El Ferrocarril del Gran Cañón

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

En mi visita al Gran Cañón, noté en el pequeño pueblo que hay en el borde sur del parque, una estación del tren, algo que me llamó la atención, pero que en ese momento no le di mucha importancia. Luego, saliendo del Gran Cañón, pasamos por el pueblo de Williams, y nos detuvimos para hacer la crónica de Twisters un bar, restaurante y cafetería muy especial, ambientado en los años 50 del siglo pasado. Recorriendo el pueblo, que es histórico y muy bonito, sobre la famosa Ruta 66, noté que en el pueblo está la estación sur del tren del Gran Cañón.

Investigué un poco y resulta que todo el ferrocarril del Gran Cañón ha sido añadido al Registro Nacional de Lugares Históricos de EE.UU., por estar asociado a acontecimientos que contribuyeron de manera significativa a los grandes pasajes de la historia de ese país. En la nominación al registro, al tren se le atribuyó, “la apertura de una amplia zona al norte de Williams, la construcción de las instalaciones del Parque Nacional del Gran Cañón en el borde sur, el establecimiento de un sólido comercio turístico en el suroeste americano, el apoyo a la ganadería bovina y ovina, la minería de cobre y uranio, las industrias madereras, y la construcción de una subcultura en torno al ferrocarril que continúa hasta hoy”.

La estación del Gran Cañón fue añadida al registro en 1974, mientras que la de Williams y el resto del ferrocarril entre Williams y el Parque Nacional fue añadido como Distrito Histórico en el 2000. La estación del Gran Cañón también fue designada como Hito Histórico Nacional en mayo de 1987 por su destacada importancia histórica.

Propiamente sobre el tren, la ruta de 103 kilómetros, fue construida por el Ferrocarril de Atchison, Topeka y Santa Fe, terminándose el 17 de septiembre de 1901. La llegada de los trenes provocó un aumento del turismo en la zona, y la compañía ferroviaria fue fundamental en la creación de la Villa del Gran Cañón para atender a los huéspedes. La disminución del número de pasajeros debido a la popularidad del automóvil hizo que el ferrocarril de Atchison, Topeka y Santa Fe dejara de prestar servicio a los pasajeros del ferrocarril del Gran Cañón en 1968, y que el servicio de carga de la línea terminara en 1974.

Posteriormente en 1988, inversionistas privados compraron la línea, restauraron las instalaciones y empezaron a circular trenes de pasajeros de nuevo en 1989. Hoy en día, el ferrocarril transporta cientos de pasajeros hacia y desde el cañón todos los días y funciona todo el año, totalizando unas 225 000 personas al año.

La restaurada estación de Santa Fe en Williams sirve como terminal sur del ferrocarril y la del Gran Cañón, propiedad del Servicio de Parques Nacionales, es la terminal norte para los pasajeros de la línea.

La mayoría de los trenes son llevados por la flotilla de locomotoras diesel F40PH del ferrocarril, todas designadas con ese modelo. Las locomotoras de vapor hacen el recorrido del tren en días festivos especiales, y el primer sábado de la temporada alta de viajes (de marzo a octubre). La flotilla de locomotoras diesel ALCO FA también se utiliza ocasionalmente.

Los pasajeros viajan hacia y desde el Gran Cañón en vagones climatizados de la década de 1950. Durante la temporada alta de viajes, también hay disponibles autocares estilo Pullman Harriman con las ventanas abiertas de la década de 1920. Incluso el ferrocarril se suma a la experiencia del viejo oeste, haciendo que actores vestidos de bandidos, escenifiquen un simulacro de robo de un tren durante el viaje de vuelta del Gran Cañón a Williams.

El ferrocarril ofrece al menos un viaje de ida y vuelta diario de su tren Williams Flyer entre Williams y el Gran Cañón todos los días, excepto el día de Navidad, el 25 de diciembre. Durante los períodos de máxima demanda se añade una segunda salida del tren, que se ha convertido en una importante atracción turística y de movimiento de personas desde su reapertura en 1989.

En la temporada de invierno (noviembre-enero), la línea lleva el conocido “Expreso Polar” desde Williams hasta el “Polo Norte”, una estación a unos 30 km al norte de la Williams. En 2008, este servicio de invierno transportó unos 78.000 pasajeros.

Inicialmente la ruta incluía paradas en las estaciones de Quivero, Valle, Willaha y Coconino, que ya no funcionan.

 
Como ya mencioné, se trata de una atracción turística que permite llegar hasta el Gran Cañón en un ferrocarril histórico. Pero no nos confundamos, no es un recorrido en tren por el Gran Cañón.

La atracción se inicia con un breve espectáculo de vaqueros en la misma Estación de Williams. En el tren podemos elegir distintas clases de vagones, desde los más económicas (no disponen de aire acondicionado), que son vagones al estilo tradicional de la época del Oeste, hasta otros más confortables, incluido un vagón en el que se puede viajar en un mirador sobre el techo.

El tiempo del recorrido desde Williams hasta el Gran Cañón es de algo más de dos horas (2h21m). Y ese tiempo está animado por actores que representan escenas de vaqueros y hacen actuaciones musicales.

El precio del tiquete (2020) para el recorrido en tren desde Williams al Gran Cañón, y regreso, va de unos $80 hasta $200, según la clase en la que quieran viajar (coach, primera, observatorio y lujo), sin incluir la entrada al Gran Cañón. En la web oficial se pueden ver los precios más actualizados.

Esta atracción se complementa con el pequeños Museo del Ferrocarril que hay en Williams, en el que se conserva una histórica máquina de vapor, que se puede ver en la galería. Si quieren ver una máquina de vapor, del tren del Gran Cañón, funcionando en todo su esplendor, pueden ver este vídeo.

En Williams, la compañía dueña del tren tiene, a la par de la estación, un hotel de tres estrellas llamado “Grand Canyon Railway Hotel”, que hace la perfecta combinación con el viaje en tren. Nosotros teníamos ya todo arreglado de previo de forma diferente, como lo comento en mi crónica del Gran Cañón, por lo que no era una opción; sin embargo sigue siendo una excelente para visitar el Gran Cañón.

Mención aparte merece el pueblo de Williams, que en su tiempo fue una dura ciudad fronteriza llena de vaqueros, madereros y trabajadores ferroviarios. El juego y la prostitución eran legales en un área de la ciudad hasta 1907. También fue el hogar de ciudadanos de mentalidad cívica, que forjaron una comunidad y construyeron un centro histórico que han ido restaurando, y ahora luce muy bonito, incluido en esto la estación del tren. El centro histórico del pueblo también fue incluido en el Registro Nacional de EE.UU. de Lugares Históricos. En la galería incluyo un bonito grupo de imágenes del pueblo.

 

Con la ayuda de la Wikipedia y otras fuentes

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