El vuelo supremo de un Guayacán

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñig

Cuando llego a mi casa la doctora Chan a levantar el certificado de defunción de mí querido Padre Antonio Soto Vargas, contabilizamos los años, meses y días completos para poder consignarlos; en efecto serían 95 años, 6 meses y 17 días; a las 2pm del día viernes 7 de abril del 2017. Este certificado lo envían los doctores al Registro Civil; similares a los que enviamos los Notarios públicos cuando inscribimos matrimonios civiles. Hasta esta hora entré en razón que mi Héroe, mi guía, el ser que me dio la vida, que me formó con los mejores valores y principios de servicio, honestidad, respeto y amor por el prójimo, había partido de este mundo. En efecto iniciaba el vuelo supremo hacia la eternidad. Con un matrimonio de 67 años con mi madre que le sobrevive y que ahora mis hermanos y yo nos corresponde seguir cuidándola hasta que Dios quiera que podamos estar con ella.

Nunca había experimentado el fallecimiento directo de un integrante de la familia o núcleo central donde nace y proviene uno como ser humano (me refiero a los padres, hermanos e hijos). Ahora vivo en carne propia este tipo de pérdidas humanas; que hasta la fecha solamente me habían comentado otros familiares y amigos que habían pasado por estas duras y difíciles situaciones. Sabemos todos que la muerte es lo único seguro y vamos hacia adelante hasta que Dios El Eterno nos preste la vida en este mundo. De Papá me quedan los mejores recuerdos, no le reprocho nada; me decía a mí y mis hermanos: que la mejor herencia que les dejo es que se hagan profesionales y luego saquen ustedes la tarea en esta vida. Siempre aprendí de él diversos aspectos de la vida, me contaba sus anécdotas y recuerdos de la historia costarricense que le tocó vivir de primera mano. Mi papá durante la Segunda Guerra Mundial se enlistó en el Ejército de Estados Unidos de América en Panamá.

Al terminar la guerra en 1945, regresa al país y para 1948 acude al llamado de don Pepe Figueres y se enlista en el Ejército de Liberación Nacional en la columna que salió de Guadalupe de Goicoechea hacia la Finca La Lucha, y que se junta con la que lideraba quien fue posteriormente el exministro de Seguridad don Domingo García. A la par de don Pepe, participó tanto en la Guerra Civil de 1948; y luego fue combatiente contra la invasión de los calderonistas en 1955 en Guanacaste. Se convirtió en un insigne excombatiente de esa intensa década de los 40s del siglo pasado. Participa colaborando en la fundación y en las primeras estructuras del reciente Partido Liberación Nacional en 1951 y desde esa fecha participa en todas las campañas políticas. Es dirigente del PLN en su cantón de Goicoechea, siendo delegado en varias asambleas cantonales y coordinador de diversos programas de organización. Me enseño el arte de la política y me inscribe por primera vez como guía electoral en la campaña de don Pepe en 1970.

Siempre me decía que la política es para participar y servirle a la comunidad; que fueron a una guerra para luchar por la limpieza del sufragio y es un deber colaborar para preservar la democracia y era contrario a todo tipo de ideologías extremistas o fanáticas. Se convirtió en funcionario público y se pensionó del Ministerio de Agricultura y Ganadería; donde colaboró en el desarrollo de los agricultores y campesinos de este país, mediante múltiples programas. Conocía el país al dedillo y con las giras realizadas sabía cómo eran los problemas en las distintas zonas del país; observaba y participaba en el desarrollo que ejecutaba el Ministerio. Conocía y fue amigo de muchos personajes de la política y gobernantes; fue el primero en presentarme a don Pepe Figueres, a Francisco J. Orlich, a Daniel Oduber, a Luis Alberto Monge; a Rodrigo Carazo, a Alfonso Carro, a don Gonzalo Facio, y muchos otros personajes destacados de los distintos gobiernos del República.

Ya después con mi hermano Alejandro, comenzamos a participar en la Juventud Liberacionista en los años 70s; y siempre le pedí el buen y experimentado consejo político que un Padre le indica de manera incondicional a un hijo cuando está haciendo las primeras armas y experimentando el difícil arte de participar como dirigente político; siempre le consulté sobre estos temas y otros.

Hoy escribo estas primeras letras con mucha tristeza; pero también sabiendo que un roble, un guayacán ha cumplido su misión en este mundo: como buen padre, esposo, abuelo y servidor honesto de la Patria. Ya estaba cansado y Dios nos lo permitió disfrutarlo bastante tiempo y su luz terrenal se acabó un 8 de abril del 2017. Los recuerdos y agradecimiento serán imperecederos, darle infinitas gracias por todo, por su incondicional apoyo a su familia y que con mi querida Madre consolidaron un matrimonio ejemplar, así como siempre juntos y pendientes de nosotros. El vuelo supremo de un Guayacán (árbol con especie de madera muy dura). Mi Padre llegó a los 95 años y cumpliría el 21 de setiembre los 96 años de edad; casi a las puertas del siglo; si mi viejo, mi amado Héroe, mi guía; quien siempre me dijo “estudie”, hágase profesional en lo que usted le guste; pero estudie bastante para servir al país y le cumplí; hasta la fecha no lo he defraudado en nada y siempre tendré en mente los principios y valores que me inculcó desde pequeño.

A esta edad de 95 años; mi Padre que siempre hizo el bien, tiene su vuelo supremo hacia donde está el Bendito Creador e infinito que rodea los mundos. Solamente Dios tiene el poder de la vida; y no podríamos hacer ni un solo movimiento sin la mano de Dios. El cuerpo duele, el sol brilla; el cuerpo envejece; el árbol es verde. En los Libros Sagrados se señala que un ser humano cuando llega a la edad de 90 años es una especie de Ángel; el cuerpo fallece, se extingue; pero el alma y el espíritu es fundamental para la conexión con Dios; todos somos una chispa del Ser Supremo; el creyente señala que en todos los caminos conocerás a Dios como Creador Universal. El cuerpo es valorado por sí mismo como una manifestación de la obra divina. El cuerpo y el alma son una sola, es la unidad con Dios. El cuerpo se puede extinguir a la hora de la muerte; pero el alma, el espíritu realizan su vuelo supremo hacia el Infinito; es la conexión con el Eterno. Algún día estaré de nuevo unido con Papá en la eternidad.

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Un comentario

  1. Suheylin Campos Carrillo

    Desde hace 8 casi 9 años esta hermosa familia me ha abierto las puertas de su casa, y no solo de su casa, si no de su corazón, de su vida en familia! Tuve el placer y la fortuna de conocer al magnífico señor que fue Don Antonio. Y me consta la maravillosa persona que fue. Es en usted, mi suegro Johnny Soto Zúñiga a quien quiero como a un padre, en quien veo todo el ejemplo de Don Antonio, un padre entregado por completo a su hijo Johnny Alejandro Soto Cháves, una persona responsable e intachable… Liliana es una mujer luchadora y firme, y Don Alejandro es una persona muy decidida e incorruptible…. Es verdad que se extraña la presencia terrenal, pero pueden estar satisfechos que los tres fueron excelentes hijos, lo mismo Pablo, Gabriel y Johnny los tres nietos, que siempre amaron a su abuelo…. Solo me queda por decir que Don Antonio fue hasta el último de sus días una persona fuerte y decidida… y que lo recordaremos siempre… Que El Señor le de el descanso eterno, que brille para el la luz perpetua, que descanse en paz AMEN

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