En la corte del Rey Carmesí

Bazar digital

Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

El año pasado se cumplieron 50 años de uno de los discos más icónicos de la música progresiva. Aunque estrictamente no fue el primero, se le considera así por haber definido al género y el que dio la pauta a seguir en esa categoría musical. “In the Court of the Crimson King (An Observation by King Crimson)” es el álbum debut del grupo inglés King Crimson,​ producido y publicado en 1969. Y uno de los que me marcó para siempre y me hizo enamorarme de ese género musical, desde entonces mi favorito.

Pero bueno, ¿de qué se trata esto de la música progresiva? Primero decir que voy a escribir del rock progresivo en particular, esto lo digo porque no solo la música progresiva se manifiesta en el rock, pero es el más conocido y que goza de alguna popularidad (si se puede decir esto).

Entonces, de forma resumida, el rock progresivo toma varios elementos y técnicas del jazz y la música clásica, como cambios de ritmo, uso de contrapunto, e instrumentación más compleja que el rock tradicional. De hecho, rara vez sigue la estructura típica del rock y pop, favoreciendo más bien el uso de interludios, por lo que las piezas suelen ser mucho más largas. Otra característica es la creación de álbumes temáticos o conceptuales, uno de sus puntos fuertes. Es música hecha por aquellos que entienden de música, para personas con oídos entrenados. En algún lado en internet leí que un violinista de una Orquesta Sinfónica, al escuchar a King Crimson dijo “No los conozco, pero saben lo que hacen, y bien”.

¿Por qué me gusta la música progresiva? para mi es un reto mental, es como armar un rompecabezas en la mente, escucharla y armar cada uno de esos sonidos, gracias a la comprensión, hace que disfrute de todo lo que escucho. Es decir, es música para pensar y disfrutar, no necesariamente por la letra, que es importante, pero más que todo por la melodía.

En Costa Rica a mediados de los años 70 del siglo pasado, la radio FM era incipiente, había muy pocas emisoras que transmitían en esa frecuencia, y las que estaban eran simples repetidoras de sus contrapartes en AM. Sin embargo, hubo dos emisoras originales de FM que programaron música progresiva, algo muy novedoso y audaz para la época, pero que demostraba el auge del género en el país y el mundo. De hecho la década de los 70 es considerada como la edad de oro de ese género musical.

Una de las emisoras se llamaba “Circuito Stereo”. Recuerdo el eslogan o lema que tenía era “102,3 desde la montaña Circuito Stereo”, pero les gustaba llamarse simplemente “102,3”. La escuchaba todos los días, era genial, y transmitía en FM stereo, que aunque no lo crean era una novedad en aquel entonces, ya que solo un puñado de estaciones contaba con esa tecnología. La otra emisora era “Top 12” que pasaba música progresiva a partir de las 7 de la noche y hasta la madrugada, algo inusual por cierto.

No quiero dejar de mencionar el programa “Música progresiva” que se pasaba los sábados a las 6 de la tarde por Radio Universidad, que creo aún se transmite y que pasó a la TV en el canal 15 de la UCR, que también aún se mantiene al aire. Todo un logro. En aquellas épocas nunca me lo perdía.

En 102,3 fue donde por primera vez escuche a King Crimson, en particular la canción “Epitafio”. No puedo describir las sensaciones que esa canción me produjo. Sin el disco, a mano, lo único que quedaba era esperar a que la volvieran a programar. No era como ahora que prácticamente se consigue cualquier canción (¡bendito internet!). En algún momento el acetato llegó a Costa Rica y pasé a ser su orgulloso poseedor. Ya no tenía que pasar largas horas de espera (incluso días) para volverla a escuchar.

King Crimson es considerada una de las bandas pioneras y uno de los pilares del género, más allá de su diversificación sonora y mutaciones estilísticas. Ha ganado un gran número de seguidores a pesar de tener poca presencia en la radio, televisión u otros medios de comunicación. Originaria de Inglaterra. Robert Fripp, el guitarrista y líder, es el único miembro que ha formado parte de King Crimson durante toda su historia, si bien algunos otros músicos como Bill Bruford, Adrian Belew o Tony Levin tienen una larga trayectoria en el grupo también.

Ahora si, el álbum se destaca por la combinación de las letras y la instrumentación (con importante influencia de jazz y música clásica). Si bien otros artistas habían fusionado a estos géneros con el rock, el debut de King Crimson tuvo una atmósfera mucho más oscura y reflexiva (en gran parte gracias a las ideas de Peter Sinfield, quien escribió las letras). Además, es uno de los primeros álbumes que se destacan por sus largas canciones​ (algunas con partes con nombre propio, con muchas improvisaciones y muy complejas), su concepto y su arte de portada (diseñada por Barry Godber). Y si, ¡que portada!, una verdadera loquera, que aún hoy no deja de impactarme. Según Fripp, el dibujo representa al Schizoid Man y el de la cubierta interior nos muestra al Crimson King, el Rey Carmesí. Desde luego, sus expresiones, sus colores, reflejan perfectamente el contenido musical del álbum. No había visto nada parecido y maravilloso desde los tiempos del famoso grito de Edward Munch.

Este trabajo alcanzó el puesto cinco en las listas inglesas y el puesto 28 en las de Estados Unidos. Fue remasterizado a fines de los años 80.

Les hablé brevemente de “Epitafio”, pero en realidad todo el disco es una obra maestra. Del sitio mariskalrock.com tome una descripción de las cinco canciones del álbum, con algunos apuntes de mi parte:

21st Century Schizoid Man (Hombre esquizoide del siglo 21): Declaración de principios del disco. Auténtica bomba musical que combina elementos de rock y de jazz, con un larguísimo y sesudo solo de guitarra, caóticos pasajes de saxofón y batería, voces distorsionadas que hablan, crípticamente, sobre la guerra de Vietnam y el consumismo. Impresionante el final del tema.

I Talk To The Wind (Yo le hablo al viento): Contrapunto bestial a la primera canción. Tranquila y bucólica melodía, donde las flautas y la ahora dulce voz de Greg Lake nos llevan a una especie de falsa paz donde un hombre desesperado habla al viento de la confusión y desilusión que hay a su alrededor, pero el viento no escucha, el viento no puede escuchar. Una melodía preciosa con la incorporación de la flauta.

Epitaph (Epitafio): Con un redoble de tambor empieza el tercer tema del disco. Preciosa y épica, con una letra poética, pesimista y profética sobre el presente y el futuro: “The fate of all mankind I see is in the hands of fools” (Como lo veo el destino de toda la humanidad está en las manos de tontos). La música y la sentida voz de Lake nos arrastran, hundiéndonos en la desesperanza, con el desgarrador estribillo «Yes I fear tomorrow I’ll be crying» (Si temo que mañana estaré llorando).

Para que comprendan cual es el sentimiento que deja esta canción, les transcribo esta descripción que tomé del sitio web “Nación progresiva”, escrito por Matías Garcia:

Ahora viene Epitaph, la canción más grande jamás compuesta y nuevamente quedo sin palabras. ¿Qué puedo decir de esta canción? ¿Cómo puedo expresar en palabras lo que siento y lo que me produce? Es uno de los himnos de la melancolía, la tristeza, la epicidad y hermosura en todos sus aspectos. Desde la poesía de sus letras, la tracendental melodía y la sublime instrumentación unida al amargo registro vocal, dibujan una sobrecogedora atmósfera afligida. El melotrón de McDonald erige ante nosotros su pasional arquitectura sonora, destruyendo nuestros corazones y nuestras almas con su introducción, el eco de su poder se desvanece en el silencio con el viento para dar paso a una minimalista batería de Giles que se hunde en tu ser en cada golpe como los latidos de tu corazón. Esta canción late y ese latido guia y conduce suavemente la voz de Greg para que las semillas de la letra, esa letra llena de existencialismo y melancolía vayan avanzando entre sístoles y diástoles por tus venas, entre susurros y suspiros traídos por Robert Fripp y su guitarra. Y de nuevo, como un dejavú, como un eterno recuerdo presente que sobrevuela por el universo carmesí, vuelve solemne el melotrón y nos aniquila, nos destroza, nos despoja de todo. Epitaph es una canción que se escucha por dentro, con el alma, se escucha desde otro planeta. Epitaph nos eleva al olimpo de su sinfonía para luego dejarnos gravitando a su voluntad. Lo es todo.

Moonchild (Hijo de la luna): Comienza con una bonita melodía acompañada con el sonido del mellotrón y los platillos. Cuando cesa la voz, empieza el desafío para el que escucha, con una larga improvisación instrumental donde suenan, de manera aislada, caótica y arrítmica diferentes instrumentos.

In The Court Of The Crimson King (En la corte del Rey Carmesí): La canción que da nombre al disco. Arreglos sinfónicos con toques medievales combinados con elementos de jazz y blues. Letras crípticas sobre brujas y bufones, y solos de flauta firman el perfecto final de esta extraña reliquia musical.

Las cinco canciones están en la lista de las 100 mejores canciones de música progresiva de todos los tiempos. Que puedo decirles, escucharlas es una experiencia única. Eso si, tengo claro que no son para cualquiera. No a todos les gusta esta clase de música.

En el anexo podrán encontrar la letra de la canción Epitaph y un intento de traducción de mi parte.

Con la ayuda de la Wikipedia y otras fuentes.

Anexo

The wall on which the prophets wrote
Is cracking at the seams
Upon the instruments of death
The sunlight brightly gleams
When every man is torn apart
With nightmares and with dreams
Will no one lay the laurel wreath
When silence drowns the screams
La pared en la que escribieron los profetas
Se está agrietando en las costuras
Sobre los instrumentos de la muerte
La luz del sol brilla intensamente
Cuando todo hombre es destrozado
Con pesadillas y con sueños
¿Nadie pondrá la corona de laurel?
Cuando el silencio ahoga los gritos
Confusion will be my epitaph
As I crawl a cracked and broken path
If we make it, we can all sit back and laugh
But I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
La confusión será mi epitafio
Mientras me arrastro por un camino agrietado y roto
Si lo logramos, todos podemos sentarnos y reír
Pero temo que mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Between the iron gates of fate
The seeds of time were sown
And watered by the deeds of those
Who know and who are known
Knowledge is a deadly friend
If no one sets the rules
The fate of all mankind, I see
Is in the hands of fools
Entre las puertas de hierro del destino
Las semillas del tiempo fueron sembradas
Y regado por las obras de aquellos
Quien sabe y quien es conocido
El conocimiento es un amigo mortal
Si nadie pone las reglas
El destino de toda la humanidad, veo
Está en manos de tontos
The wall on which the prophets wrote
Is cracking at the seams
Upon the instruments of death
The sunlight brightly gleams
When every man is torn apart
With nightmares and with dreams
Will no one lay the laurel wreath
When silence drowns the screams
La pared en la que escribieron los profetas
Se está agrietando en las costuras
Sobre los instrumentos de la muerte
La luz del sol brilla intensamente
Cuando todo hombre es destrozado
Con pesadillas y con sueños
¿Nadie pondrá la corona de laurel?
Cuando el silencio ahoga los gritos
Confusion will be my epitaph
As I crawl, a cracked and broken path
If we make it, we can all sit back and laugh
But I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Crying, crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Yes, I fear, tomorrow, I’ll be crying
Crying
La confusión será mi epitafio
Mientras me arrastro, un camino agrietado y roto
Si lo logramos, todos podemos sentarnos y reír
Pero temo que mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Llorando, llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Si, temo, mañana estaré llorando
Llorando

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Un comentario

  1. Jorge Villaplana

    A propósito de el rey carmesí, como muchos otros jóvenes aficionados al prog en CR, no tuve la oportunidad de verlos en vivo hasta que ya era «grande», cuando viví en Arizona. En ese tiempo también tuve la oportunidad de ver a Yes, Marillion, Premiata Forneria Marconi (PFM), y Banco, mi banda favorita. Con tristeza he visto como los miembros de estas legendarias bandas, ya crecidos en años, han ido muriendo aunque su legado musical vive. Gracias al Covid 19, nuestro querido amigo Federico Mata y yo fuimos víctimas de la cancelación del Cruise To The Edge en la cual participarían varias bandas famosas en Abril de este año. Aunque las bandas no son las mismas, sino mas bien rejuntados de algunos de los integrantes originales y talentosos músicos mas jóvenes, la experiencia hubiese sido maravillosa. Ya los grupos de los 70s nos dejan pero hay muchas bandas nuevas, llenas de talentosos músicos que continúan la tradición prog. Tuve la gran bendición de conocer a Max Polini, gran amigo de mi hermano mayor y socio de la estación de radio. A través de él, en mi primer año de universidad tuve un programa en 102,3 FM desde la montaña. Posterioirmente, de manera un tanto errática participé en el grupo Catársis y tuve el honor de que el primer CD que se tocó en Radio Universidad fue durante un programa de Música Progresiva que coordiné: Folksongs for a Nuclear Village de Shadowfax. Hicimos el programa en vivo y yo llevé mi recién adquirido CD player (y pensar que hoy en día son casi obsoletos…). Federico Mata está a cargo de los programas en la tele y Giorgio Murillo de los de la radio, si mal no recuerdo. Gracias Carlos por transportame a una época muy atesorada en mi vida.

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