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El topónimo de Chapultepec procede del idioma náhuatl chapul (in) -saltamontes-; tepe (tl) -cerro o montaña. La c al final es un sufijo que denota nombre de lugar: en el cerro del Chapulín.
El bosque de Chapultepec tiene una historia que se remonta a tres mil años. Piezas de cerámica y entierros del periodo Preclásico (2500 a.C – 200 d.C.) son testimonios que nos hablan de los primeros pobladores a las orillas del lago de Texcoco. Los mexicas lo ocuparon en diferentes ocasiones: durante su migración, se detuvieron por un corto tiempo en Chapultepec, hasta que fueron expulsados por los chalcas y los xochimilcas, pueblos vecinos. En 1325, después de la fundación de México-Tenochtitlan, Chapultepec fue considerado como lugar sagrado y sitio estratégico debido a los manantiales que surtían de agua potable a la capital del imperio.
Durante el Virreinato, Chapultepec continuó siendo un sitio de gran importancia. En 1530 el emperador Carlos Quinto decretó, por Cédula Real, que el bosque de Chapultepec se convirtiera en propiedad de la ciudad de México. Para los primeros virreyes éste era un lugar de descanso y esparcimiento: lo utilizaban para pasear y para cazar ciervos, liebres y conejos. Era tan apreciado, que el virrey Luis de Velasco (1590-1595) mandó construir un palacio de recreo en la falda del cerro. Este fue destruido en 1784 por una explosión de pólvora por lo que, un año después, el virrey Bernardo de Gálvez inició la construcción de otro palacio en la cima del cerro: el Castillo de Chapultepec.
En 1845, el bosque fue utilizado como lugar de práctica de los cadetes del Colegio Militar, quienes ejercitaban tiro y realizaban todo tipo de actividades militares. Dos años más tarde, tras la guerra contra Estados Unidos, el cerro fue talado en su totalidad para evitar que se escondieran las tropas derrotadas.
La transformación del bosque de Chapultepec, hasta convertirlo en uno de los parques más bellos y famosos del mundo en el siglo XX, es una de las obras del gobierno del general Porfirio Díaz. En 1895, se formó una comisión con el fin de hacer de aquel hermoso lugar un verdadero sitio de recreo, abierto a todo público. El rescate del bosque consistió en trazar calzadas con desarrollos, casi idénticos, a los del bosque de Bolonia; se hizo un lago artificial y se aprovechó la tierra de la excavación para formar montículos, de diversas alturas, que rompieran con la monotonía de las superficies planas. No obstante, el Bosque se ha ido transformando desde entonces, a la par de los cambios políticos, económicos, sociales y culturales de la ciudad que lo alberga.
El Bosque de Chapultepec es uno de los parques urbanos más grandes de América Latina, con una extensión de aproximadamente 686 hectáreas. Para que se den una idea de lo grande que es, por ejemplo el Central Park en Nueva York, tiene una extensión de 341 ha y La Sabana 72 ha.
Está dividido en cuatro secciones y alberga algunos de los sitios culturales, históricos y turísticos más importantes de México, como el Museo Nacional de Antropología y el Castillo de Chapultepec. Cuenta con tres lagos artificiales, parques, centros culturales, espacios deportivos y más de 100 monumentos. Por todo esto, constituye uno de los lugares más visitados por capitalinos y turistas.
Originalmente, fue considerado un sitio sagrado por los mexicas, y con el paso de los siglos se convirtió en un lugar de recreo para las élites y, más tarde, para la población en general. A lo largo del tiempo, ha sido el escenario de importantes eventos históricos, además de ser un refugio natural en medio de la ciudad.
El castillo, cuya construcción comenzó en el siglo XVIII durante el virreinato, ha tenido múltiples usos a lo largo del tiempo: fue residencia imperial de Maximiliano de Habsburgo y Carlota, sede presidencial durante el siglo XIX, observatorio astronómico y, finalmente, museo a partir de 1944. Su arquitectura neoclásica y neogótica, sus jardines ornamentados y su privilegiada vista de la ciudad lo convierten en un lugar único.
El museo alberga una vasta colección de objetos, documentos, vestimentas, pinturas y mobiliario que narran la historia de México desde la época virreinal hasta la Revolución Mexicana. Destacan las salas dedicadas a la Independencia, la Reforma, el Segundo Imperio y el Porfiriato, así como los espacios conservados tal como los habitó la corte de Maximiliano.
Uno de los sitios más visitados del museo es la sala dedicada a la batalla de Chapultepec y los Niños Héroes, que honra a los cadetes que murieron defendiendo el castillo en 1847. Allí se conservan uniformes, armas y elementos simbólicos que evocan aquel dramático episodio de la historia nacional.
En el museo se pueden realizar diversas actividades culturales e históricas como recorrer sus elegantes salones decorados con muebles y objetos originales del siglo XIX, explorar exposiciones permanentes y temporales del museo, conocer detalles sobre personajes clave como los emperadores Maximiliano y Carlota o los Niños Héroes.
Además, se puede caminar por sus jardines y terrazas, disfrutar de impresionantes vistas panorámicas de la Ciudad de México, y admirar murales de grandes artistas como David Alfaro Siqueiros.
Pueden leer un Pdf con la historia completa del Castillo aquí.
No puedo terminar de escribir, sin escribir sobre la conocida como batalla de Chapultepec. El 13 de septiembre de 1847 se libró una de las batallas más emblemáticas y dolorosas de la historia de México, que fue un enfrentamiento decisivo durante la guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848). Este combate, cargado de simbolismo y heroísmo, marcó el asalto final de las tropas estadounidenses sobre la capital mexicana y ha quedado grabado en la memoria nacional de México por la resistencia de un pequeño grupo de cadetes, conocidos como los Niños Héroes.
Chapultepec era una posición estratégica, un castillo fortificado en lo alto de una colina, entonces sede del Colegio Militar, que ofrecía una vista privilegiada y control sobre la entrada a la Ciudad de México. Consciente de su importancia, el ejército mexicano lo defendió con unos 800 soldados regulares y alrededor de 200 cadetes, muchos de ellos adolescentes, bajo el mando del general Nicolás Bravo.
El 12 de septiembre, las fuerzas estadounidenses al mando del general Winfield Scott iniciaron un intenso bombardeo de artillería sobre la colina. Al amanecer del día 13, comenzó el asalto frontal. A pesar de estar ampliamente superados en número y recursos, los defensores resistieron con tenacidad. El ataque culminó con el ingreso de las tropas estadounidenses al castillo, tras duros combates cuerpo a cuerpo.
En medio del caos de la batalla, se destaca la leyenda de los Niños Héroes: Juan de la Barrera, Vicente Suárez, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca, Agustín Melgar y Juan Escutia. Este último, según la tradición, se arrojó envuelto en la bandera mexicana desde lo alto del castillo para evitar que cayera en manos enemigas. Aunque algunos detalles han sido objeto de debate histórico, su sacrificio simboliza la entrega absoluta por la patria.
En 1947 en la ladera del costado sur del cerro de Chapultepec se ubicó una fosa común donde se hallaron seis cuerpos los cuales fueron identificados por el Ejército Mexicano como los pertenecientes a seis cadetes muertos en 1847, los cuerpos fueron exhumados y colocados en urnas, el día 13 de septiembre del mismo año se colocó una placa en el sitio. No existe documentación científica pública respecto a cómo se realizó dicha identificación.
Luego el 27 de septiembre de 1952, luego de varias ceremonias públicas, como guardias de honor en la Plaza de la Constitución por parte de cinco cadetes y un oficial de varias de las academias militares de América, fue inaugurado, un monumento planeado por Enrique Aragón Echegaray, este de forma semicircular con seis columnas y emplazado en lo que sería la terminación del Paseo de la Reforma, le fueron colocadas en sus seis columnas las urnas con los restos de un individuo en un nicho construido al efecto en cada columna, además al centro y bajo la estatua principal se ubicaron los restos de Felipe Santiago Tetlalmatzin Saldaña, quien pasó a la historia conocido como Xicoténcatl.
Este monumento está dedicado a los combatientes contra la invasión estadounidense de 1846 a 1848 con la frase:
“A los Defensores de la Patria 1846-1847”
Con el nombre oficial de “Altar a la Patria” se conoce mejor por el popular nombre de “Monumento a los Niños Héroes” y es muy común encontrar en textos oficiales esta equivocación. Por otra parte existe una gran controversia sobre la autenticidad de los restos, ya que al parecer no se llevó a cabo una identificación basada en la ciencia forense o antropológica.
La caída de Chapultepec dejó el camino libre para la ocupación de la Ciudad de México, que ocurrió al día siguiente. Fue un duro golpe para el país y preludio del Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), mediante el cual México perdió más de la mitad de su territorio, como se puede ver en este mapa.
El Altar a la Patria, en honor a los Niños Héroes, se ubica al pie del Castillo de Chapultepec y es la antesala al ingreso de ingreso al Museo Nacional de Historia, situado en el majestuoso Castillo, en la actualidad uno de los recintos culturales más emblemáticos de México.
Sobre esto de los Niños Héroes, tengo que decir que lo primero que se me vino a la mente, es que no sabe uno de dónde sacaron eso de «niños», todos los que murieron eran cadetes adolescentes o mayores. Además -ya mencionado- qué nunca dijeron como supieron que los cuerpos encontrados eran los de los cadetes. Pero bueno, en estas cosas se vive de mitos, y todo pueblo necesita de alguno, como nosotros tenemos el de Juan Santamaría.
Para terminar, menciono que cerca del “Altar a la Patria” y el castillo, está el “Obelisco Niños Héroes”, que este sí está dedicado a los seis cadetes que murieron en la batalla.
Por lo demás, pasamos una mañana muy bonita, en un lugar muy especial para la historia de México. Si quieren ir a los otro museos y recorrer un poco el bosque con sus atractivos -que son muchos-, hay que programar por lo menos un día más.
La galería es del castillo, con algunas históricas, y del “Altar a la Patria” que es la entrada al castillo por el Paseo de la Reforma, la mejor ruta de ingreso. Incluyo también algunas pocas -escogidas- que tomé en Ciudad de México. Lastimosamente. el Zócalo estaba con un feria del libro y llena de toldos.
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