El diseño de la regla fiscal

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Hace pocos días una señora diputada joven e idealista del Frente Amplio, expresó que la regla fiscal “está mal diseñada”, sin elaborar al respecto…solamente lanzó el comentario.

Yo lo veo como uno temerario que fomenta un desprecio por la regla fiscal, que precisamente busca lo que a la gente no le gusta: restringir el gasto fiscal, lo que es necesario en un marco de economía de mercado regulada o no. Que prevenga el gasto excesivo, que valorice el apego a la ciencia económica, que como tal no deja margen para pretender arreglar los problemas de nuestra economía por la vía de la mágica economía vudú.

Tenemos que estar claros en que el país no podía seguir gastando como lo venía haciendo, pretendiendo que el colón es una moneda fuerte que no se deprecia. Ese modelo no era sostenible e hizo necesario, como parte de una batería de medidas económicas, que se aprobara la llamada regla fiscal.

Algunos sectores resentirán el esfuerzo al restringirse su gasto y ciertamente la regla fiscal deberá revisarse, pero con la mesura requerida para que no quede en nada el esfuerzo que con sus fallas, se realizó en el 2022 con injustificadas flexibilizaciones como es el caso de las municipalidades, que hicieron fiesta con los recursos adicionales. La regla fiscal debe incentivar también una mejor gestión a nivel de cada ente gubernamental, de tal manera que los recursos disponibles vayan más allá en el cumplimiento de los objetivos gubernamentales que como ha sido.

Es posible personas como la diputada no tengan claro que la regla fiscal no solo aplica a los fondos del Ministerio de Hacienda y que no entiendan inclusive el porqué de la herramienta, cosa no fácil para gran parte de la ciudadanía.

El Frente Amplio es una amalgama de ciudadanos de izquierda, seguramente incluidos desde marxistas ortodoxos favorecedores de la economía vudú, hasta sociales demócratas de izquierda. Eso nos lleva a que algunos tratarán de socavar la regla fiscal para llevar la economía a una situación insostenible, que acelere las crisis periódicas de los ciclos capitalistas y que nos lleve, todo esto según el planteamiento teórico marxista, hacia la destrucción del sistema para remplazarlo por una dictadura del proletariado, que algunos llamamos “sobre” el proletariado. Esto no sería bueno pues ya sabemos el desastre al que conducen las ideas de izquierda extrema, contrarias a la economía mixta que practicamos, así como a la democracia pluralista y republicana de la que estamos orgullosos.

Me llama mucho la atención que rara vez se escucha a un miembro del Frente Amplio hablar de producción, productividad y competitividad. Pretenden se haga “chocolate sin cacao” o como ya se explicó, podrían tener otros designios.

Los mencionados conceptos son necesarios no solamente en la dimensión micro a nivel productivo. Se dan también en las instancias del estado, pues su eficiencia y eficacia coadyuvan a veces decisivamente a la productividad y competitividad del país. Una regla fiscal potente es clave para este propósito. Es más, es una excelente idea fomentar la emprendeduría, tema mencionado por la diputada en el mismo artículo, pero cuidado: se trata de fomentar empresas exitosas o sea suficientemente productivas capaces de generar una mejor vida para sus propietarios y empleados, no para generar una masa de jóvenes frustrados que pretendan vivir del estado, o sea de los demás, sin contribuir a la producción y convirtiéndose en una masa políticamente manipulable.

Lo que deberíamos buscar es emprendedores que se vuelvan empresarios y parte del sistema capitalista. Para ello se requiere un “ecosistema” favorable, lo que incluye un sector privado sólido y dinámico al que puedan “encadenarse” en condiciones favorables quienes emprendan. Y por supuesto, un entorno económico mucho mejor que el que tenemos actualmente, para lo que, de nuevo, es necesaria una regla fiscal robusta y con muy contadas y muy justificadas excepciones. No podemos dejar de lado también la necesidad de contar con modelos de apoyo estatales y privados no paternalistas que tampoco creen dependencias.

“Pongámonos las pilas”, costarricenses. Hagamos un esfuerzo por entender la ciencia económica y no caigamos en la trampa de la economía vudú. El país ha mejorado a pesar del dañado entorno: atraemos inversión extranjera, exportamos cada día más, bienes y servicios y el desempleo baja, no así la pobreza endémica todavía. Así mismo las finanzas del estado enseñan un repunte pero falta mucho camino por recorrer. Le pido a la diputación, mucha de ella novel y quizás poco conocedora de la ciencia económica, que no caigan en la trampa de buscar resolver lo específico sacrificando lo global. Promovamos un mejor uso de los recursos existentes y no un espejismo que nos conduzca al despeñadero, con el gasto público de nuevo desorbitado, el tipo de cambio por las nubes, la inversión local y extranjero en fuga y sin recursos para importar lo que necesitamos. Así nunca lograremos un país más solvente, justo y ambientalmente sostenible.

Ex viceministro de Planificación (OFIPLAN).

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