Cuaderno de vida
Gustavo Elizondo Fallas
Hace días no abríamos este cuaderno de vida, asuntos laborales y familiares limitaron nuestra participación en este medio digital de opinión por varios meses, pero aquí estamos dispuestos a externar lo que pensamos, aunque no guste a todos.Algunas exigencias profesionales me llevaron hace un par de años a inmiscuirme en el tema de riesgos y en modo pandemia, logré obtener una especialidad en FUNDEPOS, pero a pesar de que inició como exigencia, hice click con el tema.
A propósito de la crisis del agua en los cantones del este josefino, se evidencia que el AyA carece de una gestión de riesgos adecuada, porque la lentitud de reacción denota que no tenían monitoreada la amenaza y mucho menos, contaban con escenarios previstos, ante una posible activación. En gestión de riesgos se ocupa tener una visión a futuro incluso un poco fatalista, debe tenerse en la mente la presunción de “que es lo peor que puede pasar”, con don fuentes de información, el historial de eventos asociados al riesgo y las proyecciones que genera la evaluación de la exposición al riesgo. Sin ser especialista en aguas más que abrir el grifo y consumirla, me imagino que la contaminación debe ocupar un lugar preponderante en la matriz de riesgos de una empresa distribuidora de agua potable, llámese AyA, municipalidad o ASADA; es una amenaza externa que se puede materializar en cualquier momento, ya sea por desechos fecales, tierra, arena y por supuesto hidrocarburos, que pueden tener un alto impacto en la salud de la población. Si como la lógica indica, esto es así, por tratarse de un riesgo que se identifica de color rojo en la simbología de riesgos, debe tener acciones preventivas efectivas que eliminen o al menos minimicen los efectos, suponemos vigilancia en las captaciones, revisiones periódicas de la calidad en distintos puntos de la captación, tratamiento y distribución del líquido, vigilancia mediante cámaras 24/7 y drones.
Entre las acciones preventivas están el diseño de posibles escenarios y los planes de contingencia para ellos, incluyendo el protocolo de continuidad; la pregunta generadora es: “¿que pasaría si se presentan tales y tales circunstancia”? (aquí actúa la visión fatalista), por ejemplo, que una industria use hidrocarburos y los deseche de manera que afecte el manto freático de una planta de tratamiento de aguas, ¿cuál plan de emergencias se activa, el A, el B o el Z? ¿conocen los funcionarios esos planes de contingencia?, ¿están definidos los responsables de activarlos? ¿se tienen tiempos de respuesta pre establecidos?
Por lo visto, esto es materia nueva en el AyA, no se si ocurrirá lo mismo en otros operadores como Municipalidades o ASADAS. Desde aquí hacemos una llamada a la ARESEP para que establezca la gestión de riesgos como un requisito para estos operadores, está en juego la salud de la población y con eso no se juega.