Humillación, expolio y dominación
Por Eduardo García Granado* – Diario Red
El borrador, difundido por medios como The Telegraph, evidencia el interés del gobierno de Donald Trump de someter económica y políticamente a Kiev
Hace unos días, un supuesto borrador con exigencias estadounidenses para Ucrania se filtraba. Aparentemente, provenía de fuentes turcas, por lo que la cautela se tornaba necesaria. La confiabilidad del documento, no obstante, se vio fortalecida tras la veracidad que le otorgó el medio británico The Telegraph. El borrador es nítido: Trump ofrece a Kiev una paz cara, frágil y que consolide la dependencia del país; es un ofrecimiento injusto, pero basado en la extrema debilidad del gobierno de Zelenski y de Ucrania en general.
Inicialmente, el texto expone cuatro premisas: 1) que Estados Unidos ha provisto de “significativo apoyo financiero y material a Ucrania” desde 2022 en el marco de la guerra; 2) que Estados Unidos “desea invertir junto a Ucrania en una segura y libre Ucrania”; 3) que Estados Unidos y Ucrania desean “una paz duradera” y “una asociación duradera entre ambos pueblos y gobiernos”; y 4) que Estados Unidos y Ucrania esperan que “las partes hostiles del conflicto no se beneficien de la reconstrucción de Ucrania”.
La apertura, pues, marca un punto de partida decisivo: Estados Unidos ha aportado mucho al esfuerzo de guerra ucraniano. En consecuencia, como se esboza en el borrador, debe obtener ventajas durante el proceso de paz en Ucrania. Del hecho de que la guerra inició en parte como consecuencia de la agresividad de la OTAN en el este de Europa, y de que no se detuvo en 2022 como consecuencia de la negativa del gobierno de Joe Biden, no hay mención. Por supuesto, el gobierno de Trump está jugando sus cartas consciente de la inmensa debilidad en la que Rusia, Europa y el propio Estados Unidos han sumido a Kiev.
El elemento central del borrador es el Fondo de Inversión para la Reconstrucción, que incluye, según el texto, recursos minerales, recursos gasísticos y petrolíferos, puertos y otras infraestructuras. Desde el minuto cero de las conversaciones, pues, Estados Unidos reconoce el valor estratégico de Ucrania en clave energética y de recursos minerales; no es para menos, en el contexto de una aceleración de la disputa contra China en el campo tecnológico y en el marco de un esfuerzo de Estados Unidos por reforzar su posición como proveedor de energía. En este sentido, véase el auge del gas licuado norteamericano en Europa tras el boicot contra el gas ruso.
Washington se reserva el derecho de “igualar” la oferta de terceros actores y adjudicarse para sí el acuerdo
Como parte de la propuesta estadounidense, se establece que el gobierno de Ucrania recibirá el 50% de los ingresos resultantes de licencias que se hayan emitido para los recursos ucranianos mencionados anteriormente; existirá, no obstante, un gravamen sobre dichos ingresos que favorecerá a Estados Unidos. El borrador, además, define que “el gobierno de Estados Unidos tendrá el derecho de tanteo para la compra de minerales exportables”. Es decir, que para cada compra de recursos minerales ucranianos, Washington se reserva el derecho de “igualar” la oferta de terceros actores y adjudicarse para sí el acuerdo.
“El Fondo de Inversión para la Reconstrucción tendrá el derecho exclusivo para establecer el método, criterios de selección, términos y condiciones que deberá utilizar el gobierno de Ucrania para otorgar y documentar licencias futuras para extraer o monetizar de otro modo los recursos naturales de Ucrania sujetos a este Acuerdo”. Es decir, que Kiev estará sujeto a los mandatos de Washington a la hora de concretar licencias sobre sus recursos energéticos y minerales.
El acuerdo que habría ofrecido Estados Unidos a Ucrania, de duración indefinida, obliga a Ucrania a renunciar “a la inmunidad soberana con respecto a su responsabilidad” y “a la inmunidad respecto del embargo y ejecución contra activos según sea necesario para satisfacer cualquier reclamo que el gobierno de Estados Unidos (o cualquier delegado del gobierno de los Estados Unidos) pueda tener contra el gobierno de Ucrania”.
El equipo de Trump exige también el derecho a “auditar” la contribución del gobierno de Ucrania al fondo e impone una obligación sobre Kiev de “reportar mensualmente recibos y otros asuntos de relevancia” sobre los recursos mencionados en el acuerdo. El gobierno estadounidense, por otro lado, completa las exigencias así: «El Gobierno de Estados Unidos nombrará un ingeniero y auditor independiente pagado por el gobierno de Ucrania». Es difícil exagerar los términos de la humillación a Ucrania impuestos por Estados Unidos en el texto.
Donald Trump ha insistido en la urgencia de un acuerdo con Ucrania que satisfaga, en primer lugar, los intereses de Washington
En fin, el borrador cierra con las siguientes líneas: “Entre otras representaciones y garantías de Ucrania, no existe disposición constitucional, ni ninguna disposición de ningún tratado, convención, estatuto, ley, reglamento, decreto, orden judicial o similar autoridad vinculante para Ucrania (o cualquier afiliado del mismo), ni ninguna disposición de cualquier contrato, acuerdo o instrumento del que el gobierno de Ucrania (o cualquier afiliado del mismo, incluidos, entre otros, Ukravtodor) sea parte, que pueda ser contrariada o violada, o bajo el cual pueda surgir un incumplimiento material o pueda efectuarse una moratoria en relación a cualquier obligación por dinero prestado del gobierno de Ucrania, como resultado de la ejecución, entrega o desarrollo de las obligaciones que deberá asumir Ucrania en virtud de los acuerdos aquí contemplados”.
Es difícil asegurar que el borrador sea, en efecto, veraz, aunque las confirmaciones pueden precipitarse tras la posición de The Telegraph. En cualquier caso, no sería sorprendente. Donald Trump ha insistido en la urgencia de un acuerdo con Ucrania que satisfaga, en primer lugar, los intereses de Washington. La guerra, promovida y sostenida en parte por la administración Biden y, en retrospectiva, por anteriores gobiernos estadounidenses, podría cerrarse con un ventajoso acuerdo para los intereses extractivistas de Estados Unidos. De paso, la crisis securitaria la afrontarán los europeos. En base a este texto, Ucrania es humillada frente a un Washington que aprovecha la debilidad relativa de Kiev, apuntalada tras tres años de belicismo en Europa y Norteamérica.
* Politólogo y maestrando en Relaciones Internacionales. Miembro de Descifrando la Guerra. Colaborador e invitado en varios medios escritos y audiovisuales como analista internacional. Escribo sobre la península de Corea, Argentina y América Latina.
Vía Other News