Diálogo y democracia costarricense

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto

Nuestro país traviesa una complicada y crítica situación social y económica producto de una serie de factores que atentan contra la paz social, la institucionalidad y la democracia. En los últimos días diversos sectores han venido llamando al caos, bloqueos en las zonas rurales cercanas a los puertos de importación y exportación de productos, y otros lugares estratégicos como Pérez Zeledón y San Carlos entre otros; como consecuencia de las protestas contra la propuesta del Gobierno de la República enviada a la Asamblea Legislativa de querer imponer más impuestos a la ciudadanía para una posible negociación de un empréstito con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Considero que la mayoría de la población no aguanta pagar más impuestos; por ejemplo el querer subir el porcentaje del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) que los contribuyentes pagan a las Municipalidades; sería confiscatorio y muchos sectores de clase media y los más vulnerables no podrían hacerle frente a los pagos mensuales por esos rubros del impuesto que antes se llamaba “territorial”; así como otros impuestos que contiene la propuesta gubernamental. Ante esta situación varios grupos organizados de la sociedad civil han estado realizado “bloqueos” y protestas que afectan aún más la economía del país; ya de por sí deteriorada por la pandemia del covid-19 y los más de 600 mil ciudadanos sin empleo actualmente; aparte de la recesión social y económica.

Costa Rica tiene un sistema político fundado en la democracia representativa; y después de la Guerra Civil de 1948, se consolidó la institucionalidad, el respeto a las libertades públicas y el Estado Social de Derecho. Durante todas estas décadas ha imperado el diálogo nacional entre los diversos sectores públicos y privados y siempre se ha impuesto la concertación, el equilibrio y la razón; ante la violencia e imposición de ideas solo vistas en sociedades bajo la dictadura de signos de izquierda o derecha. Las democracias, donde existen los partidos políticos, la libertad de expresión y que al final triunfan las mayorías han podido finalmente en paz social resolver los problemas y contradicciones internas.

Los retos y desafíos de una democracia son constantes; porque se debe privilegiar el bienestar de las mayorías de la ciudadanía costarricense y se debe escuchar las demandas de todos y de las comunidades que conocen y viven “donde les aprieta el zapato”. Un gobierno de la República debe saber leer los tiempos, dialogar y sobre todo escuchar a todos los sectores; y solo así lograr resolver los problemas existentes; de lo contrario se cae en la ingobernabilidad y esto atenta contra el sistema democrático. Si bien seguimos teniendo elementos de “representatividad”; debemos avanzar hacia caminos de un sistema parlamentario y participativo en todos los ámbitos y también avanzar hacia una descentralización y fortalecimiento del Régimen Municipal.

Es fundamental comprender que al entrar el mundo en “la globalización”; como un fenómeno que vino para quedarse; también se deben revisar las formas y métodos constitucionales de dirección institucional; por lo que considero que es necesario de manera seria entrar a estudiar la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente que revise y emita nuevas formas de concertar el Estado, sus Poderes e Instituciones Públicas. Costa Rica puede tener y lograr con madurez enrumbar al país a una real democracia al servicio de toda la ciudadanía; con el fin de que no se parta el Pacto Social en que hemos vivido.

Venimos arrastrando una serie de problemas sociales y económicos que debemos arreglar, revisar y rectificar en el campo fiscal, la evasión y elusión, los regímenes de pensiones distintos, discriminatorios y discordantes, la corrupción, el gasto público producto de despilfarros, pagos excesivos de sueldos de manera inmerecida con plus que en muchas ocasiones son más altos que los propios salarios base etc. El existente deterioro de la otrora clase media que cada día ve y sufre en carne propia su reducción del poder adquisitivo; y siendo golpeado cada vez más por múltiples impuestos; que ya nadie aguanta pagar. Quedando la disyuntiva “o se come o se paga”; generando una inseguridad ciudadana, económica y jurídica.

Todo lo anterior conlleva a una mayor “brecha social”; y golpeando aún más a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Todos dentro de una democracia debemos aportar nuestro grano de arena en las soluciones y seguir viviendo en paz social; pero sin maltratar a unos sectores que están teniendo el peso encima del real pago de los impuestos nacionales. No es posible que durante décadas y con una serie de programas sociales institucionales no hayamos podido erradicar el porcentaje de pobreza que ronda el 20%; y que ahora podría haberse aumentado. El Estado Social de Derecho, las Garantías Sociales y las Instituciones Públicas creadas para el ámbito social, deben ser la respuesta a esta situación social; y debemos revisar en que se ha fallado y porqué no se haya resuelto este problema social.

Aunque no creo que tengamos una “crisis generalizada de gobernabilidad”; hemos venido observando un deterioro en nuestra Institucionalidad y en la toma de decisiones; la transición del “Bipartidismo a un Multipartidismo” posiblemente han cambiado mucho de las acciones en el marco del diálogo y concertación social; esto conlleva a que es posible que el Estado esté atrofiado y se hace imperativo una revisión general con el fin de fortalecer el sistema democrático y de partidos políticos; incluso deben tomarse en cuenta todos los sectores, sin excluir algunos que es posible se hayan quedado botados en el camino. Debemos evitar las polarizaciones y que la mayoría de la ciudadanía perciba verdaderas propuestas y respuestas de parte del Estado Nacional.

En síntesis si no entramos en cambios serios a favor de las mayorías del pueblo costarricense; podríamos entrar en una espiral de enfrentamientos graves entre los diversos sectores privados y públicos; y hoy por hoy debe imperar el diálogo, la negociación y la concertación social; asimismo se impone una profunda revisión del Estado y si es posible convocar a una Asamblea Constituyente y renovar el Pacto Social de que hasta la fecha hemos gozado todos y que hace de nuestra querida Costa Rica algo distinto y referente democrático y republicano. Finalmente el Gobierno de la República escuchó y retiró la propuesta enviada a la Asamblea Legislativa para la negociación del empréstito con el FMI; esto permite la apertura del diálogo y la concertación social.

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