Crisis en el PLN por Cantonal de San Ramón

¿Epitafio para el Partido o la oportunidad de renovarlo, para Álvaro Ramos?

Por JoseSo

Alvaro Ramos

Por 70 años, el Partido Liberación Nacional ha sido el bastión más estable —y muchas veces también el más rígido— de la política costarricense, hasta que en los últimos tres procesos electorales entraron su más larga crisis de credibilidad por actos de corrupción de miembros militantes en la función pública y, además, la pérdida de sus valores ideológicos y éticos, de la que parece no quieren salir. Una nueva muestra de este estado autodestructivo, es la reciente controversia surgida en la Asamblea Cantonal de San Ramón ha puesto al descubierto una fractura mucho más profunda que un simple desacuerdo de procedimiento: una lucha por el alma misma del PLN, entre quienes lo quieren mantener como está, y quienes buscan refundarlo desde sus raíces. Álvaro Ramos, actual candidato presidencial, parece estar apostando todo a lo segundo.

La crisis estalló cuando, según diversas denuncias, la cúpula tradicional del partido —operando desde San Ramón— habría maniobrado para obstaculizar o incluso anular la participación de estructuras afines a Ramos. En vez de permitir una elección cantonal con reglas claras, se habrían impuesto condiciones que responden a pactos internos y control clientelar, generando una reacción enérgica desde sectores de base y del propio Ramos.

Este 3 de agosto, en una conferencia de prensa en el Balcón Verde que muchos describen como «simbólicamente devastadora», Ramos compareció solo, sin rodearse de diputados, figuras históricas ni dirigentes. El vacío a su lado en la mesa fue elocuente: quiso demostrar que no necesita avales, ni tutelajes, ni padrinazgos. Su mensaje fue claro: si el PLN va a sobrevivir esta crisis, debe hacerlo rompiendo con las prácticas que lo han ido hundiendo, no maquillándolas.

Lo inédito del momento no está solo en el tono o en la escenografía. Ramos señaló con nombre y apellido a figuras del pasado reciente —Antonio Álvarez Desanti, Johnny Araya y Roberto Thompson— como responsables directos de este desorden. Esta frontalidad no tiene precedentes en tiempos modernos del PLN, donde la crítica suele hacerse entre líneas y en voz baja, por temor a cerrar futuras puertas.
Esto parace un golpe sobre la mesa que estoy seguro muy que pocos han dimensionado, pero que estos figurones no se esperaban. ¿Por qué? pues porque entre líneas les dejó claro que no les teme ni a ellos ni a su influencia y que él, un verdadero outsider no está dispuesto a callar y ceder a lo que denominó como un sabotaje.

La pregunta ahora es si esta movida le suma o le resta credibilidad a Álvaro Ramos. En un país hastiado del cálculo político, es probable que su franqueza y su decisión de no alinearse con las jerarquías le ganen simpatías. Pero también corre el riesgo de quedar aislado si la estructura formal del partido decide cerrarle el paso. Por ahora, su narrativa conecta con una base desencantada que no se ve representada por los acuerdos de cúpula, y que busca una voz auténtica que enfrente el poder desde adentro.

Sin embargo, el pulso más decisivo no será político, sino jurídico. El caso de la Asamblea Cantonal de San Ramón ya se encuentra en manos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que deberá determinar si las irregularidades denunciadas constituyen una violación a los principios de equidad, participación y democracia interna consagrados en el Código Electoral.

La jurisprudencia del TSE ha sido clara en ocasiones anteriores. En la resolución 1866-E-2009, por ejemplo, se reafirma que “la transparencia y legalidad de los procesos internos de los partidos es condición indispensable para su reconocimiento como entidades públicas no estatales con funciones constitucionales.” Asimismo, en la resolución 2943-E8-2017, el TSE dejó claro que “el derecho de participación de los afiliados no puede ser coartado por estructuras internas que operen con discrecionalidad o en contravención del principio de igualdad.”

En otras palabras, si se comprueba que las decisiones tomadas en la Asamblea Cantonal de San Ramón violentaron la normativa interna o los principios constitucionales, no solo estaríamos ante una posible anulación del proceso, sino ante una oportunidad histórica de redefinir el rol del TSE como árbitro de una democracia partidaria más genuina.

Lo que está en juego no es solo el futuro de una candidatura. Es la viabilidad misma del PLN como partido relevante en el siglo XXI. Y si Ramos logra canalizar esta crisis como parte de su narrativa regeneradora, no sería exagerado decir que San Ramón podría pasar a la historia no como la cuna de su fundación y ahora de la tumba del PLN, sino como el punto cero de su reinvención.

Analista Político

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