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Crónicas interculturales
Por Remy Leroux Monet
En Francia, referida como la Hija Mayor de la Iglesia desde hace como quince siglos, la tradición todavía bien vigente es NO comer carne TODOS los viernes del año. En cualquier restaurante comercial, comedor de escuela, de colegio o de empresa, el viernes siempre le ofrecen un plato que no contenga carne a la par de los demás platos. Me acuerdo que, de niño y adolescente, hace como cincuenta/sesenta años, hasta las carnicerías cerraban todos los viernes del año. Lógico, los clientes desaparecían ese día. A mi propia madre, que ni fue bautizada, nadie se la hacía comer carne el viernes. Me permito creer que ella no se comportaba así en recordación de la muerte de Jesucristo. Heredé este principio: cada viernes siempre me busco platos sin carne. De la religión a la cultura…
Y esa tradición no llegó a perder fuerza cuando la República Francesa con un Gobierno socialista o comunistoide de turno decidió anular los días feriados de la Semana Santa. Las celebraciones católicas de la Semana Mayor se desarrollan hoy de tarde/noche, o sea cuando los feligreses están libres porque en el País Galo se trabaja todos los días de la Semana Mayor.
Tampoco pierde fuerza ahora que la Iglesia francesa carece de vocaciones y hace publicidad promocionando el sacerdocio como cualquier cosa.
Siempre me ha llamado la atención como en Costa Rica las demostraciones de fe, respeto y cariño hacia las edificaciones religiosas son frecuentes. Lo mismo cuando uno está cerca de un cementerio. Se podría decir que un tico tradicionalista se persigna cada rato. Y hay numerosas iglesias donde se vive la Santa Misa de pie y hasta fuera del recinto sagrado, por falta de espacio. En Francia, no.
Y sin embargo los costarricenses comen carne todos los viernes del año… con la única excepción: la del Viernes Santo. Me han explicado que los demás viernes del año fueron indultados. Hasta que, por extraña evolución, los viernes corrientes se hicieron días de mercado, día de verduras, y, por ende, de olla de carne…
(Texto escrito antes de la pandemia)
– Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.
