Elecciones 2026

Una perspectiva crítica, en medio del neopopulismo y la crisis del sistema político costarricense

Elecciones

Ocean Castillo Loría

I

Hay tanto que decir sobre múltiples temas; para ello, hemos decidido “trabajar horas extras”: no vaya a ser que pase el tiempo y la actualidad de los tópicos, sobre los que deben exponerse criterios a profundidad.

Un primer punto que queremos dejar claro, es que: en efecto, hay un colapso cognitivo, estratégico y simbólico de las élites de los participantes del sistema de partidos políticos en el país. Valga decir que, esto, no solo está ocurriendo en los partidos que han gobernado el territorio nacional: el PLN, el PUSC, el PAC y el mismo Chavismo (Incluso, en el caso de este último, el problema se complejiza: dice Z. Bauman: “El populismo ofrece alivio simbólico inmediato, pero raramente reconstruye vínculos sociales duraderos”).

Esto, se observa en los lazos entre: poder político – ciudadanía – democracia representativa (Parte de lo que, desde una visión socialdemócrata – cristiana, podemos definir como: “democracia política”: democracia política, que, en el caso del Chavismo, es una narrativa cerrada).

Si vamos a las teorías propias de la política comparada, en efecto, “los tiempos de alineamiento partidario”, son cosa del pasado. Los partidos, parecen haber dejado de lado a las “masas”, pero tampoco tienen claro “ser de cuadros”. Independientemente de ello, la pregunta que se abre es: ¿A quiénes representan los partidos políticos?

Tanto en la “Primera” como en “la Segunda República”, no deja de verse un pluralismo limitado: en el “régimen liberal”, hubo momentos de voto censitario y de fuerte personalismo; durante “la Segunda República”, hubo un momento de proscripción del Partido Comunista (Vanguardia Popular).

Precisamente, con la fundación del Partido Liberación Nacional (PLN) y la oposición con mezcla de liberales y socialcristianos (Calderonistas), entraría en una clara alternancia del poder:

  • José Figueres Ferrer (1953 – 1958).
  • Mario Echandi Jiménez (1958 – 1962).
  • Francisco J. Orlich (1962 – 1966).
  • José Joaquín Trejos (1966 – 1970).
  • José Figueres Ferrer (1970 – 1974).
  • Daniel Oduber Quirós (1974 – 1978).
  • Rodrigo Carazo Odio (1978 – 1982).

Como puede verse, en esta etapa, donde la socialdemocracia y la oposición “estaban más cerca de sus raíces históricas”, se da alternancia, pero no pura (En 1970 – 1978, donde por 8 años, gobernó el PLN).

Por otra parte, quizás, mientras algunos autores afines al liberalismo, hablan de una ciudadanía desmovilizada, esto no es cierto: en el periodo de Trejos al tercer gobierno de Figueres Ferrer, se dio el “Movimiento de ALCOA” y luego, múltiples manifestaciones de oposición a las políticas económicas, durante la administración Carazo (Decimos, políticas económicas, porque ellas cambiaban desde las distintas ideologías, de los que rotaban en el equipo económico del gobierno).

Luego, ya sea a partir de la privatización de las empresas de CODESA o con la aprobación del PAE I, comienza la igualación ideológica de los partidos tradicionales PLN y PUSC, en pro del economicismo:

  • Luis Alberto Monge (1982 – 1986).
  • Oscar Arias Sánchez (1986 – 1990).
  • Rafael Ángel Calderón F. (1990 – 1994)
  • José María Figueres Olsen (1994 – 1998).
  • Miguel Ángel Rodríguez (1998 – 2002).
  • Abel Pacheco de la Espriella (2002 – 2006).
  • Oscar Arias Sánchez (2006 – 2010).
  • Laura Chinchilla Miranda (2010 – 2014).

En esta etapa, hay momentos de:

  • Clara corrupción.
  • Desgaste (Que se verá en la oposición a la política hacendaria de Thelmo Vargas, al pacto “Figueres – Calderón”, al “Combo del ICE” y al “DR – CAFTA”).
  • Oposición a la “devastante” globalización monetarista.
  • Clara exclusión social.

En este contexto, los partidos tradicionales, dejan de ser mayoritarios y, les cuesta adaptarse a las nuevas realidades: es el momento de la aparición y gobiernos del Partido Acción Ciudadana (PAC): Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado Quesada.

Pese a ello, en el caso del Partido Liberación Nacional (PLN), se siguen observando lecturas coyunturales, pero “cerrando los ojos, ante sus problemas estructurales”; en el caso del PUSC, parece que, hay sectores que “siguen en lo mismo”; y otros, tratando de “ver lo de fondo”; hasta los de más allá, que han “tratado de negociar y en mucho, han logrado cuotas de poder”.

Con este telón de fondo, chocan el “ser” y “el deber ser”: creemos que, hoy más que nunca, requerimos de partidos políticos programáticos, pero frente a ello, hay sectores de la oposición, que han abrazado que, “esta elección es un plebiscito sobre la realidad del neo populismo Chavista”.

Quienes han optado por esta tesis, en sus errores, parece (Así lo establecen las encuestas del CIEP – UCR; e IDESPO – UNA), que le están sirviendo la Presidencia de la República al oficialismo. Si partimos de ello, “la carrera a la que habría que ponerle atención, es a la de la Asamblea Legislativa”.

Pero regresemos ahora, a lo que hemos dicho, a saber: hay sectores de la oposición, que han abrazado que, “esta elección es un plebiscito sobre la realidad del neo populismo Chavista”. Ese neo populismo, pone en la palestra, el enfrentamiento con “los ticos con corona”.

Ellos, al estar en el poder, se abrazan de la legitimidad legal, aunque vayan erosionando la “legitimidad de hecho”, la que se construye todos los días, en el ejercicio del gobierno; conteste a su formación, la legitimidad legal, viene ligada a:

  • El uso de un lenguaje tecnocrático (Aunque no tengan legitimidad comunicativa, como la define Habermas).
  • Ejecutar “la democracia procedimental”.
  • El moverse dentro de los límites institucionales.

Pero han perdido:

  • Autoridad moral (¿Ética?) (Desde el escándalo del fondo de emergencias, hasta la UPAD).
  • Capacidad de persuasión (Desde la salida de Thelmo Vargas, hasta el uso dilatorio del diálogo con sindicatos, para la aprobación de la reforma fiscal de la administración Alvarado Quesada).
  • Conexión simbólica con la ciudadanía (Desde el enfrentamiento de Monseñor Arrieta, con la administración Calderón Fournier, hasta los gritos de Alvarado Quesada, en Guanacaste, en julio del 2019).

Tal realidad está relacionada, con el hecho de que, conteste se va profundizando el modelo de desarrollo neoliberal, se va acentuando el aspecto procedimental de la democracia política, mientras se va vaciando la democracia social.

En el caso de Rodrigo Chaves, no puede olvidarse que su narrativa política, se dividió en dos partes, en la campaña electoral del 2022:

  • En la primera parte, Chaves, se presenta como un tecnócrata, “al que no se le entiende nada”.
  • En la segunda, se crea el personaje que: “está dispuesto a comerse la bronca”.

En ese personaje, se van cultivando los principios del neopopulismo de derecha. Valga decir, que da la impresión, que Laura Fernández, está tratando de, “a su modo”, hacer lo mismo: por lo pronto, la candidata oficialista, hoy “baila y promete resolver todos los problemas, habidos y por haber”.

Ante esto, desde Álvaro Ramos (PLN), pasando por Claudia Dobles (PAC), hasta llegar a Ariel Robles (FA); no entienden la realidad política. Incluso, esa falta de entendimiento, se observa en la reacción de algunos partidarios de la oposición en redes sociales, respecto a los más recientes resultados de las encuestas del CIEP – UCR; e IDESPO – UNA. Por ejemplo: fallando en las reglas básicas de la política comparada, tratan de hacer proyecciones sobre la elección legislativa: ¡Partiendo de las cifras de la elección presidencial!

Lo cierto es que la idea de que, “esta elección es un plebiscito sobre la realidad del neo populismo Chavista”, al final, está fortaleciendo al oficialismo, en vez de debilitarlo. Seamos claros: el Chavismo ha sabido manipular las emociones, por tanto, la identificación política se fortalece, cuando el liderazgo neo populista se ataca (Es el caso de Trump en Estados Unidos y Chaves en Costa Rica).

Tal realidad: en los partidarios Chavistas:

  • Hace que las categorías: “autoritarismo” y “dictadura”, pierdan efectividad.
  • No tienen miedo, porque sienten que Chaves, Cisneros y Fernández, los representan.
  • El lenguaje de Chaves, no es solo llano (“lo entiendo”), sino, que les dice a los otros (PLN, PAC, FA), lo que “el partidario oficialista quiere decirles, pero “no es escuchado”. A esto hay que sumar, que la psicología social, nos expone que: ese lenguaje, reduce la distancia de estatus.

He aquí el embone de la psicología política y la comunicación política…

Precisamente, la psicología política, nos permite observar que:

  • Se da una identificación social: los que marginaron el PLN, el PUSC y el PAC, reconocen a Chaves, como un líder que rompe con el elitismo (Eso sí, esa identificación, no es indicador de eficacia gubernamental)
  • Hay una autenticidad percibida: lo irreverente, es autenticidad, no grosería (“Lo irreverente, es lo propio del ‘pueblo’”; y esa irreverencia, tiene una virtud moral versus el presunto vicio de lo institucional). Valga decir, que esa autenticidad no es tal, es fruto de una estrategia, cuidadosamente planeada (además, el sistema político, no funciona por autenticidad, diría Luhmann). Pero no solo eso, desde el modelo de la Teología de la Liberación, nos dice Juan José Tamayo: “El criterio ético no es el tono, sino, el horizonte de justicia”. Es decir, el oficialismo, no analiza la desigualdad económica y cultural.
  • El resentimiento político es canalizado: Chaves – Cisneros, responden a décadas de exclusión. Pero no por eso, la dirección política de ellos, es la correcta (Los casos históricos de Bolsonaro, Bukele y Fujimori, nos enseñan mucho: de arranque, como lo define Bernard Crick, ellos no creen que la política sea: “el arte de conciliar intereses divergentes, mediante instituciones, negociación, reglas y compromiso, en contextos de pluralismo irreductible”).

Pese a ello, Chaves se une a las élites que le han causado fatiga al electorado, en tanto, mira hacia afuera (Trump, Bukele) y no hacia adentro. Chaves, no legitima en realidad, un discurso soberanista…

II

En otro orden de cosas, encuestas como la del CIEP – UCR e IDESPO – UNA, reflejan la siguiente evidencia:

  • Tendencias longitudinales claras, a favor del oficialismo.
  • Si el oficialismo, capta la mitad de los puntos en los que bajan los indecisos (5/ 10); puede ganar en primera ronda.
  • Esto puede fortalecerse, si, Fernández, atrae al Chavismo que apoya al Presidente, «pero no está seguro respecto a ella».

Por otro lado, los politólogos especialistas en materia legislativa, observan que, la redistribución de escaños, trata de combatir la subrepresentación. En esta línea, la institucionalidad electoral (El TSE), trata de reflejar la geografía real del poder electoral, lo que estará por verse, es si esto afectará a los partidos defensores del “marxismo cultural” (La hipótesis, es que lo hará).

Con esto dicho: los cambios que iniciaron en las elecciones del 2002, continúan, y con el neo populismo de derecha, se pone el foco en la dinámica: ciudadanos – élites – poder. En esta lógica, el PLN, el PUSC y el PAC, no piensan bien, no leen bien (La falta de cultura politológica, en los asesores de la oposición es evidente, al tratar de comparar la coyuntura presente, con la del 2014, 2018 y 2022.).

Desde el 2002, acabó el ciclo histórico que sostuvo a algunos partidos (Por lo menos en el caso del PLN y el PUSC). Pero también, en esta línea, debe serse claro: el que el PLN, el PUSC y el PAC, pierdan elecciones presidenciales con frecuencia, no significa que, caigan en la irrelevancia sistémica (Error común entre los analistas y comentaristas pro oficialismo).

Entre tanto, en el momento presente, hay un auge de los neo populismos; y en ellos se inscribe el oficialismo. Bajo esta idea, se puede rescatar una imagen clásica de las Ciencias Políticas, a saber: “toda elección, es en el fondo una consulta, sobre la continuidad de quienes gobiernan”. En este caso, la diferencia radica en que la consulta, es sobre la continuidad del neo populismo de derecha.

Ahora bien, en efecto, parte de esta realidad es:

  • La falta de estrategia inteligente de los partidos tradicionales.
  • La falta de autocrítica (Del oficialismo y la oposición).
  • La desorientación moral de las élites (Incluido el oficialismo, al construir un contra – moralismo: “ellos” – la oposición, son decadencia total; y “nosotros” – el oficialismo, son autenticidad popular. Diría Jesús Ibáñez, que: “el nosotros es homogéneo” y, “el ellos, es grotesco”).

Pero esto es parte de una “dimensión subjetiva” y puede ser parte de cualquier comentario político; pero si usamos el instrumental de las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales, podremos ver otros factores:

  • Los cambios en el sistema internacional (Que, en materia de política electoral, se ha resumido como: soberanía versus sumisión a la globalización).
  • Las tensiones generadas, fruto de la política económica monetarista.
  • Las transformaciones del electorado (Por ejemplo, la mayoría de los votantes, está entre los 30 y 49 años).
  • El debilitamiento de las estructuras de mediación en el sistema político (Grupos de presión y partidos políticos, tal y como lo establece Maurice Duverger.)
  • Este debilitamiento, genera una identificación acrítica: líder – pueblo; como dice Enrique Dussel: “el liderazgo es mediación, no encarnación”. Precisamente, la encarnación es fetiche. Pero conste: “el sistema político costarricense, no ha mutado a ser un ‘antisistema’, sino, a un multipartidismo volátil (Sartori), con alta fragmentación legislativa y electorados desalineados (Fernando Sánchez). De las características anteriores, diría N. Luhmann: “el sistema político costarricense, no tiene capacidad, para reducir complejidad”. Las estructuras, parecen no generar confianza (Nos referimos a los grupos de presión y a los partidos políticos).
  • Centralización de la “visión de que el poder, lo tiene el Presidente de la República”.

Como puede verse, los comentaristas políticos con toda su carga de subjetividad, podrían “hacer poco más o menos, un dibujo con trazos gruesos”, de la situación política del país; pero, al no tener el instrumental mencionado, fallan en la profundización de sus causas. Para decirlo de otro modo: “no describen la realidad, pero la producen discursivamente” (Jesús Ibáñez).
Por otro lado, ya la Ciencia Política que podemos denominar clásica, deja claro que: el poder, cae en “la ley de hierro de las oligarquías” (Michels); esto, mientras se va vaciando el pilar democrático de la soberanía popular.

Ahora, la trampa de los neo populismos (De derecha e izquierda), es que, se “denuncia el abuso en el uso de los procedimientos en el ejercicio del gobierno”, pero la respuesta es “quitar los controles y los procedimientos” (“Botar el agua sucia de la bañera, con todo y el niño”).

Asimismo, ya sin controles ni procedimientos, el “poder encarnado en la persona”, “usando la mano dura”, puede corregir las distorsiones del sistema político. Lo que no se dice es: que los procedimientos, ayudan a proteger el pluralismo (Bernard Crick).

Entonces: los neo populismos, hacen críticas a las formas gubernativas (En el tanto, ellas son límites del poder), pero no presentan alternativas de fondo (Incluso, confunden crítica con cancelación): en el caso de la presente campaña electoral, esto es claro con la imagen de “la bailarina (Fernández), que lo promete todo”.

En el caso de Chaves, él, prácticamente, desde que inició su administración, ha señalado: “la justificación del ejercicio del gobierno sin contrapesos”. Precisamente, dice Bernard Crick, que: “En política la forma es parte del fondo, porque sin reglas compartidas no hay política, solo dominación temporal”.

Algunos analistas políticos “renunciando al pensamiento crítico” (Estupidez política), han caído “bajo el encantamiento del neo populismo” (Incluso, en lo personal nos parece que algunos, están francamente pagados); en el caso de los comentaristas, esto es más justificable (No tienen el instrumental de las ciencias sociales).

Ellos, alaban el “estilo disruptivo” de Chaves Robles, esto, alimenta el tema de la “sociedad del espectáculo” (Mario Vargas Llosa), pero pierden de vista que, se puede terminar en lo que, desde la filosofía y la teoría políticas, se define como: “defensa decisionista”.

Para entender esta categoría, debemos regresar “a la biblioteca de la ciencia política clásica” (Por eso lo clásico nunca pasa de moda): al leer: “Teología Política” de 1922 y “La Dictadura” de 1921, de Carl Schmitt, podemos decir lo siguiente:

A) Entendemos por decisionismo, como el fundamento último, del orden político: no importa la norma (Los límites del Derecho, como frenos al “juego político”); lo que importa es, la decisión. Si vemos la promesa de Fernández, de la suspensión de las garantías individuales para combatir la inseguridad, se cumpliría plenamente el postulado de Schmitt: “Soberano es quien decide sobre el Estado de excepción”.

La misma Fernández, llegó a decir que (29 de abril de 2024): “El problema es el Estado de Derecho que nos obliga a las instituciones públicas a hacer lo que la ley dice”: a partir de estas declaraciones se concreta lo que dice Schmitt:

  • Las leyes no se aplican solas.
  • Se requiere un decisor sobre el peso de la ley (Cuando la decisión se sale de los límites del Derecho, entra a actuar, por ejemplo, en Costa Rica, la Sala Constitucional: algunos políticos, han sido más refinados: hablan de la “dictadura de los incisos”; el Presidente ha gritado: “por la gran puta, déjenme trabajar”). En oposición a esta tesis, Bernard Crick, dice que las instituciones, nos protegen de las arbitrariedades.
  • En el caso de situaciones límite (Colapso institucional, crisis, guerra), no gobierna la ley, gobierna, quienes deciden (Por eso gente como Chaves, Milei o Trump, presentan “constantes crisis”)
  • De este modo, se subordina el Derecho a la política y no al revés.

B) La crítica de Schmitt al liberalismo jurídico: este autor, se opone al constitucionalismo procedimental y al positivismo jurídico. Respecto al segundo, la crítica del filósofo alemán es:

  • Creer que el orden político solo puede sostenerse por medio de las normas.
  • Olvidar que se requiere de una autoridad personal que las garantice.
  • Concluye el teutón: toda norma necesita una decisión que la haga valer.
  • Es falso que el Derecho sea neutral.
  • Es falso que, el Estado es imparcial (De hecho, el sociólogo Nicos Poulantzas, demuestra que, esta estructura, está atravesada por intereses de diversas clases sociales. Mouffe, dice que la política no es neutral.).
  • Schmitt dice que: toda acción política, implica distinguir entre amigo y enemigo (Tal tesis, favorecería el postulado neo populista de la polarización, en el caso costarricense, “del pueblo versus “los ticos con corona”. Esto a su vez, nos diría Mouffe: “convierte la política en guerra moral”). Dice el alemán: esa distinción, es irreductible a procedimientos técnicos.
  • Este autor critica la ilusión del “consenso permanente”, el liberalismo confiaría: en el debate racional, la negociación continua y la deliberación sin fin. Schmitt replica: en la crisis no hay tiempo de deliberar; alguien debe decidir, aunque no haya consenso (De hecho, es interesante que, hay analistas y comentaristas políticos, que confunden el que, en la democracia, “debe haber consensos”; en realidad, lo que deben darse son “concertaciones”; por otro lado, una de las críticas que se hacen a la democracia costarricense, es “el debate sin fin, para no decidir”: por si fuera poco, ese debate es cada vez más, de talante moral y no de proyectos. Por otro lado, en el neo populismo, se confunde: consenso con sometimiento, como lo establece Habermas.).

C) El Estado de excepción, es el núcleo del decisionismo: para el germano, la excepción no destruye el orden jurídico, pero sí, lo revela. El Derecho, no puede preverlo todo, y cuando falla, el soberano actúa fuera de la norma, para salvar el orden (He aquí otro postulado del populismo y el neo populismo: “el neo populista, al encarnar el soberano, puede actuar fuera de la norma”). En la excepción, la decisión no sería ilegal; sería: “extra legal”, pero necesaria.

Aquí aparece la dimensión teológico – política de Schmitt: Dios suspende las leyes naturales, esto, por medio, de los denominados “milagros”. Así, el Soberano suspende la ley, para preservar el orden político.

En esta lógica, el alemán dice que:

  • Sin decisión, no hay orden.
  • Sin soberano, no hay Estado.
  • Sin capacidad de excepción, el Derecho es impotente.
  • El parlamentarismo liberal, evade la responsabilidad política (La refutación de esta tesis, indica que, la democracia liberal, no se define por el tono del liderazgo, sino por: los controles institucionales, la separación de poderes, el Estado de Derecho; y la protección de las minorías).

De igual manera, el autor alemán, establece que lo mejor es, con honestidad:

  • Reconocer quien decide.
  • Asumir el riesgo político.
  • No esconder el poder, detrás de comités técnicos, jueces y normas.

Con esto claro, si nos ponemos los lentes de la criticidad a estas tesis, veremos que: el decisionismo, puede justificar el autoritarismo (Ya hemos puesto ejemplos al respecto); de igual manera, a partir de allí, se entiende como estas ideas, pueden llevar a concluir que: se manifiesten elementos del fascismo y el nazismo.

Esto ha sido claro, en análisis y comentarios, sobre la primera y segunda ronda, de las elecciones en Chile. Por otro lado, cuando se estudia la historia de las ideas políticas, se sabe que, Schmitt, fue utilizado y se comprometió con el régimen de Hitler; valga decir que, y ya lo hemos visto, esta teoría, no solo puede ser usada en esa coyuntura histórica.

Así las cosas, podemos encontrar líneas de intersección, entre el populismo, el neo populismo y las tesis del alemán:

  • Estas categorías, pueden destruir las garantías (Individuales o sociales).
  • Se pueden legitimar abusos, en nombre de “un Estado de excepción”.
  • Se puede convertir la voluntad del soberano como “ley absoluta” (¿No hemos visto esto en las declaraciones de la ex presidente del INS, en la Comisión Legislativa, que investiga el ‘caso Tradeco’”?)

Lo cierto es que, otra línea de intersección se observa, al decir que: la legitimidad “de hecho”, emanaría del respaldo popular inmediato y no, del equilibrio institucional (En la encuesta de CIEP – UCR, de octubre, el respaldo de Chaves, era del 63 %).

En síntesis: la popularidad sostenida, coexiste con el deterioro institucional (Justificado en una continuidad personalista. Ya lo diría el filósofo de la liberación, Enrique Dussel: “Cuando el liderazgo se identifica con la voluntad del pueblo, el poder vuelve a fetichizarse”, se confunde con unanimidad; y ese fetiche, no deja de instrumentalizar la institucionalidad, como lo establece Habermas. En oposición, para Bernard Crick, la política, no busca unanimidad moral o líderes providenciales.).

Con esto dicho, lamentablemente analistas políticos y de manera más común, los comentaristas políticos, confunden corrección democrática, con ruptura democrática. Ellos mismos, conforme se van “encantando con el neo populismo”, van cayendo en contradicciones y van profundizando su subjetividad.

Si nos acercamos a la narrativa oficialista, las élites son hipócritas y mentirosas: “hablando muy suave y muy acartonadamente, van vaciando la democracia política y la democracia social”; esto, en términos de filosofía política, es cierto (PAE I, PAE II, movilidad laboral, el pacto Figueres – Calderón, el “Combo del ICE”, el “DR – CAFTA” y sus leyes complementarias; las políticas sociales focalizadas, “el cementazo”, la reforma fiscal; y los esfuerzos por la UPAD).

El tema es, que esa narrativa, es moralmente desigual (“La mota en el ojo ajeno y la viga en el ojo propio”): en la narrativa “de la nueva historia de Costa Rica” (Que, gracias a Dios, han fracasado en imponer), la hipocresía y mentidero, es lo propio de “los ticos con corona”; pero cuando se prueban la hipocresía y las mentiras del oficialismo, la respuesta es: “son exageraciones, crema de rosas” etc.

Desde una filosofía política republicana, el problema no es quién ejerce el poder: antes de la llegada de Chaves, habían gobernado los liberales, los reformistas socialcristianos (Ellos, hasta en alianza con Vanguardia Popular); los socialdemócratas, los economicistas, los populistas socialcristianos (Pacheco de la Espriella); los socialdemócratas flexibles (La segunda administración Arias); los social – liberales (Con Carlos Alvarado Quesada).

Desde una filosofía política republicana, lo que importaría es, “qué limites se aceptan”: ahí sí:

  • Los liberales los aceptaron (Inclusive construyeron muchos de esos límites).
  • Los reformistas socialcristianos en alianza con Vanguardia Popular, fueron derrotados por una guerra civil.
  • Los socialdemócratas los aceptaron.
  • Los economicistas del PLN y el PUSC, los aceptaron.
  • Los populistas socialcristianos, los respetaron.
  • Los socialdemócratas flexibles, los aceptaron.
  • Los social – liberales, los respetaron.
  • Los neo populistas de derecha, no los toleran.

Entonces: en la ambigüedad neo populista (En el “doble pensar”, nos diría George Orwell); cuando el PLN, el PUSC y el PAC, buscaron instrumentalizar la Constitución Política, esto fue terrible (Y no lo negamos: basta recordar: los debates sobre la reelección presidencial, los tópicos del DR – CAFTA y la reforma fiscal, de la administración Alvarado Quesada); pero, el ataque a la Carta Magna por parte del oficialismo, y la constante polarización, son, para sus partidarios: “normales y están bien hechos” (Con esto, se legitima el lenguaje confrontativo; pero no solo ello, se busca manipular y encubrir desigualdades. Es una moral de la dominación.).

Así las cosas, recordamos las palabras de Jesús de Nazaret: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?  ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, ¿y he aquí la viga en el ojo tuyo?  ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

III

En otro orden de cosas, es lamentable que analistas políticos, sesguen sus análisis, conteste a su visión ideológica. En este sentido, hay politólogos que se han animado, a decir, que hay universidades públicas, que “inducen narrativas a la hora de interpretar sus encuestas”; esto es falaz. Incluso, hablan de “preselección de muestras”, pero no muestran ninguna evidencia al respecto:

  • En el caso del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, se fue claro en que, como parte de un análisis de coyuntura (Un método y técnica más amplia), se requería como insumo y se decía claramente que, era un sondeo y no, una encuesta.
  • En los casos del CIEP – UCR e IDESPO – UNA, son muy claros con sus metodologías y su transparencia, lo que supera por muchísimo, las de ciertas empresas privadas dedicadas a estos estudios.
  • Solo como ejemplo reciente:

a) En una encuesta aplicada del 6 al 13 de diciembre (Demoscopía – Iván Barrantes).
b) Con 1200 entrevistados.
c) La detección de indecisos, fue semejante a las de CIEP – UCR e IDESPO – UNA.
d) El crecimiento de Laura Fernández, es semejante al de CIEP e IDESPO.

Entonces, tal realidad de esos comentaristas políticos y politólogos, reflejan varias cosas:

La primera, que ellos caen en lo que critican del Chavismo, a saber, sustituir la evidencia empírica por la sospecha…

La segunda, refiere a la ética de los colegas: esto, por nuestra parte, lo hemos repetido mucho, pero lo decimos de nuevo: el comentario político, está cargado de la subjetividad de quien lo emite. El análisis político, implica, el uso de las herramientas de las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales, al objeto de estudio: el poder de impacto público totalizante (Poder Político).

¿Esto significa que, los analistas políticos no podemos hacer comentario político?: falso. Y esta es una posición muy personal de quien esto escribe, pero nos parece lo más sano, a saber: sí se puede hacer comentario político, pero haciendo la advertencia: “tales tesis son comentario político”, “tales tesis, son fruto del análisis político”; a lo más, podemos ser acusados de “purismo”, pero ese es un costo menor, en relación a lo que estamos abordando.

Dicho esto, entremos en la esfera de la comunicación política: repetimos: el Chavismo ha sabido manipular las emociones, por tanto, la identificación política se fortalece, cuando el liderazgo neo populista se ataca (Es el caso de Trump en Estados Unidos y Chaves en Costa Rica).

En esta lógica, el Chavismo, ha sido exitoso en el encuadre anti – elitista (Por ello, logran manipular la percepción de esas elites, logran envolver el tema del elitismo, para alentar ciertas interpretaciones y desalentar otras).

Ahora: uno de los errores que cometen tanto muchos comentaristas políticos y hasta analistas políticos es, abordar las tendencias actuales, pero creyendo, que no podrían cambiar en el futuro (Aquí hay un tema que implica la epistemología y la teoría de las Ciencias Políticas: ella tiene muchas leyes, por ejemplo, aquí, hemos citado “la ley de hierro de las oligarquías de Michels”, pero en el fondo, en política, solo hay una ley: “la ley del cambio permanente”; esto tiene impacto en las claras diferencias, entre ciencias exactas y ciencias sociales, pero este tópico, va evidentemente, más allá de los límites de este análisis).

Pues bien, retornando a la literatura en comunicación política, podemos constatar que:

  • Liderazgos como los de Chaves, funcionan, mientras los antagonistas sean creíbles (Tomando en cuenta, la gran cantidad de conflictos que ha generado el presidente, decimos resumidamente: que todos los receptores, tienen más o menos credibilidad).
  • Por otro lado, observando ciertos espacios, la estrategia de comunicación de gobierno, ha generado una fatiga comunicacional, una saturación del conflicto, que, a su vez, ha producido reversiones en su apoyo (Pocas, pero las ha generado).

En lo que refiere a la psicología política, repetimos: el Chavismo ha sabido manipular las emociones, por tanto, la identificación política se fortalece, cuando el liderazgo neo populista se ataca. A esto, hay que sumar, resentimiento político acumulado (Contra el PLN, el PUSC, el PAC, porque ejercieron el gobierno, profundizando el modelo economicista; en el caso del FA, por querer imponer los postulados propios del marxismo cultural, cosa que comparte con los rojiamarillos).

Ahora bien, no se puede caer en la “falacia de la generalización” ni en la romantización:

  • Lo que, desde el neo populismo de derecha, se denomina: “pueblo”, no es un bloque homogéneo (Arendt y Laclau)
  • No se puede generalizar, para decirlo de algún modo, “la psicología social del electorado”.
  • No se puede reducir la oposición, a la manipulación del oficialismo.

En esta lógica, se abre una pregunta clave, para la que tendremos que esperar, y la dejamos a modo de hipótesis: ¿Lo que hoy cohesiona a favor del Chavismo, puede fragmentar mañana (enero, febrero, una potencial segunda ronda en abril); con determinada intensidad?

Ahora, si retornamos al tema de las encuestas, hemos dicho que: la falta de entendimiento, de algunos sectores de la oposición, se observa en la reacción de algunos partidarios en redes sociales, respecto a los más recientes resultados de las encuestas del CIEP – UCR; e IDESPO – UNA. Por ejemplo: fallando en las reglas básicas de la política comparada, tratan de hacer proyecciones sobre la elección legislativa: ¡Partiendo de las cifras de la elección presidencial!

Pero de estos errores, no están librados los analistas y comentaristas, más afines al oficialismo. Solo como ilustración:

  • Algunos, proyectan escenarios de primera ronda, con base en encuestas y sondeos tempranos (Se olvida la volatilidad del sufragio).
  • Otros, asumen el abstencionismo, como una cifra constante.
  • Los de más allá, tratan el margen de error, como irrelevante. Esto es falaz.

¿Qué es de lo que más se repite en materia de encuestas?: que no tienen capacidad predictiva, que “son fotografías de un momento determinado”; lo decimos con otras palabras: las encuestas, no muestran desenlaces inevitables.

En suma: para exponerlo más claramente: analistas políticos, que se dejan ganar por la ideología monetarista y por el neo populismo de derecha, demuestran cosas claras y otras, que son discutibles:

  • Las Ciencias Políticas, son fuertes en diagnosticar y débiles para predecir (Rodolfo Cerdas Cruz).
  • Si la ideología subordina el instrumental de análisis político, en el caso del neoliberalismo y el neo populismo de derecha, se sobre determina la agenda del individualismo económico.
  • Si la subjetividad subordina el análisis político: se simplifican dinámicas estructurales (Una cosa es la crisis y otra “un riesgo existencial”). Esto es parte de lo que Karl Popper, precisamente llamaba: “razonamiento no científico” (Aceptado para comentaristas políticos, pero reprobable para analistas políticos, científicos sociales).
  • Se cae en contradicciones epistemológicas (Un relato político, no es explicación causal; uso de las armas, que en mano de los adversarios se critican; cuando las usan “los afines”, se alaban: lenguaje moralizante, someter al adversario al ridículo, carga de culpas “a los otros”, uso de etiquetas hacia los opositores. Para autores, como Bernard Crick, la política, no busca la descalificación sistemática del adversario, ni tampoco, la moralización del conflicto; de hecho, Crick considera esa moralización, como el paso previo a la degradación de la política.).
  • >Se normaliza el neopopulismo y la crisis del sistema político costarricense.
  • Se puede creer que el colapso del PLN, el PUSC y el PAC, garantiza por sí mismo, la solidez del neo populismo de derecha (Con mayor o menor fuerza, estos partidos tienen: redes territoriales, diversos tipos de financiamiento, base local, aunque en la esfera municipal, hay una fuga de alcaldes del PLN a Pueblo Soberano; y el PLN y el PUSC, tienen capacidad de negociación legislativa).
  • Desde la geopolítica, autores como Alfredo Jalife R, permiten observar la tensión entre soberanistas y “pro globalización”: los analistas y comentaristas, afines al oficialismo, hablan de estas categorías, pero, llevando al extremo la oposición. Sin embargo, es interesante que, tanto Chaves como Fernández, son partidarios de la apertura comercial. Queda la impresión, que muchos de estos analistas y comentaristas, no lo tienen claro. En esto, los monetaristas, los socialdemócratas flexibles y los social – liberales, han repetido lo mismo:

a) En términos de política internacional y comercial, Costa Rica es un Estado abierto, muy dependiente y pequeño.

b) Ningún gobierno desde 1995, ha gobernado fuera de los límites de los Organismos Financieros Internacionales como: FMI, OCDE, OMC, así como el sistema de defensa de los Derechos Humanos.

Es verdaderamente curioso, para decir lo menos, que, los ya mencionados analistas y comentaristas, critiquen la inserción internacional (Aislacionistas tipo Trump), pero no presentan ninguna alternativa. Esto es lo que el politólogo y maestro de las Relaciones Internacionales, Robert Keoane, llama: “retórica de autonomía sin capacidad estructural”.

IV

Dicho todo lo anterior, abrimos otra puerta: la de nuestro comentario político, el que parte de un liberalismo político y una síntesis ideológica de tipo reformista, que cubre: socialcristianismo, socialismo costarricense y socialdemocracia clásica. A tal visión, unimos lo propio de la Teología Latinoamericana de la Liberación.

Si partimos de la Doctrina Social de la Iglesia y, de la ya mencionada Teología, es claro que, la política costarricense, “en sus alturas”, desde hace años, “presenta una cerrazón”; la citada Doctrina y dicho modelo teológico, dejan claro que esto genera desconfianza, porque como ya lo dijimos, genera una democracia política vacía.

Tal vaciamiento, es inadecuado: el poder político requiere límites. A partir de allí, la autoridad no debe ser aceptada por el populismo o el neo populismo, sino, por el servicio ético al bien común (Y desde la socialdemocracia, por su traducción al bienestar del mayor número).
Para estos lentes, ni el lenguaje llano, sustituye la responsabilidad institucional; ni la irreverencia, puede superar las formas políticas, desde esta perspectiva, la Doctrina Social de la Iglesia, se opone a las tesis ya expuestas de Karl Schmitt; esas ideas, la iglesia católica, siempre las ha mirado con mucha cautela.

De lado del socialismo costarricense, bien podría aceptarse que, el Estado, está secuestrado por élites de corte capitalista – burgués; asimismo, la crisis de los partidos políticos, responde a fracturas de clases sociales, no es un simple problema de comunicación.

Precisamente, Manuel Mora Valverde, decía que, la lucha de clases, debía organizarse políticamente, por lo que, esa organización, no debía subordinarse a liderazgos carismáticos (Que es la situación presente).

Por otro lado, con la fundación del Partido Comunista de Costa Rica en 1931, se criticaba al liberalismo oligárquico de la época. En esa crítica, se decía que, no se justificaba el debilitamiento del Estado (Desde la década de los 80, independientemente de quien ha gobernado, lo que se ha buscado es debilitar el aparato Estatal: “más mercado, menos Estado”). En oposición, durante el modelo de desarrollo reformista (1940 – 1978), se buscó, con “luces y sombras”, democratizarlo.

Hoy, la institucionalidad es un obstáculo: durante la etapa del modelo de desarrollo mencionado, era una conquista popular (Por ejemplo, la creación de la CCSS y el fortalecimiento de lo que luego será el Ministerio de Trabajo, para concretar las Garantías Sociales).

Hoy, como fruto del debilitamiento de la democracia política, se sigue debilitando la democracia social; ante esto, las organizaciones sociales (Sobre todo, los grupos de presión y los partidos políticos), tienen poca capacidad de adhesión, al contrario de la manipulación emocional del neo populismo.

Así, lo que antes eran, conflictos e integraciones estructurales:

  • El apoyo de los sindicatos al Partido Vanguardia Popular.
  • El de las cooperativas al PLN.
  • El de las cámaras empresariales al PUSC.
  • El de los grupos de interés LGTBIQ + al PAC y al FA.
  • Los conflictos de los grupos de presión con el PLN, el PUSC y el PAC.
  • La lucha por el poder, entre partidos políticos ideológicos y permanentes.
  • las diferencias entre las cámaras empresariales y ciertas políticas del PAC y el favorecimiento a otras.

Hoy, se han convertido en antagonismo discursivo (Las críticas de los candidatos de oposición al gobierno; los pleitos en la Asamblea Legislativa entre los que apoyan y los que adversan a Chaves). Ese antagonismo, dice Laclau, se transforma en identidad moral fija. Esa “moral absoluta”, dice Crick, deja de ser política y se convierte en cruzada.

Hoy, se considera virtud, el que se den liderazgos políticos alejados de los partidos políticos (Tanto los comunistas, como luego, los socialdemócratas clásicos, tenían claro que los liderazgos de los que estamos hablando, debían venir ligados a partidos, ideológicos y permanentes).

Por su parte, el socialismo costarricense, veía como un error, la ausencia de mediaciones colectivas, pero en el momento presente, tenemos importantes sectores del pueblo, que aplauden “la demagogia neo populista”; pero, no se interesan por el curso del ejercicio del gobierno. Por ello, el socialismo costarricense, como ideología política, desconfía de un proyecto que erosiona: partidos políticos, sindicatos, pesos y contrapesos (Por ejemplo, el Poder Judicial).

En el caso de la socialdemocracia, debemos acercar el lente de análisis:

  • Lo que el ex presidente Luis Alberto Monge, llamaba “El PLN histórico” (1951 – 1978), se definía por:

a) Un Estado fuerte, pero limitado.
b) Una acción gubernativa y económica, gradualista.
c) Las instituciones como instrumentos de justicia social (De ahí, la permanencia de las estructuras, fruto de la reforma socialcristiana de Calderón Guardia).
d) La democracia como proceso, no como espectáculo.

Con el dominio del economicismo en la esfera internacional, el PLN, deja de ser un partido ideológico, y pasa a ser cada vez más, “una maquinaria electoral” (Daniel Oduber). En ese proceso, entra en una desideologización:

a) Los gobiernos de Monge y Arias (1982 – 1990), comenzaron a aplicar el monetarismo, por medio de los PAES. Pese a ello, no se hablaba de una división ideológica, por lo menos discursivamente.

b) Durante el gobierno de Monge en 1984, se dio un fuerte reajuste del gabinete, presuntamente, basado en los giros de la política exterior del gobierno, pero a su vez, los cambios, fortalecían la política económica monetarista.

c) La promesa de la campaña de 1994, con José María Figueres Olsen, era “regresar a la socialdemocracia”; de ahí, la oposición al PAE III. Durante los dos primeros años del gobierno, se dio un fuerte enfrentamiento con el PUSC; y, en los segundos dos años, surgiría el “Pacto Figueres – Calderón”, con la idea central de profundizar el modelo neoliberal. El “Pacto”, tuvo resultados desiguales (Alberto Cortés Ramos).

d) Las acciones de José María Figueres Olsen, llevarán a dos triunfos electorales seguidos del PUSC (Miguel Ángel Rodríguez y Abel Pacheco); en ellos, siendo oposición, el PLN, mostró divisiones sobre el “Combo del ICE”, y fue más homogéneo ante el DR – CAFTA.

e) En pro de profundizar el modelo economicista, determinados sectores, empujaban el retorno de la reelección presidencial; esto, con el objetivo de que el Dr. Oscar Arias Sánchez, acelerase el modelo monetarista. Esto se logrará para las elecciones del 2006: la justificación ideológica del ex presidente – candidato, fue plantear una “socialdemocracia flexible”, al estilo de “la tercera vía de Tony Blair y Bill Clinton”.

f) El gobierno de Laura Chinchilla (2010 – 2014), concretó políticas focalizadas como “la red de cuido”.

Repetimos: en este proceso, el PLN, se vacía de contenido. Pero, las candidaturas de: Johnny Araya, Antonio Álvarez Desanti, José María Figueres Olsen y Álvaro Ramos:

  • >No apoyaban o apoyan, que la popularidad, sustituyese la deliberación (De esto, habla Habermas).
  • No estaban o están de acuerdo, con que la popularidad, debilite los controles.
  • Nunca dijeron o dicen que, el conflicto permanente, fortalece la democracia (Aunque el conflicto, es parte de la política, como lo establecen Duverger y Mouffe. Crick, dice que la política, existe para evitar que el conflicto social, se resuelva por la imposición, el decisionismo o el culto al líder.).

De hecho, con la fundación del Partido Comunista en 1931, el giro del Partido Republicano Nacional, de liberal a católico – social (Iván Molina Jiménez), y la fundación del PLN en 1951, se observa claramente, que se desconfiaba del personalismo en la política, cuantimás, del mesianismo. Incluso, proviniendo de líderes populares.

De tesis como esta, es evidente que: no se puede confundir la crisis de los partidos políticos con la ineficiencia de las políticas institucionales. Una vez más, en los partidarios del oficialismo, hay una hipocresía consciente o inconsciente: critican en otros, lo que se encuentra presente en el neo populismo de derecha.

Así las cosas: del liberalismo político, del socialcristianismo (Y la Teología de la Liberación); del socialismo costarricense y la socialdemocracia clásica, se concluye que, tienen en común:

  • Creer en la integración y el conflicto, con sus respectivos límites.
  • Valorar al pueblo, pero desconfíar del culto al líder.
  • Se critica a las élites, pero no se renuncia a la institucionalidad.

En contrario, los partidarios del oficialismo, abrazan una lógica binaria:

  • Pueblo, versus “Ticos con Corona”.
  • Estilo refinado versus estilo llano.
  • Popularidad versus democracia política.

En suma, el neo populismo de derecha, se opone al reformismo costarricense antes descrito. No se puede confundir: renovación con ruptura; no se puede confundir, liderazgo con proyecto. La historia política costarricense, enseña otra cosa: las transformaciones duraderas, no nacieron del desprecio a las instituciones, sino, de su conquista, reforma y ampliación (Oscar Aguilar Bulgarelli, Vladimir de la Cruz de Lemos y Álvaro Montero Mejía).

Desde nuestra visión ideológica personal: el sistema político costarricense, padece una crisis de representación, esto, como fruto de la distancia del discurso en campaña electoral y las acciones en el ejercicio del gobierno del PLN, el PUSC y el PAC. Ellos produjeron la desnaturalización de la democracia social de “la Segunda República”. Tal y como lo expresara, la diputada del FA, Sofía Guillén: “Chaves es hijo del PLN, el PUSC y el PAC”.

Coincidimos con el candidato presidencial, Claudio Alpízar Otoya, en el sentido que, el problema no es solo electoral, es institucional; pese a ello, no se puede negar la realidad de la competencia electoral. en ella, el pueblo le dio oportunidades a los partidos que gobernaron:

  • El PUSC: con las administraciones de Rodríguez Echeverría y Pacheco de la Espriella (1998 – 2006).
  • El PLN: con las administraciones de Oscar Arias Sánchez (La segunda) y Laura Chinchilla Miranda (2006 – 2014).
  • El PAC: con los gobiernos de Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado Quesada (2014 – 2022).

Lamentablemente, estos partidos, usaron esos periodos para legitimar: el economicismo, la socialdemocracia flexible y el social liberalismo, con sus respectivas sombras. Por ellas, se olvidaba el bien común, traducido al bienestar del mayor número.

Ante esta realidad, los partidos que gobernaron, en efecto, cerraron los ojos; con lo que cayeron en degeneraciones de tipo oligárquico. Ante ello, por ejemplo, el PUSC, optó por negociar diversas cuotas con los que llegaban al gobierno: el PAC y el Chavismo (Algo de esto expone Maurice Duverger, al hablar de adversarios electorales, que luego, pasan a ser socios institucionales).

Los partidos que eran de masas – policlasista – programático – Estatista – Reformista (El PLN, de 1951 a 1982); o de cuadros – “atrápalo todo” – socialcristiano electoral (El PUSC, de 1983 a 1990); pasaron a ser más oligárquicos; en el caso del PAC, fue post bipartidista de élites morales (2000 al 2014).

En el momento presente, hay una apelación constante al miedo: “autoritarismo”, “dictadura”, “populismo”, que sustituye cualquier proyecto nacional. Un proyecto nacional que debería contemplar: la Costa Rica, empobrecida, humillada, periférica y rural (Parte de los excluidos por el sistema vigente).

Reiteramos: tanto desde el reformismo socialdemócrata, como del modelo de la Teología de la Liberación, es claro que, la crisis del sistema político costarricense, no es un mero momento electoral, es el momento histórico, del agotamiento de un modelo de poder.

¿Cuál modelo?: el del pueblo, que no actúa, no controla, no delibera, no organiza: solo aprueba, se identifica emocionalmente con un líder, solo vota; el de la mera masa legitimadora (Dussel); aprovechando esto, el Chavismo presenta un engaño (Una alienación): la legitimidad como plebiscito permanente; dependiente del estilo comunicativo y medida por las encuestas (Ya no importa la ética, lo que importa es la medición estadística). En síntesis, al Chavismo, no le interesa el pueblo activo.

Desde la socialdemocracia clásica, lo que se ha dado es una erosión legalista, silenciosa, tecnocrática: la víctima, ha sido la soberanía popular; lo perverso de esto, es la crisis ética, crisis alimentada por un mercado como organizador social, distribuidor de injusticias.

Entonces: desde la perspectiva de ciertas teorías del conflicto (Derivadas de las Ciencias Políticas) y de la Teología de la Liberación, lo que se encarna, es la “violencia estructural”, “el pecado social” (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco); son las estructuras políticas al servicio del monetarismo, el que normaliza la exclusión, el que fetichiza el dinero y las mercancías (Tesis propia del marxismo).

De ahí viene la rabia que:

  • Alimentó el voto castigo.
  • Sustentó la abstención (Que, desde la psicología social, puede ser interpretada como conducta de retirada y, respuesta emocional de rechazo).
  • Generó la fragmentación partidaria (Sartori, habla de un pluralismo atomizado, sin alternancia efectiva).
  • La segunda vuelta del 2002.
  • El colapso del PUSC en el 2006.
  • La expulsión del PLN del Ejecutivo desde el 2014.
  • La desaparición del PAC, de los puestos de poder.

Pese a ello, para el neo populismo, el pueblo, es una masa irracional (“Los básicos” de los que habló, la diputada Pilar Cisneros Gallo); para el reformismo socialdemócrata y para la Teología de la Liberación, el pueblo es un sujeto histórico (Aprende, evalúa, responde, cuando se le niega la dignidad).

Ya entre 1984 y 1986, la Costa Rica agrícola, indígena, informal, fronteriza, periférica y rural, comenzaba a sentir de manera directa y sostenida, los efectos del modelo neoliberal (Así lo establecen: las ciencias políticas, la economía política, la sociología rural).

Nótese que, pese a la llegada del PAC, éste, al sostener en lo económico, el liberalismo; y en lo social, el marxismo cultural (Administración Alvarado Quesada), prácticamente desde una visión “progre – urbano – central”, despreció a campesinos, indígenas, trabajadores informales y la población de las fronteras (Según el teólogo de la liberación, Juan José Tamayo: este es un comportamiento elitista, que puede ser criticado desde una Teología Política Crítica).

Precisamente, esa característica, “progre – urbano – central”, llevó al PAC a un narcisismo pseudo intelectual (Esto, recuerda la crítica de Jean Meynaud, a la “tecnocracia”. Incluso, en esta línea, puede ligarse el análisis de Mouffe), y, por tanto, de una especie de “progresía universitaria”: ellos, gobernaron de espalda a la ciudadanía (Tal parece que, siempre el tema de la “acción ciudadana”, fue solo parte de un nombre: de hecho, el ex candidato presidencial Rolando Araya Monge, decía que, le habían robado el concepto).

Además, durante el cuatrienio de Alvarado Quesada, se burlaron de la inteligencia del pueblo, haciendo del diálogo político, una táctica dilatoria (Así ocurrió mientras se aprobaba la reforma fiscal); olvidando el tema ético fundacional (Que era central en el discurso de Ottón Solís); y abrazando el marxismo cultural, de manera acrítica.

Desde la Teología de la Liberación y nos atreveríamos a decir, desde la Teología Histórico – Crítica, cuando el saber se separa del sufrimiento humano, se convierte en parte del sistema de dominación (Borg Y Crossan). Cuando la corrección discursiva, sustituye la justicia, se convierte en opresión. Ya lo diría el filósofo de la liberación e historiador, Enrique Dussel: “Cuando el poder se ejerce como dominación y no como servicio, se vuelve ilegítimo”.

Lo cierto es, que si el oficialismo, gana las elecciones en primera o segunda ronda, se continuará con el circo que, alimenta el fuego de la rabia popular. Pero cada vez se alejaría más, el objetivo de la justicia social duradera.

Desde el simbolismo, pueden verse rupturas, pero, se alejaría más la necesaria transformación institucional (Basada en la descentralización y no, en la centralización, en la que cree el Chavismo). Véase que, tanto desde el socialismo costarricense, la socialdemocracia, como la teología de la liberación, no se trata de “que las instituciones se conserven con sus defectos”, esto sería como dice el teólogo de la liberación Juan José Tamayo: “una idolatría de la institucionalidad”.

Sin pueblo no hay República (Platón, Rousseau); sin autocrítica, no hay democracia (Aristóteles y Platón); sin ética del poder, toda victoria es pasajera (Victoria Camps). Ahora, si vemos el reverso de la medalla, por ejemplo, desde la psicología social, si el PLN, el PUSC y el PAC, para no hablar de otros partidos políticos, no entran en una verdadera autocrítica; de ser derrotados, estarían padeciendo de un bloqueo psicológico colectivo (Olvidando: las transformaciones socioeconómicas, la crisis de intermediación, los cambios en medios y comunicación política; y la reconfiguración del Estado y del capitalismo).

Por otro lado, en el momento presente, parece que ninguno de los partidos políticos participantes, estaría planteando una política emancipadora (Socialismo costarricense, teología de la Liberación). Al respecto, nos dice Juan José Tamayo, que, el primer paso, para ello, es reconocer la dignidad del “otro” (Doctrina Social de la Iglesia): hoy, desde el oficialismo, esto no se está dando; y, desde la oposición, cabe preguntarse: ¿Cuál discurso de ésta abre o cierra la posibilidad de la justicia?: nuestra respuesta particular es: “entre más a la derecha, menos justicia”. Y hoy parece que, “entre más a la derecha o hasta a la izquierda: más deshumanización discursiva” (El “miau”, del candidato del FA, Ariel Robles).

Así, el Chavismo, presenta una presunta ruptura, pero ella, no es liberadora, esto porque:

  • No critica el poder fetichizado.
  • No reconstruye la institucionalidad (Más bien, propone destruirla).
  • No le gustan los controles, ni siquiera del pueblo organizado (Jesús Ibáñez, diría más: su narrativa no se deja interrogar).

Asimismo, el neo populismo de derecha del oficialismo:

  • No constituye una crítica liberadora al sistema de dominación. Por el contrario, es una rearticulación populista conservadora: la evidencia de ello, es que, con el gobierno de Chaves y la candidatura de Fernández, se profundiza el modelo economicista (Diría Bauman, que, es una política terapéutica no transformadora).
  • No solo critica a “los ticos con corona”, sino, a la mediación institucional.
  • Sustituye el análisis estructural, por personalización carismática del conflicto (Arendt, Bauman, Bordieu, Freud, Laclau, Mouffe, Schmitt, Weber). En resumen: elude este análisis.
  • No evalúa: políticas concretas, efectos sociales, ni exclusiones persistentes (Por ejemplo, los campesinos).
  • Instrumentaliza al pueblo como recurso retórico, no como sujeto ético – político activo (Dussel, Tamayo). Es decir, presenta un populismo delegativo, y no, una política de liberación. Aún más: la manipulación llega a tal grado que, “identifica pueblo, con oficialismo”; lo cual, a su vez, le permite “prolongar la campaña, diciendo que gobierna” (Crick).
  • Fetichiza el poder, cosa que dice denunciar (Marx).
  • Genera con el culto al líder, en ciertos sectores de su electorado, hasta una idolatría en Chaves.
  • No propone ninguna arquitectura ética del poder, sino, que celebra el quiebre como fin en sí mismo (Ya lo dice Dussel: “La mera destrucción del orden vigente no garantiza liberación; puede abrir paso a nuevas dominaciones”; de hecho, esas nuevas dominaciones, vienen justificadas por la profundización del modelo monetarista. Es decir: “quiebre, no es emancipación”.).
  • Presenta un populismo estético, no una ética política. No hay evaluación ética del ejercicio real del poder. Jesús Ibáñez diría que, “presentan evidencia autoevidente”.
  • No se critica o corrige (Por la vía de la reforma): las estructuras económicas que generan la desigualdad y la pobreza; las relaciones de dominación y los efectos materiales del neo populismo.
  • Ejerce apologética, no criticidad (Parece más religión que política y aún más: ese populismo, según Laclau, se vuelve sectario: “articula hacia adentro, excluye hacia afuera”. Conteste a Mouffe: “los que dicen combatir la elite, reproducen su lógica excluyente”.).
  • Defiende emocionalmente sus presuntas victorias, narradas cual si fueran: “un destino histórico” (Crick).

¿Cuál es la propuesta (Nuestra propuesta)?:

a) Una reforma política basada en la descentralización (Es decir, el problema no es solo de la clase política gobernante; hay que pensar, si hay acoplamientos sistémicos defectuosos, como lo expondría Luhmann).

b) Una profunda reforma educativa.

c) Una política de Estado, dispuesta a proteger “nuestro capital ecológico” (Papa Francisco).

d) Un electorado cívicamente dispuesto a imponer límites.

e) Un sistema político fortalecido, para corregir a la clase gobernante (Dussel).

f) Entender que el neopopulismo (De derecha e izquierda), es un síntoma de la crisis, no una solución (Bauman).

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