Café de las 7
Welmer Ramos González
En 1948 el país pasaba por una profunda crisis fiscal después de la guerra civil. Y Figueres vio la reforma fiscal clarita: un impuesto del 10% sobre los grandes capitales, la abolición del ejército, y la reactivación de la producción desde unidades familiares y desde adentro; era un nacionalista.Sobre el ejército reflexionó:
- Las armas son carísimas y es un gasto estúpido.
- Los generales pasan de vagos pensando en guerras y en tener poder.
- Son generalmente ignorantes de ultraderecha y no querrán cambiar el status quo nunca.
- Y ni siquiera sirven para la guerra. Se enrolan en el Ejército por el sueldo, jamás por amor a la Patria. Don Pepe y su gente los acaba de vencer a puro ingenio y coraje de ciudadanos comprometidos con la idea de un país mejor.
Además, apelando al pasado tuvo más razones, con el ejército de CR unos pocos sinvergüenzas habían hecho cosas como que:
- Asesinaron a Juanito Mora y al General Cañas, porque querían abolir la usura, poniendo un banco del Estado para mayor competencia. Sí, por eso los derrocaron y asesinaron, por querer salvar a los campesinos de los logreros.
- Derrocaron a Alfredo González Flores, porque puso una casa de emisión de moneda. Y a los financistas de entonces les dio pánico que compitiera contra ellos, ya que su negocio era extraer ganancias abusivas como logreros.
Ademas, por el sueldo el ejército se habia prestado para mancillar muchas elecciones (las del 1944 y 1948, solo las últimas)
El ejército era un instrumento de opresión vulgar, carísimo, al servicio de un grupo de poder fáctico que atentaba contra el bien común.
Y don Pepe, pensaba en absoluto, y cuando veía, en la razón la ruta, hacia la trocha, sin importar lo que dijeran los “pragmáticos compañeros”. Las grandes transformaciones no son apoyadas por los mediocres y el sabía o lo intuyó.
Y don Pepe tenía muchos militares al lado que habían disparado balas desde sus trincheras al enemigo en 1948. Militares que soñaban con ser “generales” y con vestir charreteras y pechos adornados con broches, que jamás estaban de acuerdo con la abolición del ejército.
Incluso meses después de terminada la guerra del 48, un grupo de estos se acuarteló y intentó darle un golpe de Estado (El Cardonazo).
Cuánto relativismo de pendejos ha habido desde entonces. Y cómo los logreros hoy pululan sobre endeudando a los pobres con usura, quitándole las escuálidas ganancias a las pymes, y estafando al Estado a través de la deuda pública. Los usureros de hoy tienen ejército y tan dañino como el del pasado, tienen generales al mando y muy bien pagados, serviles y falderos como en el pasado. Todo es legal aunque sea inmoral.
Costa Rica requiere de botar otros muros en pos de la libertad.
Se acabó el café.
– Economista