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Carlos Revilla M.
Así decíamos chiquillos cuando jugábamos en la calle “ladrones y policías”, “cuartel inglés”, “turca, turca” o algún otro juego y por esos avatares del destino alguien se golpeaba o lo golpeaban y se ponía a llorar o a reclamar.
Esto me parece que se aplica perfectamente al Dr. Rodolfo Hernández, quien recientemente renunció (y volvió) a ser candidato presidencial del Partido Unidad Social Cristiana (Pusc).
Uno podría preguntarse ¿de qué planeta viene el Dr. Hernández?, que me parece es una pregunta totalmente válida, pues para quienes hemos andado en esto que llaman política o que sabemos algo del asunto, las razones que esgrime el doctor para renunciar a su candidatura, son el pan nuestro de cada día en los partidos políticos. En todos ellos, por lo menos en los que se precian de serlo, están a la orden del día las “serruchadas de piso”, las traiciones, el tener agenda propia (o trabajar por mi y no por el candidato), etc. etc., etc…
En Liberación Nacional ni se diga pasan estas cosas. Ahora está un núcleo duro del arismo parándose en la escoba de Johnny, y no dejan barrer, aunque por suerte hay más escobas. Pero, esto ¿ha amilanado a Johnny Araya o a la dirigencia? Por supuesto que no, eso sucede desde casi la creación del partido hace ya 62 años.
Zapatero a tus zapatos… hablemos claro, el Dr. es muy buen doctor, pero como político queda debiendo montones. Él mismo reconoce sus falencias en política ¿entonces para que se metió en ese nido de víboras? Yo creo que lo embarcaron, no sería el primero. Lo que si sorprende es la tremenda ingenuidad… en cambio Lacle, Fajardo, Guardia y Chaverri con su gran colmillo se lo estaban bailando.
Los argumentos para su renuncia no son de recibo, lo que el argumenta es política pura y simple. Que molesta, que duele, que no se debe hacer… todo hay que aguantarlo por el bien superior.
Se puede decir todo lo que él dijo en su carta, pero no se renuncia, se denuncia y sigue adelante con la candidatura; ya incluso los que dicen que son los responsables habían renunciado a sus puestos de campaña, es decir, ya el doctor había ganado la batalla. Lo demás que anota, un verdadero líder también lo puede sobrellevar. No es nada del otro mundo en política.
Parece también, que se acordó evaluar posibles opciones para darle una compensación salarial, por lo que había dejado de ganar al irse de la dirección del hospital de niños, que rondaba los siete millones de colones. Esto comenzó a generar conflictos y roces entre algunos dirigentes, lo que al final fue una de las razones de la renuncia de Laclé, Fajardo, Guardia y Chaverri, que se opusieron rotundamnete a pagar ese “salario de candidato”. Esta situación también precipitó la renuncia de Hernández, quien puede volver sin problemas a su trabajo en el hospital por tener un permiso. Aunque pareciera que todo este culebrón bien puede ser una distracción para garantizarce el «salario de candidato», pues volvió a ser pretendiente a la presidencia.
Para mi todo esto es una completa desilusión.
La verdad es que eso de “irse para la casa“ nunca le ha lucido a ningún político o aspirante de serlo, historias hay muchas, y menos el regresar. Esto habla muy mal del que haga estos papelones. Esta renuncia y regreso me recordó también a Melquiades aquel famoso león de las caricaturas de los años 70s del siglo pasado, que era muy cobarde y ante cualquier peligro, decía “huyamos hacia la derecha…” (o la izquierda) y salía corriendo, después regresaba… el doctor resultó igualito, ante los primeros balazos decidíó renunciar y se hizo el rogado. No quiero ni imaginarme que pasaría si llega a ser presidente.
Ahora bien, si todo este culebrón es una estrategia política, eso significa que estamos muy, pero muy mal.