Escribir contra el olvido: 10 años de la muerte de Günter Grass

Por Klaus Blume (dpa)

Gunter Grass
ARCHIVO – El escritor Günter Grass fuma en pipa en Lübeck en una imagen del 10 de marzo de 2010. Foto: Maurizio Gambarini/dpa

Berlín/Lübeck, 8 abr (dpa) – La imagen más recordada del escritor alemán Günter Grass se caracteriza por su bigote, sus gafas y la pipa de fumar, una apariencia que resurgirá este domingo 13 de abril, cuando se conmemore el décimo aniversario de su muerte.

Con «El tambor de hojalata», Grass creó un clásico de la literatura alemana. Recibió el Premio Nobel por su obra literaria en 1999. Como intelectual comprometido, tenía algo que decir sobre todo, a veces era molesto, pero siempre se le escuchaba, hasta que su voz se silenció para siempre.

Grass falleció en Lübeck, en el norte de Alemania, a la edad de 87 años. Nació en 1927 en Danzig, entonces una ciudad libre bajo la supervisión de la Liga de Naciones con un 95 % de población de habla alemana. Hoy esa ciudad es conocida como Gdansk, la sexta ciudad más grande de Polonia. Con 32 años, escribió la novela que colocaría a Danzig en el mapa de la literatura mundial.

Más que un escritor

Grass ya había recorrido un largo camino antes de llegar a «El tambor de hojalata»: el servicio militar hacia el final de la Segunda Guerra Mundial –en las Waffen-SS, como admitió solo décadas después–, su posterior condición de prisionero de guerra y luego, como millones de otras personas desplazadas, un nuevo comienzo en Alemania Occidental.

En Düsseldorf realizó prácticas como cantero y estudió diseño gráfico y escultura, tras lo cual acudió a la Academia de Bellas Artes de Berlín.

Se suponía que escribir lo haría famoso, pero los gráficos, dibujos, grabados y esculturas que Grass dejó muestran que podía hacer más que simplemente escribir. En 1956 debutó como poeta con el volumen «Las ventajas de los urogallos». Poco después apareció su primera novela, que también se convirtió en su mayor éxito.

El pequeño tamborilero Matzerath

«El tambor de hojalata» es la historia de Oskar Matzerath, un niño de Danzig que, a los tres años, decide dejar de crecer. Desde su perspectiva de niño, observa el mundo de los adultos, comenta los acontecimientos con un rugido ensordecedor en su tambor de hojalata y rompe cristales con sus gritos.

Utilizando imágenes surrealistas y grotescas, Grass procesó la época nazi, la guerra y la posguerra desde una perspectiva completamente nueva.

Brillantemente adaptada al cine por Volker Schlöndorff en 1979, «El tambor de hojalata», publicada en 1959, es parte de la «Trilogía de Danzig», que se completó con la novela corta «El gato y el ratón» (1961) y la novela «Años de perro» (1963).

También se trata de la época del nacionalsocialismo y de la pérdida de la patria. Escribir contra el olvido se convirtió en el lema del autor. Entre sus últimos grandes éxitos se incluyen «El rodaballo» (1977), «La rata» (1986) y «A paso de cangrejo» (2002).

Campaña electoral de Willy Brandt

Cuando Grass escribió «El tambor de hojalata», vivía en París. Un año más tarde se trasladó a Berlín, a la Niedstrasse 13, en el barrio de artistas de Friedenau. En aquella época era portavoz del «Grupo 47», el legendario círculo de escritores de Alemania Occidental de la posguerra.

Apoyó al Partido Socialdemócrata (SPD), escribió discursos para el líder del partido Willy Brandt, que fue canciller de 1969 a 1974, e hizo campaña electoral por él de cara a los comicios de 1965, 1969 y 1972. Cuando el sucesor de Brandt, Helmut Schmidt, cayó por una moción de censura en el Bundestag en 1982, Grass se unió al SPD.

A su vez, cuando una década más tarde el partido aceptó modificar el derecho de asilo en la Ley Fundamental (Constitución), lo abandonó.

«Era un amigo en quien confiar»

Las personas que conocieron personalmente a Grass elogian su humanidad y generosidad. «No solo fue un enriquecimiento para la literatura, sino también un amigo fiel, aunque siempre arremetía contra la derecha y la izquierda», dijo a dpa el escritor berlinés Hans Christoph Buch (nacido en 1944), que también vivió en Friedenau.

Grass no solo era considerado un buen anfitrión, sino también un excelente cocinero y un gran bailarín, como se puede ver en las fotos de la gala del Premio Nobel de 1999, donde arrasó en la pista de baile con su hija Helene.

Las críticas

Cuando en 1990 el autor se pronunció en contra de la reunificación alemana, a diferencia de Brandt, fue recibido con gestos de rechazo. Y sus últimos trabajos no recibieron tanto reconocimiento como sus primeros éxitos.

Uno de los puntos más álgidos de las críticas fue el fotomontaje de la portada de la revista de actualidad «Der Spiegel» de 1995, en el que el crítico literario Marcel Reich-Ranicki (1920-2013) parte en dos el libro «Es cuento largo». En una reseña publicada en la revista, el crítico le escribió al autor: «Considero que su novela ‘Es cuento largo’ es un completo fracaso».

En 2006, en su libro autobiográfico «Pelando la cebolla», Grass reveló su pasado bélico en las Waffen-SS a los 17 años. Muchos sintieron sin embargo que la confesión llegaba demasiado tarde y recordaron con qué frecuencia el propio autor había reprochado a sus contemporáneos su pasado nazi.

Poema fallido

Grass no tuvo suerte con su poema de 2012 «Lo que hay que decir». En el que resultó ser un fracaso literario, Grass acusa a la «potencia nuclear Israel» de poner en peligro la paz mundial y de considerar que un primer ataque nuclear contra Irán podría «aniquilar al pueblo iraní» y de utilizar submarinos alemanes para hacerlo. Sus amigos intentaron en vano disuadirlo de publicarlo.

Desde 1987, Grass vivió en Behlendorf, a unos 25 kilómetros al sur de Lübeck, en el estado federado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania. En Lübeck, ciudad natal de Willy Brandt y Thomas Mann, la Casa de Günter Grass conmemora desde 2002 al polifacético artista. El 14 de abril se homenajeará al difunto con el evento «Grass for Future», en el centro Kulturwerft Gollan de la ciudad hanseática.

Bloc de notas

INTERNET

Sitio web de la Günter Grass-Haus (en inglés)

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