Cuaderno de vida
Gustavo Elizondo Fallas
En ese estado llamado Costa Rica como el resto del mundo, estamos ante una pandemia que se presenta cada 100 años, solo que cambia de causa, donde los que “firmamos” el Contrato Social, debemos protegernos y proteger a los demás, acatando las medidas sanitarias que las autoridades de salud, pertenecientes al Estado, determinan en salvaguarda del colectivo. No obstante, existe una parte de la población “firmantes” de ese contrato implícito, que, en forma irresponsable, suicida y criminal, irrespetan las medidas, algunos impulsados por teorías de conspiración que solo en las novelas de ficción existen, mientras que otros se sienten inmunes al virus, como el Alcalde de un cantón guanacasteco quien dijo que ellos podían realizar actividades masivas porque “eran una raza diferente”; hoy día, en ese cantón de raza superior, los casos activos de covid-19 se acercan a los 300 casos y suman 21 lamentables fallecimientos. Sumemos a los que se resisten a colocarse las vacunas, entre ellos trabajadores de la salud, enajenados por noticias falsas e información manipulada en la red.
Pero es aquí donde queremos llamar la atención, ya agotadas las campañas de sensibilización que llaman a cumplir las medidas dispuestas, donde un grupo de la población, los menos, se resisten a acatar las medidas, debe el Estado a través de sus cuerpos policiales y de salubridad, reforzar las acciones coercitivas y hasta represivas para ponerlos en cintura, las consecuencias de las acciones de esta minoría, ponen en juego la salud, la vida, la economía y el bienestar general de las grandes mayorías; con el cuento de la defensa de las libertades individuales, la gente quiere hacer lo que le viene en gana, olvidando que mis derechos llegan hasta donde inician los de los otros miembros de la sociedad.
En esta línea, el Poder Ejecutivo debe enviar para conocimiento y aprobación de la Asamblea Legislativa, una ley que agrupe y aclare medidas dispersas en la Ley General de Salud, Código Penal y Civil, entre otras referencias del marco jurídico, que permitan a las autoridades la aplicación en forma efectiva y con solidez legal. Le toca a la Asamblea Legislativa legislar en forma efectiva, hasta como una forma de reivindicar que no se portaron tan bien con la aplicación de medidas, a pesar de tener todas las condiciones para evitar los contagios; si el 8% de contagios que ha tenido el Parlamento se infiriera a la población total del país, se tendría un acumulado de casi medio millón de casos. Esta legislación urge tanto o más que la negociación con el FMI, un país devastado como al que nos llevan los irresponsables no tendrá organismo internacional que lo salve.
Una vez más, Gustavo nos pone en perspectiva la brecha existente entre lo que quiero hacer y lo que debo hacer. El bien común siempre deberá anteponerse al individual, una máxima sin excepciones.