El paraíso europeo

Crónicas interculturales

Por Remy Leroux Monet

Remy Leroux

Lo que sigue es un chiste – sólo un chiste — nacido en la misma Europa, que me contaron hace algunos años. Considero que en el fondo nada ha cambiado.

Vistos de lejos, los países europeos son considerados a menudo como unidos, como federados, como formando una verdadera nación continental única y unificada.

Estamos en la realidad lejos, a menudo muy lejos, de esta situación.

Del bloque de los 28 países formando la Europa Unida UE, ya uno se fue (el Reino Unido) y por otra parte existe buena cantidad todavía fuera de dicha Unión.

La actual UE comprende veintiuna repúblicas y seis monarquías sumando unas 500 millones de personas esparcidas en gran variedad de “tribus” como concluyeron su investigación los autores Stéphane Courchaure y François Marot hace tres décadas (Editorial Ramsay, París).

Vistas de más cerca, las diferencias en el ámbito cultural entre los europeos resultan a veces abismales. Además rozan los más bajos prejuicios, por no usar la megapalabra de racismo.

¿Han pensado alguna vez cómo se podría componer y organizar el Paraíso para este mosaico de pueblos europeos?

Lógicamente, se pondría a un francés como chef de todas las cocinas. ¿Unanimidad, ¿verdad?

¿Un italiano? Seguro que desarrollaría su vocación como maestro d’amore pero habría que controlar su desorden natural y su tendencia a la pereza y la pasividad. ¿De acuerdo?

Podríamos proponer a los españoles asociarse con los italianos para fomentar la animación, las fiestas y el vacilón. ¿No son los íberos el pueblo más alegre del Continente? ¿Les parece?

La policía y la seguridad estarían puestas en manos de los británicos (en el momento que vuelvan a la Unión Europea). Sobre este punto, nos permitiremos recordarles que los bobbies (los oficiales de policía británicos) no portan arma y son reconocidos mundialmente por su temperamento flemático. ¿OK?

Otra evidencia: la Administración General de Europa sería para los alemanes, respetuosos por nacimiento de la ley y del orden. ¿No hay oposición?

¿Qué hacer con los suizos, asociados a la Unión Europea? ¿No habrá tampoco oposición para confiarles la banca, verdad?

Ahora bien. ¿Cuál sería entonces el Infierno europeo?

Los ingleses en la cocina. Bienvenidos entonces platos tan extraños como haggish y asado de cordero con salsa de menta, acompañados de tazas de agua caliente (traduzco: té negro). Sin olvidar el pescado con papas, ambos fritos (el rústico Fish and Chips).

Los italianos en la Administración General. Con el riesgo de profundizar la oposición dañina Norte-Sur, como la que se vive ahí, en especial en el Mezzogiorno (el Sur italiano). ¿No son los mismos italianos que consideran que Milano trabaja duro para que Roma descanse, disfrute y gaste?

Los alemanes en la policía. Cuidémonos de su carácter a veces demasiado impositivo y nacionalista. Yo diría por experiencias propias que han hecho progresos para suavizar esta tendencia desde que allá el consumo de vinos está derrumbando el monopolio de las cervezas.

Los franceses en la banca. Con todos los riesgos incluidos de corrupción de parte de los cuellos blancos y los políticos, tipo Sarkozy.

Y los suizos encargados de los temas de amor y de la programación de las fiestas. Por dicha que son solamente asociados, no miembros. Porque son en general considerados como un poco (o bastante) aburridos.

¿Creen ustedes que podrán disculpar por pintar este cuadro europeo? Creo que aunque yo esté lejos ya caí en los clichés más ordinarios pero nacidos en el mismo Viejo Continente…

(Un agradecimiento especial a D.S.Q.)

Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.

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