Progresemos
Carlos Manuel Echeverría Esquivel
La emprendeduría, o sea, la capacidad de iniciar un nuevo proyecto que concreta, no necesariamente pecuniario pero que implica riesgo, ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Es lo que facilita el progreso especialmente cuando los recursos son limitados. Puede ser muy eficiente y eficaz.Emprendedurismo siempre presente. No todas las sociedades lo fomentan o lo han dejado florecer. América Latina es un ejemplo de mal praxis en este aspecto y Costa Rica no escapa a ello. No es sino hasta que se “liberan las amarras” luego de la independencia y más aún cuando el liberalismo no necesariamente económico empieza a dominar, que el emprendedurismo y con ello el progreso florece propulsado y atrayendo a la vez oleadas de inmigrantes ávidos de emprender. La tecnología moderna y la prevalencia de la economía de mercado en sus diferentes concepciones ha facilitado su desarrollo.
La emprendeduría no es fácil. Hoy en día en nuestro país esa capacidad y espíritu de muchos seres humanos -no tantos todavía como se quisiera- de investigar, pensar en nuevas oportunidades y entonces emprender es más que una moda y merece un adecuado respaldo. Falta mucho por hacer a pesar de que se incentiva el comportamiento emprendedor con buena respuesta por parte de los emprendedores potenciales. Pero ojo…hay que ser cuidadosa para no “embarcar” a tanto joven comprometido con su desarrollo personal, pero inexperto y quizás con dificultades para proyectar su negocio a futuro y entender las particularidades de la gestión del mismo. No es fácil estudiar y entender el esquema de costos, el punto de equilibrio en “metálico” o en cantidades; el entender el mercado, el diseñar una estrategia global de mercadeo y los sistemas de control, calibrar la competencia, gestionar correctamente día a día y así sucesivamente. El generar productividad para la competitividad y economía de escala donde se pueda no es sencillo de lograr.
El apoyo institucional. No todos los emprendimientos salen adelante. Me atrevería a decir que la mayor parte fracasan o los emprendedores no ven los resultados que esperaban y se aburren. Es el aparato estatal, ojalá trabajando como eco sistema cercanamente con las muchas ONGs que realizan una labor de apoyo encomiable, el encargado de brindar ese respaldo o y guía que estimule los emprendimientos prometedores y redireccione los que no lo son para evitar frustraciones, pérdidas financieras institucionales o endeudamientos agobiantes. Para eso la actitud de muchos funcionarios públicos tiene que cambiar y por supuesto esquemas burocráticos de servicio inadecuados que desestimulan a menudo hasta a los más valientes deben modernizarse tomando en cuenta el paradigma emprendedor.
La asociatividad en el trabajo y los encadenamientos. Emprendimientos muy limitados en su capacidad de generar volumen a menudo están condenados al fracaso. Se trata de generar economías de escala para aprovisionarse de insumos y servicios requeridos, así como para comercializar los bienes y servicios generados con valor añadido. Ello hace necesario el pensar en esquemas organizativos que asocien empresas unas con otras promoviendo consorcios.
Otro aspecto importante a considerar es el del encadenamiento productivo con empresas que compren los bienes o servicios producidos, como insumo para sus propios procesos. El tener un cliente fijo trae estabilidad, facilita el adquirir experiencia y ayuda a alcanzar el punto de equilibrio más fácilmente, así como generar un flujo de caja positivo. El flujo de caja es la sangre del emprendimiento. Si es negativo recurrentemente se requiere transformar el emprendimiento o liquidarlo.
El cooperativismo de autogestión, donde todos los que trabajando son asociados y para ser asociado hay que trabajar en la empresa, que requiere un mínimo de 12 asociados para constituirse legalmente, es una excelente alternativa para emprender colectivamente. Con 12 personas trabajando, se puede pensar en especialización, división del trabajo y volumen. Estoy seguro que los emprendedores que quieran formalizarse como cooperativa autogestionaria serían bien recibidos en la Comisión Permanente de Cooperativas de Autogestión (CPCA).
Formación emprendedora. Todavía nuestro sistema educativo promueve el ideal de encontrar un trabajo fijo ya sea en la empresa privada o en la pública, que requiere poco emprendimiento. Esto es algo que se puede y se debe corregir. El “cuello de botella”, como tanto sucede en otros temas de la educación, está ligado a la ausencia de programas formativos específicos, así como a la disposición y formación de los cuerpos docentes, para que impregnen a los estudiantes del espíritu emprendedor.
Error limitar el concepto emprendedor. Ciertamente Bill Gates empezó Microsoft en un garaje y hay mucha empresa que ha sido exitosa viniendo de un origen mínimo. También el que emprende en una gran empresa debe ser reconocido como tal.
Babson College, entidad de educación superior referente en este campo, insiste en que se debe emprender donde quiera que uno trabaje. Si las instancias públicas o privadas de apoyo o control se afirman como eco sistema que promueva la emprendeduría internamente y la retribuya y la canalice adecuadamente, aumentará la productividad y competitividad de la empresa. Así mismo, los funcionarios emprendedores de control o apoyo tendrán una buena razón para su realización personal.
El progreso sostenido demanda creatividad aplicada y concreta, que se aproxime incrementalmente a un uso más efectivo de los recursos materiales, tecnológicos y humanos con que se cuenta. La emprendeduría juega un papel central para satisfacer esa demanda. Merece un trato más comprometido por parte del Estado.
Excelente comentario. Muchas gracias don Carlos Manuel!