El PLN es un partido distinto

Circunloquio [*]

Si lo comparamos con otras tiendas políticas, el Partido Liberación Nacional, desde su fundación hasta la actualidad, ha estado modulándose de manera inusual. Son esas particularidades las que se deben de explicar y con las que podemos comprenderlo.

Yayo Vicente

Yayo Vicente

El PLN nace con cuatro líderes (José Figueres, Daniel Oduber, Luis Alberto Monge y Francisco José Orlich) quienes lo deciden en Suiza como mecanismo político para darle continuidad y sostenibilidad a la agenda reformista, democrática y de justicia social propuesta durante 1948 y 1949.

Es por eso por lo que no se puede señalar a un solo fundador. Esa génesis es la que permite que con el tiempo se vayan incorporando, con facilidad, nuevas figuras.

Tampoco se puede negar que José Figueres Ferrer, líder revolucionario y expresidente de la Junta Fundadora de la Segunda República (1948-1949), siempre gozó de un sitial preferente en el PLN y cuando se sumaba, el sinergismo político fue evidente. En las elecciones de 1953, don Pepe obtuvo 64,7 % de los votos y ganó 30 de los 45 escaños (66%), consiguiendo mayoría calificada. En las elecciones de 1970, José Figueres Ferrer ganó nuevamente con aproximadamente el 54 % de los votos y consiguió 32 de los 57 escaños (56%).

No es una organización política con un solo dueño, ni tampoco ha hecho culto a una sola persona. En sus 74 años (fue fundado el 12 de octubre de 1951) distintos grupos han influenciado y modulado sus posiciones y en el poder político los grupos de presión sin partido se han hecho sentir.

Siendo un partido político con vocación de poder, pasa de ser un grupo seleccionado de personas cultivadas, académicos e ideólogos, para convertirse en “partido de masas” y así conseguir el 40% constitucional.

Una buena encuesta, se hace con poco menos de 2.000 entrevistas. Cuando se tiene un millón de personas, está representada a toda la sociedad: blancos, enanos, eruditos, religiosos, prudentes, conservadores, adinerados y todo lo contrario: negros, altos, ignorantes, ateos, arriesgados, progresistas, pobres, … También honrados, corruptos sin atrapar, vividores, traficantes sin identificar, sinvergüenzas … Es que para reunir al 40% los filtros se abren mucho.

Algunos suponen y conciben al PLN como si fuera una persona que, para mejorar, necesita solo de su única y buena voluntad. Cuando en la práctica real, es un conglomerado de grupos, que muchas veces chocan entre sí, con el ideario original del Partido y contra la salud política de éste. Eso es democracia, precisamente porque es la forma como distintos se ponen de acuerdo. Pero es un camino con sangre y muerte, con puñales y traiciones. Todo típico de un partido democrático grande.

Además ocurre una dinámica, por ejemplo: 1) en el pasado no fue preocupación la discriminación positiva a la mujer, hoy la paridad horizontal y vertical está en el estatuto, 2) el nepotismo durante mucho tiempo no fue problema, hoy está prohibido, 3) la incorporación de jóvenes en la estructura, era un proceso natural de integración de liderazgos jóvenes, hoy tienen una cuota mínima, 4) la asamblea plenaria respondía a la organización territorial y luego se le agregaron los movimientos (mujeres, juventud, cooperativismo y trabajadores) y recientemente 9 sectores más.

No existe un director de orquesta y músicos leyendo la misma partitura y siguiendo las instrucciones del maestro con su batuta. No es una orquesta que ensaya hasta el hartazgo para finalmente presentarse al público. La dinámica interna del PLN es intensa. Los liderazgos territoriales son importantes y no se desdibujan por la existencia de los movimientos y los sectores. El candidato de turno debe comprender a un “camerino” incómodo, y al mismo tiempo resolver la estrategia con los rivales políticos, las presiones que vienen desde afuera (no de partidos políticos, pero si de posiciones ideológicas).

En el campo económico siempre existe una confrontación entre la derecha, que busca ampliar sus ganancias y la izquierda que busca distribuir esas mismas ganancias. En lo social, la colisión no es menor, de un lado los progresistas que pretenden menos intromisión en lo que consideran decisiones individuales y los conservadores morales que exigen un comportamiento uniforme para todos y alineado a sus convicciones.

Por eso en Liberación Nacional conviven los economistas que promueven impuestos progresivos, mayor inversión social e intervención en los mercados imperfectos, en la otra acera están quienes apuestan al mercado, ganar competitividad a costa de menor protección social e impuestos regresivos.

Ninguna duda que en un partido así, encontramos todo el espectro religioso. Quienes practican el judaísmo (la comunidad) se decanta por Israel y la guerra de Netanyahu contra la Franja de Gaza, otros miran con horror los bombardeos indiscriminados, el hambre como arma de guerra y la desproporción de los enfrentados.

Esa democracia interna que se vive en el PLN, produce muchas veces acuerdos tímidos, que pueden interpretarse como poco valientes. Un acuerdo no implica que los grupos renuncian a sus posiciones iniciales, solo ceden temporalmente y cuando el acuerdo se debilita, la negociación se reinicia.

En los partidos donde la democracia no es parte de su diario vivir, parece desde lejos que el orden impera. No hay convenciones para elegir al candidato, los aspirantes a diputado se eligen a dedo, se anuncian a los “dirigentes” locales y sus teléfonos sin que sean electos por las bases. Así funciona una empresa en el ámbito privado, el gerente es omnipotente y puede muchísimo. Contrata y despide, promueve y degrada, señala el futuro y nadie se lo discute.

¿Debe un partido político parecerse a una empresa privada? Los liberacionistas decimos que no. Nos gusta el debate, la polémica, la discusión. Votar por los representantes distritales, cantonales, provinciales y nacionales. Votar por los movimientos y sectores. La unanimidad la vemos como sospechosa, como producto de mordazas y la imposición nos saca la rebeldía.

Desde afuera, el PLN asemeja una caldera del diablo, desde adentro son procesos democráticos llenos de vigor e ilusión.

Han sido 74 años con la misma bandera, convencidos que, si promovemos la democracia para el país, estamos obligados a vivirla a lo interno del Partido. Álvaro Ramos así lo comprende. Él nunca había participado en el proceso electoral, lo hicimos candidato con el 80% de más de 160 mil votos. Rápidamente ha tenido que conocer el camerino, la cancha de la casa, la dirigencia y la organización. Simultáneamente debe conocer árbitros, reconocer las canchas que visitará, rivales y acomodar al equipo con la realidad: expulsados, lesionados, nuevos jugadores.

Será presidente por un partido político que vive la democracia, y con ese acerbo enfrentarse a una propuesta autoritaria. Una vez en Zapote, sabe que la democracia es tender puentes y llegar a acuerdos. La convivencia de los distintos requiere habilidades blandas importantes: diálogo, respeto, tolerancia, negociación y caminar al ritmo que la sociedad acepta.

El Partido Liberación Nacional se ha renovado y hoy la renovación es más profunda, se está preparando detalladamente para reconstruir a un país que el chavismo destruyó en solo 40 meses. No exagero, lo dicen policías, maestros, agricultores, artistas, constructores, vendedores, recién graduados … Con la pandemia hubo cierres y arruinados, y al final salimos adelante. Hoy vivimos una pandemia al cuadrado y totalmente injustificada.

Estoy convencido que Álvaro Ramos con el PLN, junto a todo el pueblo costarricense nos sacará del enredo en que nos metimos. Álvaro Ramos si será un presidente para todos y para el orgullo nacional, la decencia volverá a Zapote.

[*] CIRCUNLOQUIO. Viene del latín circumloquium. El Diccionario de Real Academia Española lo define como: “Rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente”.

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