denunció. Ya han pasado cinco años aproximadamente de eso.

La fiscalía en sus indagaciones, no le imputa absolutamente ninguna responsabilidad a Francisco Jiménez. El además, tampoco era el responsable político de esa construcción, el responsable era el vicepresidente. O sea, a Francisco Jiménez, como ordenaba la Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, ¡que le cortaron la cabeza! Fue primero su sentencia a muerte, y luego años después, cuando no fue ni indagado, nadie recordó que le habían cortado la cabeza.

Fernando Zumbado, siendo ministro de vivienda, ordenó realizar estudios e investigación social antes de construir un proyecto de vivienda. Todos sabemos que parte importante de los problemas que tenemos, es que poco a poco se ha ido rompiendo el tejido social, que es un importantísimo amortiguador de violencia, de delincuencia. Todos los entendidos en la materia, reconocen que no podemos seguir haciendo proyectos de vivienda a lo loco, sin realizar estudios previos, no de ingeniería (¡que también!) sino psico-sociales. La segunda administración Arias, así como lo había sido la primera, trató de ser más seria que el abanico de bonos regalados por aquí y por allá, con el único interés de hacer clientelismo, y de complacer a las constructoras. A Fernando también, la Reina de Corazones decidió cortarle la cabeza. Las redes sociales y la prensa pusieron en duda su honorabilidad, y lo persiguieron por los años que tardaron los tribunales en confirmar que no había nada ilegal en sus actos. Además de la enorme cantidad de dinero invertido en abogados, ¿quién le devuelve la paz que le fue arrebatada durante diez años, solamente por tratar de cumplir fielmente los deberes de su destino?

Rodrigo Arias, fue responsable político de la contratación de consultorías pagadas con fondos donados para ese efecto, por el Banco Centroamericano de Integración Económica. Compareció ante dos o tres comisiones legislativas, ante la Contraloría General de la República, ante la fiscalía. En cada instancia le dieron la razón. Sin embargo, la Reina de Corazones ordenó: ¡que le corten la cabeza! Años después de que las redes sociales y la prensa mancillaran su honor, no hubo causa, no hubo delito, pero no solo todo lo que hizo estuvo a derecho, sino que justamente quienes participaron activamente en su linchamiento, cuando tuvieron poder, repitieron el mismo modelo, me refiero a este gobierno. Pero ya la Reina de Corazones había emitido su sentencia.

Aquellos que juegan con la honorabilidad de funcionarios públicos probos, como Fernando Zumbado, Rodrigo Arias o Francisco Jiménez, pasan la página y buscan otra persona a quien desprestigiar, pero ¿y ellos? ¿Quién les devuelve los años de angustia y los miles de comentarios horribles en su contra?

¿Será acaso que las reglas del juego ahora son esas y que, así como existen las pólizas de fidelidad que tienen que tener los funcionarios públicos, y las declaraciones de bienes que hay que llenar al entrar y al salir de la función pública, ahora hay que asumir, que hay una Reina de Corazones que ordenará: ¡que le corten la cabeza! antes de cualquier valoración jurídica sobre su actuar?

¡que le cortaron la cabeza!

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* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.

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Un comentario

  1. Carlos Alberto Echandi Meza

    Como se llama esa reina de corazones ????
    La educacion que reciben nuestros periodistas yLa prensa «»»El matutino de Tibas»»», en union a los canales de television

    Pueden crucificar a cualquiera y ni pena les da, menos pedir perdon

    Cuarto poder de la republica en manos de migrantes

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