El conflicto entre la OTAN y Rusia: ¿Por qué continúa?

El conflicto entre la OTAN y Rusia centrado en la guerra de Ucrania era previsible, predecible y evitable: ¿Por qué continúa?

Vicenç Navarro

Ucrania

INTRODUCCIÓN: LAS FALSEDADES QUE SE ESTAN PROMOVIENDO SOBRE ESTE CONFLICTO

Existe un conflicto, primordialmente entre la OTAN por un lado y Rusia por el otro, que alcanza su dimensión militar en la guerra de Ucrania, que está creando una crisis enorme que está afectando muy negativamente el bienestar de la mayoría de la población mundial tanto del Norte como del Sur y tanto de un bloque como del opuesto, incluyendo también de aquellos que no están en ningún bloque. Y lo que es muy preocupante es que, como ocurre en cada guerra, los mayores medios de comunicación participan en esta guerra transformándose en medios de promoción y propaganda en lugar de información. En cada lado del conflicto se ve la demonización del enemigo al cual hay que destruir o hacer desaparecer. Así se crea una cultura bélica que impide la resolución del problema. Y esta es la situación actual en la que nos encontramos, en la que lo que se presenta como la única solución de esta guerra, es la derrota completa del enemigo. Y como esto no parece que vaya a ocurrir pronto, se concluye que tenemos guerra para rato, lo cual puede llevarnos a un auténtico desastre mundial. De ahí la enorme importancia y necesidad de entender lo que está ocurriendo. Sin negar la gran responsabilidad que la dirección de Rusia liderada por Putin ha tenido en iniciar la invasión criminal y la guerra de Ucrania, hay también que informar (lo cual los mayores medios de comunicación no están haciendo) como la OTAN ha ido también contribuyendo a crear el contexto en el cual tal invasión tuvo lugar. Y ello dificulta en gran manera que se entienda lo que está pasando y por lo tanto dificultando que se pueda llegar a una situación adonde se pueda terminar este conflicto, responsable de una de las mayores crisis económicas y sociales que el mundo ha visto en los últimos cincuenta años.

Este artículo continúa otros anteriores donde he hecho críticas de la (1) Unión Soviética (2) de la transición que ocurrió en Rusia tras el colapso de la Unión Soviética y las políticas públicas realizadas por Yeltsin y su mano derecha, Putin, que originaron el mayor crecimiento de la mortalidad de la población rusa desde la II Guerra Mundial y (3) la conversión del equipo dirigente del nuevo sistema (heredero del aparato del estado soviético anterior), de un nacionalismo extremo, profundamente conservador cristiano, parte de una nueva internacional de ultraderecha muy preocupante. En este artículo hago una crítica de las falsedades que se están promoviendo por gran parte de los medios informativos en España sobre la OTAN que están negando sus responsabilidades en haber creado las condiciones para que se realizara la invasión criminal de Putin en Ucrania.

LA IDEALIZACIÓN DE LA OTAN

Existe una percepción generalizada en los establishments políticos y mediáticos españoles de que la OTAN se creó como una respuesta a la amenaza que la Unión Soviética representaba para las democracias existentes a los dos lados del Atlántico Norte. Había que frenar las supuestas ansias expansionistas de la Unión Soviética estableciendo un sistema armado en defensa de la democracia en aquellos países. De ahí que se estableciera la Alianza Atlántica y su rama militar (la OTAN) liderada por el gobierno federal de EEUU, que jugó desde el principio un gran protagonismo presentándose (y siendo percibido por sus aliados en la Alianza Atlántica) como el gran proveedor de seguridad y garantía de sus democracias. En esta percepción, Seguridad, Fuerzas Armadas y OTAN eran conceptos y realidades intercambiables necesarias para la defensa de España. Esta percepción ha sido y continúa siendo promovida por la gran mayoría de los medios de información en España, alcanzando su máxima expresión durante las recientes reuniones de la dirección de tal organización en Madrid hace solo unas semanas.

LA FALSEDAD DE TAL IDEALIZACIÓN DE LA OTAN

Para construir esta percepción idealizada y falsa de la OTAN y del gobierno estadounidense que la lidera, se han tenido que ignorar hechos históricos y eventos actuales que cuestionan los pilares sobre los que se sustentan tal falsedad. Tales medios debieran preguntarse: si la OTAN se estableció por la Alianza Atlántica para defenderse de la Unión Soviética, ¿cómo se explica que este organismo haya seguido existiendo después de que la Unión Soviética desapareciera? Es más, el mayor crecimiento de la OTAN fue después del fin de la Unión Soviética, no antes. ¿Cuál era pues el objetivo de la OTAN para seguir creciendo, si el enemigo ya había desaparecido? ­­­­­Otra serie de preguntas que tales medios deberían también hacerse es porqué la OTAN, supuestamente defensora de la democracia a los dos lados del Atlántico Norte, ha tenido la gran mayoría de intervenciones militares en otros continentes distintos a Europa y Norte América, su lugar de ubicación, y no precisamente en contra de la Unión Soviética, sino en contra de otros enemigos.

¿ES LA INTENCIÓN DEL LIDER DE LA ALIANZA ATLÁNTICA DEFENDER LA DEMOCRACIA?

Otra realidad que cuestiona la veracidad del argumento que se utiliza en defensa del liderazgo del gobierno estadounidense en esta Alianza, es la escasa evidencia de que tal gobierno se haya distinguido por su compromiso con la democracia a nivel mundial. Es cierto que en la II Guerra Mundial el gobierno de EEUU jugó un papel importante en la derrota del Nazismo, aunque en Europa la mayor responsabilidad de la victoria, como Winston Churchill subrayó, se debió a la determinante intervención de la Unión Soviética. Los costes humanos de tal conflicto fueron mayores para este último país que para EEUU. La Unión Soviética perdió en este conflicto 24 millones de ciudadanos (8 a 10 millones militares y 14 millones civiles). El número de estadounidenses fue muchísimo menor (418,500, de los cuales solo 1700 fueron civiles). Estados Unidos fue determinante en la victoria al Japón Imperial en el Pacífico, y aunque en Europa también fue importante, allí la fuerza determinante fue la Unión Soviética.

Pero desde entonces, desde el fin de la II Guerra Mundial, la política exterior de EEUU se caracterizó por su apoyo a dictaduras enormemente opresivas y represivas existentes en el mundo, incluyendo en Europa. En España, el gobierno federal de EEUU jugó un papel clave, junto con el Vaticano, en el proceso de reconocimiento internacional de una de las dictaduras más crueles y sangrientas en la Europa del siglo XX: la dictadura fascista española liderada por el General Franco. Según el Profesor Malefakis de la Columbia University en Nueva York, experto en el fascismo europeo, por cada asesinato político por parte del régimen fascista italiano liderado por Mussolini, el régimen fascista español liderado por Franco asesinó a diez mil. El gobierno estadounidense fue también instrumental en el establecimiento y apoyo de dictaduras reaccionarias, crueles, y sangrientas en otras latitudes. En varios países de América Latina, incluyendo Chile, cuando yo estaba asesorando al Gobierno Allende, pude ser testigo directo de la intervención del Gobierno Nixon en el golpe militar del General Pinochet. Y lo mismo ocurrió en otros continentes. En Latinoamérica el único país asociado a la OTAN es Colombia, que a petición del gobierno Uribe (de la derecha dura colombiana), fue admitido en condición no de miembro, pero sí de «aliado principal». Y hoy EEUU cuenta entre sus grandes aliados a países como Arabia Saudita, carentes de los más mínimos derechos humanos (dictadura peor que la rusa liderada por Putin), que ha estado invadiendo a Yemen con la ayuda militar de EEUU. Considerar al gobierno federal de EEUU como gran defensor de la democracia no se corresponde con su récord histórico.

¿CUÁL ES PUES EL OBJETIVO DE LA OTAN?

La OTAN no es solo una alianza militar. Es bien conocido que el gobierno federal de EEUU ha intervenido activamente en la política interior de países alrededor del mundo para defender sus intereses. Estas intervenciones han incluido el uso de la OTAN para presionar e intervenir en la política interior de la mayoría de los países miembros de tal organización en Europa, con el fin de debilitar a aquellas fuerzas políticas y sociales opositoras al modelo económico y social neoliberal estadounidense. Ejemplo de ello ha sido la promoción del sindicalismo corporativista frente al sindicalismo de clase (que está prohibido en EEUU, por la Ley conocida como Taft Hartley Act, aprobada por el congreso en el año 1947, a pesar del veto del Presidente Truman), la privatización en la financiación y gestión de la sanidad, y muchos otros casos y ejemplos. El gobierno federal del EEUU organizó frecuentemente sesiones para intelectuales y académicos de los países miembros de la OTAN a fin de promover el modelo neoliberal característico de su sistema económico y político.

De ahí que su animosidad política se centrara no solo en los partidos comunistas de la Europa Occidental, sino también en la mayoría de los partidos de izquierda. Incluso cuando los partidos comunistas rompieron con la Unión Soviética, su animosidad hacia muchos de estos partidos no se diluyó. Lo ocurrido en el Sur de Europa es un ejemplo de ello. Y hemos visto que en Europa la admisión de nuevos miembros de la OTAN procedentes del este de Europa, , han sido en su mayoría gobernados por la derecha, incluyendo la derecha extrema, como son los casos de Polonia y Hungría. La entrada a la Unión Europea de estos países ha reforzado también a las derechas en el Parlamentó Europeo. Y ello es probable que ocurra con la admisión de Ucrania, gobernada por un establecimiento político que se ha caracterizado por la aplicación de medidas económicas y sociales de clara sensibilidad neoliberal. La gran mayoría de medios de información no han informado de las propuestas realizadas por el nuevo gobierno ucraniano (ya en el periodo pre-guerra) y aprobadas recientemente por el parlamento ucraniano que debilita enormemente los derechos y la protección social del setenta por ciento de la población laboral ucraniana. Los sindicatos ucranianos han protestado y la federación europea sindical ha denunciado tal reforma (Thomas Rowley and Serhiy Guz, Ukraine to pass laws wrecking workers’ rights, Social Europe 07/22/2022, Social Europe es una de las revistas de Políticas Social de mayor credibilidad y prestigio en Europa. Uno de los autores, Guz, es un periodista ucraniano que escribe de temas laborales y uno de los miembros de la comisión sobre periodismo ético de aquel país). Hoy uno de los países que apoya más la continuidad de la guerra de Ucrania es Polonia, un país que fue sancionado en su día por la Unión Europea por la escasa democracia de sus instituciones políticas.

OTRA FALSEDAD: ¿PUTIN COMO CONTINUADOR DE LA UNIÓN SOVIÉTICA?

El hecho de que se expandiera la OTAN después de la caída de la Unión Soviética podría explicarse si se viera a Putin como continuador del sistema soviético. Esta ha sido la interpretación que las derechas en España han querido dar para justificar la continuidad de la OTAN. Es más que preocupante que este argumento también esté sostenido por amplios sectores de las izquierdas españolas, lo cual refleja una enorme ignorancia sobre lo ocurrido en Rusia en los últimos años. Escribí ya hace muchos años un libro («Social Security and Medicine in the USSR» Lexington Books, 1977) muy crítico de la Unión Soviética, donde ya señalaba los graves problemas de aquel sistema, que no era un sistema universal de derechos, sino dual con dos sistemas de protección social, uno para la mayoría de la ciudadanía y otro para las jerarquías y sus descendencias. Tal crítica originó que se me declarara persona «non grata» en aquel país y que mis libros fueran prohibidos. Es interesante remarcar que otro conocido analista de la Unión Soviética basado en Harvard (con una posición conservadora), nunca fuera declarado persona non grata y sus libros continuaran leyéndose en aquel país. Era claro que las criticas procedentes de las izquierdas, como era el caso de mi libro, le representaba al gobierno soviético una amenaza, a diferencia de las críticas realizadas por autores con ideologías de derecha.

LA OTAN APOYÓ MAS A YELTSIN Y PUTIN QUE A GORBACHOV

Putin fue la mano derecha de Yeltsin, quien en realidad representaba los sectores dominantes del liderazgo de la Unión Soviética opuesto a las reformas propuestas por Gorbachov, que había propuesto el establecimiento de un sistema de seguridad europeo que abarcara toda Europa, acabando con la Guerra Fría y con la necesidad constante de expandir el poder armamentista, que venía siendo sostenido por enorme cantidad de recursos públicos, que como consecuencia empobrecieron los servicios públicos generales (la sanidad, la educación y la protección social). Fue el gobierno de EEUU de entonces el que se opuso al establecimiento de la seguridad europea, pues ello habría disminuido su protagonismo. De ahí que favoreciera claramente a Yeltsin, quien privatizó masivamente los mayores medios de producción que pasaron del Estado a las manos privadas de los jerarcas de régimen, generando una enorme crisis social sin precedentes, responsable de los crecimientos de mortalidad más altos que haya conocido aquel país tras la II Guerra Mundial.

EL ENORME COSTE HUMANO QUE SIGNIFICARON LAS POLÍTICAS DE PUTIN PARA LA POBLACION RUSA

Tal privatización fue asesorada por un grupo de bien conocidos economistas neoliberales estadounidenses que habían aconsejados antes a gobiernos neoliberales de América Latina, y que establecieron un capitalismo sin guantes (es decir, sin protección social) claramente extremista, que causo el daño al cual hago referencia en el parágrafo anterior. Hoy hay una clase empresarial de carácter caciquil que controla aquel Estado. La pobreza abarca a una tercera parte de su población. Su ideario es un nacionalismo étnico y racista, profundamente cristiano y conservador (con clara complicidad entre el Estado y la iglesia ortodoxa cristiana rusa) de clara tendencia imperialista, muy crítico de la antigua Unión Soviética (y de su fundador Lenin), por ser una Federación de Estados que siempre había respetado el derecho de Ucrania a ser una nación con su propio Estado, contrario a la consideración de putinismo de que Ucrania sigue siendo parte integral de Rusia.

CÓMO LA OTAN FACILITÓ EL CRECIMIENTO DEL PUTINISMO Y EL EXTREMISMO NACIONALISTA

Y el crecimiento de tal ideología nacionalista ha sido precisamente facilitada por el comportamiento de la OTAN, que ha rodeado a Rusia de bases nucleares militares apuntando a Moscú amenazando la seguridad de dicho país. El gobierno federal de EEUU nunca aceptó que se rodeara a EEUU de bases militares nucleares y el Presidente Kennedy, en su momento, forzó la retirada de las bases soviéticas establecidas en Cuba. Y personas que habían sido arquitectas de la Guerra Fría, como Kissinger, habían ya alertado de no expandir las bases de la OTAN hacia el este de Europa, una vez la Unión Soviética aceptara la unión de Alemania tal como hizo Gorbachov. Un acuerdo para que ello ocurriera fue precisamente que la OTAN no se expandiera hacia el Este lo cual no se respetó. La OTAN continuo expandiéndose en el este de Europa. Y antes de que ocurriera la invasión rusa, la OTAN tenía ya personal trabajando en Ucrania trabajando con las fuerzas armadas ucranianas (tal como ha señalado el New York Times) ignorando los acuerdos de Mintz que el gobierno ucraniano anterior al actual había aprobado junto con Francia, Alemania, Bielorussia y la propia Rusia y que garantizaba la seguridad de Ucrania sin la participación de la OTAN. La guerra podría haberse evitado si aquel tratado se hubiera respetado. Pero ni el gobierno ucraniano ni el gobierno de EEUU favorecían tal acuerdo. Y ahí está la raíz del problema. Esta clarificación no es para justificar lo indefensible, la brutal invasión a Ucrania, sino una explicación de que la OTAN contribuyó a crear la situación en la que nos encontramos.

Fue un enorme error que muchos países europeos de la OTAN no apoyaran a Francia y Alemania en el acuerdo de Mintz. Su vasallaje hacia el gobierno de EEUU ha sido un enorme error. Y ha indirectamente reforzado a la extrema derecha en Europa, incluyendo a Polonia (la máxima defensora de la continuidad de la guerra de Ucrania),. Polonia es, junto con la Gran Bretaña, la mayor fuerza europea defensora de la continuación del conflicto militar y la mayor aliada del gobierno de Ucrania después de EEUU.

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA, CRISIS QUE ERA PREVENIBLE

Hoy estamos viendo una enorme crisis económica y social que afecta predominantemente a las clases populares, no solo de Ucrania sino también de Rusia, de Europa, de EEUU y también del resto del mundo y muy en particular del Sur Global, crisis que se debe en gran parte a las sanciones y a la guerra. Y entre los beneficiados están grupos económicos y financieros que tienen gran influencia sobre los gobiernos de EEUU y de la Unión Europea por una parte y de Rusia por otra. Y están consiguiendo sus objetivos. Los grandes temas que exigen colaboración mundial – tales como la pandemia, la crisis climática, y la crisis social actual – han desaparecido de la atención de los mayores establishments políticos y mediáticos internacionales. En este lado del conflicto las grandes empresas del armamiento y de las energías no renovables (muchas de ellas basadas en el territorio de EEUU) están haciendo beneficios sin precedentes, beneficios que en EEUU se están consiguiendo también en parte a costa de un enorme sacrificio de las clases populares estadounidenses, que son las primeras víctimas de tal modelo económico, político, y social de orientación neoliberal. EEUU es uno de los países a los dos lados del Atlántico Norte con menos derechos sociales y laborales, con problemas enormes debido en parte a un sistema democrático muy limitado en que la distancia entre lo que las clases populares desean y lo que el gobierno federal realiza son enormes. Un dato publicado ayer en EEUU es un indicador de ello. La muerte por armas de fuego en EEUU es la causa de mayor mortalidad entre niños y jóvenes, siendo el poder de la National Rifle Association sobre la clase política enorme, y ello a pesar del gran apoyo popular de medidas de control en la provisión y distribución de tales armas.

EL PREOCUPANTE FUTURO: EL CRECIMIENTO DE LA ULTRADERECHA AL NIVEL MUNDIAL

Hoy, como consecuencia del gran deterioro de la situación económica y social de la mayoría de los países del mundo, en parte debido al conflicto cristalizado en la guerra de Ucrania, hay una enorme instabilidad política y social (que ya se había iniciado durante la Gran Recesión y más tarde con la pandemia), muy acentuada en los países del Atlántico Norte que está cuestionando la legitimidad del sistema político democrático. Hoy en EEUU hay una enorme crisis política con un enfado generalizado en amplios sectores de la clase trabajadora aprovechada y explotada por la ultraderecha trumpiana, que es muy probable que gane las próximas elecciones parlamentarias este próximo Noviembre y la presidencia en las elecciones del 2024. Algo semejante está ocurriendo en Europa, donde la ultraderecha está creciendo, con clara empatía había e trumpismo estadounidense, y que puede llegar a gobernar varios países de la región, y que podrían terminar asociándose con Putin para establecer una alianza de gobiernos ultraderechistas y conservadores sin precedentes a nivel mundial (ver mi artículo «El nazismo y el fascismo en los años treinta, el trumpismo y previsiblemente el putinismo ahora» Público, 04/14/22).

La única alternativa es precisamente cambiar radicalmente este modelo económico, político y social neoliberal, haciendo aquellas reformas profundas que respondan a las necesidades de la mayoría de las clases populares, rompiendo con la globalización neoliberal, sustituyéndola por un internacionalismo en el que se vea que las clases populares de todos los países, tanto los del Norte como los de Sur Global, y tanto los que pertenecen a un lado como al otro, tienen más intereses en común que no en conflicto. Es obvio que las clases populares rusas, así como las clases populares europeas y estadounidenses, están viendo como su calidad de vida y bienestar se están deteriorando notablemente. Y también está ocurriendo en la mayoría de los países del Sur Global. Y no digamos ya de la población ucraniana que está siendo brutalmente atacada con un enorme sacrificio aún mayor de sus clases populares. Y de ahí la gran necesidad de reconocer y denunciar la responsabilidad que tiene la Alianza Atlántica en desarrollar y facilitar las condiciones para que ello ocurriera. Se avisó tanto al gobierno de EEUU como a los otros miembros de la OTAN que su política llevaría a esta situación. Y así ha ocurrido.

Ello no excusa la enorme responsabilidad del régimen de Putin que está sosteniendo su invasión con fines claramente políticos para mantenerse en el poder en Rusia. Creerse que la guerra debilitaría su liderazgo es no conocer el régimen putinista. Por otra parte, el enorme militarismo que el Presidente Biden está sosteniendo (para debilitar a Putin) a fin de reforzar su liderazgo en el mundo occidental es y será enormemente impopular debido a los enormes costes que significa la aplicación de tales políticas para la calidad de vida de­­­­­ su población puesto que tales costes se realizan a costa de un enorme empobrecimiento social de las clases populares. La continuación del conflicto y falta de resolución de los enormes problemas políticos, económicos y sociales creados está facilitando el crecimiento de movimientos de protesta, que en los países del Atlántico Norte está canalizando las ultraderechas profundamente antidemocráticas. Y de ahí la enorme urgencia de desarrollar una cultura opuesta a la bélica, militarista y conflictiva existente, sustituyéndola con otra solidaria que anteponga los intereses de las clases populares de los países en conflicto, mostrando que tienen mucho más en común que no en conflicto, oponiéndose a los intereses minoritarios y dominantes responsables de su continuidad y de esta enorme crisis. Debiera ser obvio que los grandes problemas que las poblaciones actuales y venideras tienen, que amenazan su propia supervivencia, requiere una cultura opuesta a la existente que entienda seguridad como bienestar compartido en lugar de insolidaridad y fuerza militar.

Fuente: publico.es

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