Y la delirante realidad del presidente Rodrigo Chaves
Guido Mora Mora
El pasado 2 de mayo los costarricenses, que esperábamos un mensaje de rendición de cuentas del presidente Rodrigo Chaves, fuimos testigos de un espectáculo circense montado desde Zapote.Chaves y su club de aduladores convocaron, movilizaron y dirigieron un mensaje a su grupo de seguidores, algunos de los cuales posiblemente hasta ahora se ocupan de hablar de política y que, por su condición social; la ausencia de esfuerzo o de espíritu de superación y otros que, ante la falta de oportunidades generadas por el modelo de desarrollo vigente, conforman un conjunto de “ciudadanos antisistema”, caracterizados, entre otras cosas, por la imposibilidad de satisfacer sus necesidades de consumo -desde las más básicas, hasta las más sofisticadas-.
En su discurso, el presidente no se refirió al récord de asesinatos; a las víctimas colaterales de los sicarios; a la ausencia de estrategias e instrumentos para combatir la criminalidad o el incremento de la pobreza y el desempleo que, aunque los datos oficiales deseen ocultarlo, sigue en incremento.
Rodrigo Chaves se dedicó a alimentar las creencias y mitos que ha venido impulsando desde su elección, promoviendo la falsa imagen de ser un “profundo transformador político” y haciéndole creer a miles de costarricenses la falaz idea de que es el dueño absoluto de la verdad y de que todos los demás grupos que conviven en el espectro político nacional, constituyen “una casta” que se opone a las mágicas soluciones que, como ocurre con la ministra de educación -con la ruta de la educación-, la de salud, o el mismo tesorito nacional, como ahora denomina Chaves a Pilar Cisneros, sólo existe en el inconsciente delirante de este presidente y su gabinete, el más inestable de la historia contemporánea de nuestro país.
La realidad es que, en su mensaje, Chaves y sus secuaces guardaron silencio ante el deterioro acelerado de la atención de la Caja Costarricense de Seguro Social; ante la negativa de construir el Hospital de Cartago; la reducción de las becas y de la inversión social, o la ausencia de proyectos transformadores, que ha sido incapaz de formular, pensando en el futuro de los costarricenses.
Hasta el momento, Rodrigo Chaves se sigue vistiendo con ropajes ajenos, porque el conjunto de obras de infraestructura, el mejoramiento de la situación fiscal, y la atracción de inversiones tecnológicas, entre otras, son el resultado de las acciones y decisiones tomadas por anteriores administraciones.
Es claramente visible que la Administración Chaves Robles ha sido incapaz de administrar la problemática cotidiana de nuestro país y esta incapacidad ha resultado en un sensible deterioro de la seguridad ciudadana, del manejo de los puertos, del mantenimiento de la infraestructura, de la lucha contra la delincuencia internacional o del deterioro de los índices de salud y educación. Puntualmente, la gestión pública de la Administración Chaves Robles es desastrosa y las evidencias las tenemos en el tratamiento y atención de los más diversos temas, a lo largo y ancho del país.
Ante esta contundente realidad, Rodrigo Chaves utiliza su diatriba de mentiras para llenar de ilusiones la cabeza de su grupo de incondicionales y, cómo ha sido su costumbre, amenazar y extorsionar a la Asamblea Legislativa -y a otras instituciones del Estado-, con el fin de que aprueben un conjunto de proyectos de Ley que, no sólo han estado mal redactados, sino que incluso tienen roces constitucionales: una vez más, la incapacidad de la Ministra y de la Oficina de Leyes y Decretos del Ministerio de la Presidencia se pone en evidencia, pues no han logrado siquiera, presentar textos confiables, que cumplan con los requisitos técnicos establecidos en las normas jurídicas, que rigen la redacción y el trámite de estas propuestas de ley.
La Oficina de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa así se los ha hecho ver y ha frenado el avance de proyectos de Ley, que más bien parecen ocurrencias y disparates de un dictadorzuelo en formación, que se considera el único poseedor de la verdad.
Rodrigo Chaves, cuya administración ni siquiera ha tenido capacidad de negociar -palabra que no existe en la mente delirante del Presidente-, y redactar los textos de esas propuestas de Ley, nos amenaza ahora con convocar la discusión de algunos de estos temas en un Referéndum del cual desea valerse, signándolo como una consulta por excelencia al Soberano, sin entender que con la convocatoria de algunos de esos temas que pretende someter mediante este mecanismo, violenta incluso la normativa jurídica que regula el uso de este instrumento consultativo.
Una vez más, Rodrigo Chaves logra apropiarse de la agenda política e introduce a todos los grupos en la temática que le interesa manejar, distrayendo la atención de la opinión pública, que sigue sin percatarse de la incapacidad de gestión, del incumplimiento de promesas y del deterioro de la situación social, que después de 2 años de Gobierno, es responsabilidad exclusiva de la Administración de Rodrigo Chaves Robles.
No tengo duda de que Chaves está vendiendo de manera maniqueísta el Referéndum, como la panacea para “resolver todos los males” que sufre el país, – aquellos que a él, particularmente, le interesa señalar como tales-.
Lo que no comprendo es cómo los demás grupos políticos, desde el Partido Liberación Nacional, hasta el Frente Amplio, caen en la celada tendida por Rodrigo Chaves.
Resulta imprescindible que impere el interés país y que vuelva a prevalecer el sentido común.
Estas agrupaciones, lejos de enfrascarse en la discusión sobre la posibilidad o no de convocar a un Referéndum, tema que debe ser desvelo del Poder Ejecutivo -y al que aparentemente se dedicará los últimos dos años de su administración-, deberían de abandonar la complaciente posición que han ocupado y denunciar, un día sí y otro también, los reiterados incumplimientos de las promesas de campaña y el galopante deterioro de la situación social e institucional, señalada incluso por organismos internacionales.
Por otra parte, es urgente que el Directorio Legislativo y los jefes de fracción de las diversas agrupaciones políticas dejen de lado mezquindades y sectarismos. El sentido histórico debe de convocarlos para que trabajen en la construcción de acuerdos legislativos pluripartidistas que, ante la limitada capacidad de liderazgo del Poder Ejecutivo, defina los derroteros que orienten el desarrollo de la Costa Rica de los próximos años.
Concluyo afirmando que Rodrigo Chaves Robles y sus patrocinadores, se han convertido en una amenaza evidente para la democracia y el Estado Social de Derecho, el uso de instrumentos y medias verdades para lograr sus objetivos es evidencia contundente de sus nefastas intenciones.
Ante esta realidad, es imperativo ocuparnos por resolver los problemas de articulación de los partidos políticos y los sectores sociales que le adversan, que no han logrado construir una narrativa, un frente, ni una posición congruente que permita desinflar un globo que presagia un futuro borrascoso para nuestro sistema democrático.
Me pongo de pie para aplaudir a Guido Mora. En política no existen los vacíos y es hora de hacer los acuerdos necesarios, adueñarse de la agenda y evitar el descalabro.