Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
El día de hoy quiero referirme a lo que identifico como un enorme problema del que adolece la sociedad costarricense. Aunque algunas veces es poco evidente, se ha hecho más visible con el uso generalizado de las redes sociales y refleja una situación sumamente preocupante, ya que impacta la forma de plantear y resolver los problemas en nuestro país. Pienso que posiblemente sea uno de los orígenes más importantes de todos los males que padece el sector público y privado costarricense.
Años atrás, que me correspondió impartir clases en una Universidad, me percaté, con gran preocupación, de la incapacidad de los estudiantes de analizar, criticar y evaluar, situaciones reales o hipotéticas que se les planteaban. Aunado a lo anterior, era evidente la ausencia de lectura -de libros o diarios-, que les permitiera incorporar más elementos de juicio y con ello, poder esbozar y analizar con más criterio, los problemas planteados, con el propósito de formular posibles soluciones.
En definitiva, si hay algo que nos han demostrado las redes sociales, además de la vulnerabilidad en el manejo de la información y la influencia que éstas pueden tener en la opinión pública, es la pésima calidad de la educación pública costarricense.
Y a este problema me refiero, tanto en la forma como en el fondo.
En la forma, resulta chocante leer comentarios y opiniones de quienes no saben distinguir entre usar una “v” o una “b”, cuando usar una “h” o una “c”.
Tiempo atrás, los educadores formados en la Escuela Normal, velaban porque los estudiantes aprendieran y se instruyeran en el uso correcto del castellano. Los profesores actuales, en no pocos casos, apenas si saben escribir y ni se diga de muchos profesionales, de universidades públicas y privadas. Resulta penoso ver cómo el uso de palabras, la construcción de las oraciones y la utilización de la puntuación para emitir un criterio u opinión, viola todas las normas gramaticales existentes.
Pero si la forma es preocupante, más alarmante aun es el fondo.
Respecto de este particular, me refiero concretamente a la capacidad del desarrollo del pensamiento lógico: inductivo o deductivo.
Algunas veces en Facebook se leen comentarios, razonamientos e informaciones tan absolutamente mal articuladas y estúpidas, que no se entiende como hay personas capaces de realizar inducciones o deducciones, a partir del abordaje de un tema determinado, que los conducen a “conclusiones” sin ningún asidero lógico y hacen que, sinceramente, se le pare a uno el pelo.
Esa condición tiene que ver con la capacidad de análisis, con la facultad de evaluar, con la posibilidad de pensar y, lo que es más grave aún, con la habilidad de plantear y resolver problemas. El deterioro que sufrimos como sociedad en este particular, afecta negativamente el desempeño de los costarricenses en el ámbito privado y la administración de la cosa pública.
Se pregunta uno, si este deterioro en la lucidez del costarricense promedio, no será una de las razones por las que muchos miembros de la clase política, han menguado su capacidad de pensar, razonar y de sacar conclusiones lógicas, a partir de la elaboración de razonamientos, del planteamiento de problemas y la búsqueda de soluciones.
Los expertos en el tema educativo, en la cuestión del razonamiento lógico; quienes se han preocupado por analizar la estructura del conocimiento y cómo abordarlo, deberían de analizar esta situación y buscar los mecanismos para que las futuras generaciones, puedan construir un aparato analítico y comunicativo realmente efectivo, que probablemente permita que Costa Rica salga de las condiciones de estancamiento, de la maraña burocrática y de los niveles de corrupción en que se encuentra.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.