Por Yayo Vicente
No se vale hablar del suero equino contra el SARS-CoV-2 y la esperanza y orgullo que sentimos, sin antes recordar al Dr. Clodomiro Picado Twight (conocido como Clorito Picado), un científico inmenso, que dejó su imborrable legado en campos como la botánica, la zoología (ofidismo), la fisiología y fitopatología vegetal, la microbiología industrial, la microbiología médica y en la inmunología.Clorito es hijo de costarricenses, nació en 1887 en Nicaragua y murió a la edad de 57 años, en 1944, en Costa Rica. Sus investigaciones y descubrimientos, lo mantienen vivo, nacional e internacionalmente. Un ejemplo es el descubrimiento del efecto antibiótico de los hongos del género Penicillium sp, publicado por la Sociedad de Biología de París en 1927 (Alexander Fleming a quien se le atribuye haber descubierto la penicilina, publica su investigación en 1928, un año después de la publicación de Clorito).
Hoy vamos a recordar al Dr. Picado, por su aporte con los sueros antiofídicos, que ha sido el campo que más relevancia y reconocimiento le ha dado. Él abogó y consiguió que en 1926 se promulgara la Ley de Defensa contra el Ofidismo, N° 13, que establece la obligación del Estado de velar por este problema de salud pública. Esta ley promovió la importación de sueros antiofídicos de Brasil.
El Instituto de Investigación Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica, fue fundado en 1970, para la producción de sueros antiofídicos y la investigación científica sobre las serpientes y sus venenos y continuar con la tesonera labor del científico de científicos del país.
Suero equino, anticuerpos interespecie
El concepto desarrollado por Clorito Picado, es una genialidad. Cuando una proteína grande se introduce a un organismo, éste la rechaza. Se genera una guerra inmunológica, donde la defensa del invadido, son los anticuerpos. Estos elementos se fabrican específicamente para combatir esa particular proteína invasora.
Es una carrera contra el tiempo, si la invasión es mucha y la producción de anticuerpos no alcanza para un combate, la derrota es inminente. Pero si vienen refuerzos de afuera, la dinámica cambia y la victoria se hace posible. Eso es lo que sucede cuando el mamífero mama el calostro y es lo que hacemos con los sueros hiper inmunes para tratar rabia, tétano, mordidas de víboras, y pronto, el COVID-19.
Usualmente los anticuerpos, cuando dejan de ser útiles, van desapareciendo, ¡¡pero!! el organismo guarda la “receta” de su fabricación en unas decenas de células, así que en el próximo ataque, producirá más cantidad de anticuerpos que la primera vez y más rápido. Ese es el concepto que se maneja con las vacunas, se le enseña al organismo a defenderse, para que, cuando venga la amenaza, responda con la fuerza y prontitud adecuada.
En el caso del suero antiofídico, se le inyecta poquito veneno de víbora a un caballo, y luego más y más. Él produce anticuerpos contra las proteínas del veneno y se hace inmune, es decir, no corre riesgo. Esos anticuerpos se cosechan y con un cuidadoso proceso, se preparan para ayudar al organismo de una persona mordida. Usualmente la persona no puede hacer a tiempo sus propios anticuerpos, sobre todo si la cantidad de veneno que le inyectó la culebra es mucha.
El suero equino ha salvado la vida de muchísima gente y recientemente de animales no humanos. Es el único tratamiento posible y está disponible gracias a una institución pública que los fabrica con funcionarios públicos.
Suero equino, tratamiento para COVID-19
Un largo y tedioso camino, realizado en tan solo unos meses, solo se logra con conocimiento, entusiasmo y ganas de contribuir a una emergencia nacional. Aquí, hay que decirlo fuerte y claro, no mediaron intereses económicos, ni posibles ganancias.
Producir un medicamento inyectable para seres humanos, es tarea compleja y delicada.
Primero debe probarse el concepto y luego conseguir la proteína. Aunque el caballo no se enferma de COVID-19, no se le aplica el virus entero. Se utiliza una fracción, una de las proteínas del virus que genera anticuerpos y que lo inhibe de entrar a las células humanas. Esas proteínas son caras, escasas y no se consiguen en el país, se obtienen mediante técnicas transgénicas (igual que la insulina).
El suero hiperinmune, producido por el Instituto Clorito Picado, pasó primero por el control de calidad interno del mismo Instituto, donde se comprobó que el suero equino era más potente que el plasma convaleciente humano.
Luego pasó por un control externo por parte del Laboratorio de Análisis y Asesoría Farmacéutica (LAYAFA®) de la UCR. Estos controles demostraron que los dos primeros lotes producidos, están en condiciones para aplicarse a seres humanos. Por lo tanto, no tienen contaminantes y solo tienen el principio activo necesario.
Luego fue valorado por la Universidad George Mason (Fairfax, Virginia) en Estados Unidos. En sus laboratorios cuentan con las condiciones de bioseguridad para mantener el coronavirus SARS-CoV-2 en cultivo celular. Allá se pudo comprobar que los anticuerpos equinos producidos en el ICP, eran capaces de bloquear la capacidad del virus para infectar las células humanas.
También se demostró que el medicamento contiene hasta 100 veces más anticuerpos que el plasma de pacientes sobrevivientes, así que la cantidad que se va a requerir para tratar a los pacientes será relativamente baja.
Lo que sigue es que lo apruebe el Comité de Ética de la CCSS y autorice el estudio clínico. Los pacientes o sus representantes deben autorizar (consentimiento informado) la aplicación del suero equino. En estos estudios se observará el efecto que el medicamento tiene en el organismo, se determinará las dosis más seguras y que los efectos secundarios sean aceptables.
Luego seguirá el uso en un gran número de pacientes, que serían tratados según el criterio del médico intensivista.
¿Cuáles pacientes?
El COVID-19 es una enfermedad benigna en una importante mayoría y severa en un número bajo de pacientes, menos del 10%. Algunos se complican por la replicación viral, que daña órganos importantes. Otros pacientes se ponen gravísimos por una reacción exagerada de su propio organismo, es decir, el daño ya no lo provoca el virus. En estos casos, para intentar salvarlos, deben ser atendidos en una cama-UCI.
El suero equino es probable que sea más útil en los pacientes hospitalizados cuya enfermedad la está provocando el virus y que no están en la etapa gravísima. Hay que advertir, que por tener proteínas equinas, siempre será necesario aplicarlo en un hospital y bajo control médico.
La esperanza es que baje el número de días de internamiento, que el paciente recuperado salga con menos secuelas y evite que se agrave el paciente y no requiera ser trasladado a una cama-UCI.
También, entre menos tiempo permanezca un paciente ocupando una cama de hospital, mayor capacidad tiene el hospital para recibir nuevos enfermos.
Costa Rica aplaude de pie este esfuerzo. Un salvavidas, un puente entre la situación actual y la vacuna, que representa la ruta de salida definitiva. El Dr. Clodomiro Picado Twight, salió de su reposo, una vez más nos ofrece su mano salvadora.