El fervor patrio y las amarguras de Rodrigo Chaves

Por Guido Mora

Guido Mora

El pasado domingo disfrutamos en familia los desfiles que conmemoran los 203 años de nuestra Independencia.

Fuimos testigos de la alegría, el amor y el sacrificio de miles de niños y jóvenes; de maestras y profesores de diversos centros educativos, incluidos los más modestos de nuestro cantón Montes de Oca, que se esforzaron por lucir sus mejores galas para celebrar con fervor las fiestas patrias.

En contraste con esta noble actitud, la noche del 14 el presidente Chaves, como lo hizo toda la semana en diversos centros educativos de la provincia de Cartago, lejos de enaltecer y celebrar esta fecha de independencia; lejos de ensalzar las bondades de la Patria, se dedicó a ofender a miembros de los Supremos Poderes; a emitir mensajes cargados de resentimiento y rencor, de prepotencia y arrogancia. Cada mensaje -compartido por el ministerio de comunicación-, ha estado cargado de odio, ira y violencia, actitudes que reflejan el escaso aprecio del presidente y sus ministros por Costa Rica.

Ante estos mensajes repletos de frustraciones y resentimientos, me veo en la obligación de decirle al presidente que la estrategia que ha utilizado: las amenazas, el irrespeto a la institucionalidad y su impertinencia, han sido insuficientes para poner a este país en la ruta del progreso.

Chaves ofreció una agenda de reactivación económica, a la fecha el único resultado de las medidas aplicadas son el estancamiento y la reducción de la actividad de la economía costarricense.

Rodrigo Chaves y su ministro de hacienda son responsables del estancamiento de nuestra economía, que lejos de crecer y permitir a miles de costarricenses generar y obtener trabajo, han visto disminuido el ingreso familiar y las opciones laborales.

La ausencia de políticas para lograr la reactivación económica ha provocado también una reducción sustantiva de los ingresos a las arcas del estado.

Como respuesta, el ministro de hacienda, siguiendo las órdenes del presidente, en lugar de ocuparse para poner en marcha mecanismos para incrementar los ingresos mediante la ejecución del programa Hacienda Digital, proyecto que constituye un instrumento para combatir el fraude, la evasión y la elusión -y que tiene prácticamente abandonado-; ha ejecutado, sin reparar en las repercusiones de estas medidas, un recorte sin precedentes a la inversión social, que tiene como consecuencia el desfinanciamiento y el deterioro de los programas de educación, salud, atención de adultos mayores, infraestructura, cultura y otros.

Estas decisiones repercutirán negativamente en los grupos más pobres de nuestra sociedad, quienes tendrán menos dinero para compra de vivienda, becas para financiar sus estudios, adquisición de material de trabajo en escuelas y colegios, transporte de estudiantes, reparación de los casi 800 centro educativos con órdenes sanitarias y alimentación de miles de niños y niñas.

La ejecución de estos recortes presupuestarios convierte a la administración Chaves Robles en ganadora del deshonroso título de enemiga de la educación pública. A pesar de que históricamente la educación pública se ha reconocido como un instrumento de transformación social y económica, la actual administración ha decidido cercenar importante cantidad de recursos económicos, atentando contra el funcionamiento de esta actividad: para 2024, el ministro de hacienda ha mutilado 12 mil millones al presupuesto del ministerio de educación y para el 2025, la inversión en educación no sobrepasa el 4,9% del PIB, la más baja de los últimos lustros.

La reducción presupuestaria cercena 13,647 millones al presupuesto destinado a los programas de enseñanza especial, perjudicando directamente a 6,278 niños y niñas que asisten a 26 centros de educación especial; disminuye en casi el 12% del presupuesto a los colegios científicos y elimina más de 11 mil millones de colones a los recursos dedicados al programa de mejoramiento de infraestructura educativa.

La ministra de educación, quien lejos de defender el presupuesto de su cartera, que muchos consideramos eje central del desarrollo, ha callado y obedecido mansamente la orden de ejecutar los recortes presupuestarios: no hemos visto acciones de la representante de esa cartera, en defensa de los recursos que deberían destinarse a fortalecer los programas educativos.

La ausencia de programas de formación constituye fiel reflejo de su desinterés por la formación de los niños y jóvenes costarricenses. El gobierno, por medio de la ministra de educación ha ofrecido una “Ruta de la educación”, recortado y eliminado programas como el convenio con la Fundación Omar Dengo y a más de 24 meses de gobierno, han sido incapaces de presentar un programa coherente y articulado, que sirva de guía al Magisterio para superar el rezago educativo.

En el campo de la seguridad social, el presidente Chaves y la presidenta ejecutiva de la CCSS, también deben de señalarse como responsables del deterioro de los servicios de salud; de procrastinar decisiones estratégicas sin razones sustantivas, lo que ha causado un sensible deterioro de los servicios de la Caja, institución medular de nuestro estado social de derecho.

Se niega el presidente Chaves, acuerpando a la presidenta de la Caja y a su ministro de hacienda, a negociar un acuerdo que permita planificar la cancelación de la deuda que mantiene el gobierno central con la CCSS, en un clara amenaza a la disponibilidad de recursos para la inversión y el mejoramiento de programas de salud destinados a la población costarricense.

En el campo de la seguridad Rodrigo Chaves y su ministro, han demostrado incompetencia para atender y atenuar los problemas que enfrentamos. En algún momento llegó incluso a manifestar que no eran preocupantes, “que de por sí, los miembros de las bandas se eliminaban entre ellos”. Hoy somos testigos de la muerte de inocentes en manos de las bandas criminales y de ausencia de políticas claras y efectivas, que permitan frenar la ola de violencia que enfrenta nuestra sociedad.

La incapacidad e incompetencia caracteriza la improvisación de que ha hecho gala esta administración.

Los costarricenses estamos cansados del ambiente de incertidumbre en que Rodrigo Chaves ha sustentado la ejecución de las políticas públicas. Estamos cansados de amenazas, de arrogancia, de insultos y de prepotencia.

Los conflictos y discrepancias que el presidente provoca no ayudan a superar los problemas que enfrentamos como país.

Rodrigo Chaves ha gobernado hasta ahora desde sus frustraciones, complejos y resentimientos. Su administración ha sido un rotundo fracaso: el resultado de los análisis serios y objetivos así lo demuestran.

Es hora de que el presidente deje de convocar a la violencia, de provocar ira y de generar incertidumbre, porque esa forma de gobernar solo genera desconfianza. El país y la economía exigen paz, confianza y el trabajo de todos para superar los retos que tenemos como Nación.

Es momento de que Rodrigo Chaves comience a gobernar a favor de todos los costarricenses. Que se deje de comedias y circos, porque en todo caso ni puede reelegirse, ni debe de seguir en campaña política.

Presidente, le quedan menos de 24 meses de gobierno, deje de responsabilizar a otros por su incapacidad y la de sus colaboradores.

Es momento que comience a trabajar y a gobernar.

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