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Carlos Revilla Maroto
Todo comenzó en junio de 1974, cuando George Hanson, un operador de maquinaria pesada, nivelaba un terreno para construir un conjunto habitacional. Al levantar una capa de arcilla rojiza, su pala tropezó con algo duro y blanquecino que reflejaba la luz del sol. Resultó ser un colmillo de mamut.
Hanson detuvo los trabajos y llevó el hallazgo a su hijo, Dan Hanson, quien contactó al paleontólogo Larry Agenbroad, de la Universidad del Norte de Arizona. Pronto comprendieron que no se trataba de un fósil aislado, sino de un cementerio prehistórico.
El propietario del terreno, Phil Anderson, decidió detener el proyecto urbanístico y permitir la excavación científica. Gracias a esa decisión —inusual en un contexto donde el desarrollo suele imponerse a la ciencia— en 1975 nació Mammoth Site of Hot Springs, South Dakota, Inc., una fundación sin fines de lucro dedicada a la conservación de los fósiles, la protección y el desarrollo del yacimiento como exposición in situ (los huesos se dejan tal y como se encontraron).
Las investigaciones revelaron que el lugar fue, hace entre 26 000 y 140 000 años, un sumidero natural (sinkhole) formado por el colapso de una caverna subterránea en la piedra caliza Minnelusa. El pozo se llenó con aguas termales provenientes de manantiales artesianos, creando un estanque tibio que atraía a los animales del Pleistoceno.
Los mamuts colombinos —enormes elefantes de las praderas norteamericanas— acudían a beber y a revolcarse en el barro. Pero las paredes del sumidero, compuestas por esquisto resbaladizo (Spearfish Shale), eran imposibles de escalar. Una vez dentro, los animales quedaban atrapados, morían de agotamiento y sus cuerpos quedaban sepultados lentamente bajo el lodo y los sedimentos minerales.
Así, sin proponérselo, la naturaleza creó una cápsula del tiempo perfecta.
Hasta hoy, los científicos han identificado al menos 61 mamuts: 58 de la especie Columbian mammoth (Mammuthus columbi) y tres del mamut lanudo (Mammuthus primigenius). Este último, típico de regiones más frías, es una rareza en latitudes tan meridionales.
La mayoría de los ejemplares hallados son machos jóvenes, lo que llevó a los investigadores a concluir que se trataba de un patrón de comportamiento: los machos solitarios, expulsados de las manadas matriarcales, eran más propensos a tomar riesgos al acercarse a lugares peligrosos.
Pero los mamuts no fueron las únicas víctimas. En el sitio también se han encontrado restos de camellos americanos, llamas, osos de cara corta gigantes, lobos, coyotes y pequeños mamíferos, además de conchas, polen y microorganismos que ayudan a reconstruir el ecosistema de la época.
Una de las características más fascinantes de The Mammoth Site es que sigue siendo un sitio de excavación activo. Los visitantes pueden observar a los paleontólogos en plena labor, pincel en mano, limpiando huesos de hace milenios que permanecen donde fueron encontrados.
El enorme edificio que cubre el yacimiento fue diseñado como museo-laboratorio. Pasarelas elevadas permiten recorrer la excavación sin interferir con el trabajo científico, mientras paneles interactivos explican la formación geológica, las especies encontradas y los métodos de investigación.
Las técnicas más recientes de datación —como la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) y las series de uranio— han determinado que los depósitos más antiguos del sitio podrían tener hasta 140 000 años, lo que lo convierte en una de las colecciones de megafauna pleistocénica mejor preservadas del mundo.
El centro también funciona como un espacio educativo. Cada verano, estudiantes, voluntarios y visitantes pueden participar en programas de excavación y análisis, trabajando junto a paleontólogos profesionales. Niños y adultos aprenden sobre la evolución, la extinción y el cambio climático desde una perspectiva tangible, no a través de gráficos o teorías, sino frente a los huesos reales de mamuts atrapados en el barro.
El Mammoth Site es muy diferente a la mayoría de los museos. No se trata simplemente de una exposición de objetos recogidos, sino que la mayoría de los huesos excavados permanecen exactamente donde se encontraron. Los visitantes también son testigos del proceso completo de la paleontología de principio a fin. Junto con los científicos, verán por primera vez los huesos de animales que vivieron antes de que ningún ser humano pisara esta región de América del Norte.
En 1980, el yacimiento de mamuts fue designado Monumento Natural Registrado por el Departamento del Interior. El yacimiento de mamuts de Hot Springs es verdaderamente un regalo de la naturaleza, nuestra herencia custodiada durante más de 26 000 años. Nos rebajaríamos a nosotros mismos si no percibimos el valor histórico y científico de este descubrimiento.
El Mammoth Site es una experiencia que combina ciencia e historia con un poco emoción. Desde el momento en que uno entra al recinto y ve los colmillos curvados emergiendo del suelo rojizo, es imposible no sentir una mezcla de asombro y humildad.
La escena recuerda a una tragedia natural detenida en el tiempo: los cuerpos gigantescos, entrelazados, parecen aún luchar por salir del fango. Pero también transmite una lección de permanencia: aquello que fue destruido por la naturaleza quedó conservado gracias a ella misma.
La ciudad de Hot Springs, ubicada al sur del Parque Nacional Wind Cave y a poca distancia del Monte Rushmore, complementa la visita con su ambiente tranquilo, sus manantiales termales y su arquitectura victoriana. De estos y otros lugares estaré escribiendo en próximas columnas.
En una época en que las extinciones continúan —aunque por causas distintas—, este sitio nos obliga a mirar hacia atrás para comprender el futuro. Bajo la tierra rojiza de Hot Springs, los gigantes del hielo siguen hablando. Solo hay que saber escucharlos.
Incluyo una pequeña galería local para que se den una idea, y otra extensa de Facebook en alta resolución para que no se pierdan detalle del lugar y sus alrededores..
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La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial, y el material lo revisé para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente. También usé datos de las diferentes láminas informativas que hay en el lugar.
Anexo 1
La Era Cenozoica
La Era Cenozoica comenzó hace unos 66 millones de años, tras la extinción masiva que eliminó a los dinosaurios no avianos. Con los grandes reptiles desaparecidos, los mamíferos se diversificaron rápidamente y ocuparon casi todos los ecosistemas del planeta, desde los océanos hasta las montañas. Por ello, se le conoce como la “Era de los Mamíferos”.
Durante este tiempo, los continentes se desplazaron hasta alcanzar su posición actual. La colisión de placas tectónicas originó grandes cadenas montañosas como el Himalaya, los Andes y los Alpes. Al mismo tiempo, el clima global fue enfriándose, dando lugar a la formación de los casquetes polares y a una serie de glaciaciones que moldearon el paisaje terrestre.
El Cenozoico se divide en tres períodos principales: Paleógeno, Neógeno y Cuaternario. En los dos primeros aparecieron muchos grupos modernos de animales y plantas, mientras que en el Cuaternario surgieron los primeros homínidos y, finalmente, el Homo sapiens, hace unos 300 mil años.
Esta era continúa en la actualidad y representa el escenario de la evolución de la vida moderna. Algunos científicos proponen que el planeta ha entrado en una nueva etapa, el Antropoceno, caracterizada por la influencia decisiva de las actividades humanas sobre la Tierra y su clima.
Anexo 2
Hot Springs
El rincón termal del viejo oeste
Ubicada en el extremo sur de las Colinas Negras (Black Hills), la ciudad de Hot Springs, en Dakota del Sur, es un refugio de historia, naturaleza y aguas termales que desde hace más de un siglo atrae tanto a viajeros como a quienes buscan bienestar y serenidad. Con apenas unos 3.500 habitantes, combina el encanto de una pequeña comunidad del Medio Oeste con una riqueza geológica y cultural que la hace única en la región.
El nombre de la ciudad no deja lugar a dudas: Hot Springs nació gracias a sus fuentes termales naturales, conocidas por sus propiedades curativas. Las tribus nativas —entre ellas los Lakota— consideraban este lugar sagrado, un punto de encuentro donde incluso los pueblos rivales dejaban a un lado sus diferencias para disfrutar de las aguas tibias que brotan del suelo a unos 30–40 °C.
En el siglo XIX, los colonos europeos transformaron el área en un centro de turismo de salud. A fines de ese siglo, surgieron los baños termales y hoteles de lujo, como el Evans Plunge Mineral Springs, fundado en 1890, que aún hoy funciona como una de las piscinas termales más grandes del país.
Caminar por el centro histórico de Hot Springs es como entrar a un museo al aire libre. Muchos de sus edificios fueron construidos con la distintiva arenisca rosada de las canteras locales, lo que da a la ciudad una apariencia cálida y elegante. Esa arquitectura, que combina estilos victoriano y románico, le valió a Hot Springs ser incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos.
A pocos minutos del centro se encuentra uno de los sitios paleontológicos más importantes de Norteamérica: el Mammoth Site, una excavación activa donde se han encontrado más de 60 esqueletos de mamuts lanudos y colombinos, atrapados en un antiguo sumidero hace más de 26 000 años. Los visitantes pueden recorrer pasarelas sobre el sitio original y observar cómo los paleontólogos trabajan en tiempo real.
Además, la ciudad sirve como puerta de entrada al Parque Estatal Custer y al Wind Cave National Park, famoso por sus intrincadas cuevas y su población de bisontes salvajes. La cercanía con Mount Rushmore y Crazy Horse Memorial también la convierte en un punto estratégico para explorar las Black Hills.
Hot Springs mantiene un espíritu hospitalario que recuerda a los viejos pueblos del oeste estadounidense. Los cafés locales, los festivales de verano, los mercados artesanales y el ritmo pausado de la vida rural hacen que los visitantes se sientan rápidamente parte del lugar. La ciudad ha sabido equilibrar su herencia histórica con un turismo sostenible centrado en la salud, la naturaleza y la cultura.
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