Y usted… ¿qué opina?
Fernando Berrocal
Desconozco si por coincidencia o por capacidad estratégica de la Cancillería, pero en todo cado por una feliz encrucijada de la historia que mucho celebro, este lunes 28 de agosto coincidieron dos hechos políticos fundamentales para Costa Rica: la visita del presidente Gustavo Petro de Colombia y la salida hacia los Estados Unidos del presidente Rodrigo Chaves y el Canciller Arnoldo André para reunirse en Washington con el presidente Joe Biden en la Casa Blanca.Colombia y los Estados Unidos y agregaría Panamá, como bien me lo señaló el embajador Javier Sancho cuando comentamos este tema por teléfono, son parte vital y estructural de dos temas esenciales para la estabilidad política de Costa Rica: el de la lucha contra el narcotráfico y el de las migraciones.
No fue así, pero habría sido estratégicamente fundamental la presencia, también, del presidente de Panamá y, en algún momento, que nuestra Cancillería empeñara sus mejores esfuerzo por una reunión conjunta a futuro con otros países de Centro América, México y el Caribe, como es el caso de la República Dominicana, para analizar y plantear en serio y con determinación el tema de la cooperación de los Estados Unidos hacia ésta región del mundo en ambos temas fundamentales y repito: el narcotráfico y las migraciones.
Costa Rica no puede sola. La región, tampoco, puede sola. Se necesita de un socio estratégico y ese socio es los Estados Unidos que, también y digámoslo con absoluta sinceridad y transparencia, es parte estructural y del problema. Por eso afirmo que los Estados Unidos, a pesar de su gran poder económico y militar, igualmente, tampoco puede solo en estos dos temas. Es necesario estructurar, definir y desarrollar conjuntamente una estrategia de cooperación conjunta, a varios niveles y a nivel regional, para enfrentar esta realidad.
El mundo cambió y dio un giro de 180 grados, aunque algunos se empeñan en seguir pensando, juzgando y viviendo en los viejos y superados años de la Guerra Fría y el mundo bipolar, con dos grandes centros hegemónicos y de poder mundial. En buena hora que esa historia del pasado se terminó con la caída del Muro de Berlín y el desarrollo de la revolución científica y tecnológica de nuestro tiempo, como una fuerza descomunal e imparable que dio origen a la globalización y la interrelación de todas las economías entre los países en desarrollo y los países desarrollados, en los cuatro puntos cardinales de la tierra y a muchos niveles, así como a un mundo multipolar con varios centros de poder político y económico, alejado del miedo al holocausto nuclear.
Hoy vivimos en otra realidad geopolítica y económica y esa verdad, me temo, no la entienden muchos sectores en Costa Rica y en otras partes de nuestra región. Tampoco se ha valorado correctamente el impacto que tendrá el nuevo perfil político de los BRICS con el ingreso de tres potencias árabes petroleras, empeñadas en servir de contrapeso a los Estados Unidos y la Unión Europea.
Son los mismos sectores que, en el pasado, en medio de la Guerra Fría, veían fantasmas y conspiraciones hasta debajo de la cama y siguen todavía viendo la realidad nacional y el mundo, que ahora sí y de verdad es “ancho y ajeno”, como decía el famoso escritor peruano, como un escenario conflictivo y un mundo del que Costa Rica debía permanecer alejado y distante, encerrado en las montañas del Valle Central, al que consideran el ombligo del universo. ¡Qué error más grande! ¡Qué falta de visión! ¡Qué forma más absurda de seguir en el pasado, en lugar de aceptar que estamos en el 2023 y en pleno siglo XXI y con un mundo que no deja de sorprendernos y cambiar todos los días!
Nuestro país, territorialmente, está en el medio de las Américas y, a lo largo de su historia y por el aporte de muchos liderazgos y de nuestro pueblo, ha logrado con empeño forjarse un prestigio internacional importante y sólido.
No se trata solo de no tener ejército, lo cual es la más grande conquista del siglo XX, gracias a don José Figueres Ferrer, el general civil victorioso que desarmó a dos ejércitos y fundo la II República y nuestro Estado Social de Derecho. Se trata de que, a pesar del vacío actual y de la crisis en el sector de la educación, nuestro pueblo tiene más educación y mucho mejores niveles de capacidad intelectual y productiva, que otros países del entorno regional. Se trata, también, de que tenemos independencia de Poderes y no un Poder Judicial sometido al “poder político”, aunque esté pendiente una gran Reforma Judicial para hacer que la “justicia sea pronta y cumplida”. Se trata, igualmente, de que el 33% de nuestro territorio nacional lo tenemos sometido a un régimen de conservación y Parques Nacionales y que Costa Rica ha liderado este tema fundamental a nivel internacional y que, precisamente, de la conservación del medio ambiente y de políticas ecológicas sostenibles, a nivel mundial, depende la sobrevivencia la especia humana. Se trata, en fin, que más allá de nuestras broncas políticas interminables y de la urgente necesidad de una siempre pospuesta Reforma Política, somos la única democracia con un Estado Social de Derecho en la región centroamericana y de que, todo eso, resume nuestra fuerza geopolítica en este lado del mundo y en una posición estratégica.
Esas son las potencialidades que nuestro país debe fortalecer y proyectar, por medio de una política internacional y de comercio exterior visionaria, eficiente y de resultados medibles y de impacto nacional, en lo económico y en lo social, mediante un gran esfuerzo de inserción inteligente en la economía mundial y de atracción de inversiones extranjeras y nuevas tecnologías vengan de donde vengan, así sea del otro lado o de este lado del mundo (China, India, Corea del Sur, México, Canadá, los Estados Unidos y los países de la Unión Europea o de Brasil y los países árabes que ahora integran los BRICS y de Israel), para transformar a Costa Rica en un gran centro de producción y exportación de componentes indispensables para las economías desarrolladas, sin dejar de lado y con políticas igualmente visionarias de apoyo a nuestro sector privado agrícola exportador, para mantener esa cartera que se ha logrado diversificar y colocar con gran éxito en los mercados internacionales, tras muchas décadas de trabajo y esfuerzo de gran cantidad de emprendedores y de cooperativas de pequeños productores agrícolas. Ese debería ser nuestro destino como país.
Pero, a la vez, para mí está claro que, en materia de seguridad nacional y de seguridad ciudadana, la cooperación de los Estados Unidos, así como de México y Colombia, es fundamental para enfrentar con posibilidades de éxito el poderoso y destructivo delito transnacional del narcotráfico y paliar la crisis de más de 300.000 migrantes que vienen del sur y que, después de atravesar el Tapón de Darién y Panamá, ingresan al territorio nacional en su travesía hacia el norte de las Américas, por la ruta terrestre de Centro América, pero generando a su paso grandes problemas logísticos y, sobre todo, humanitarios y de asistencia social y médica e incluso, hay que decirlo con franqueza y dolor, de criminalidad y explotación en esta región y en la misma Costa Rica.
Los Estados Unidos y así lo anunció en su visita a Guatemala la Vicepresidente Kamala Harris y está en ejecución para los países del triángulo norte de Centro América, un millonario programa de asistencia económica para Guatemala, Honduras y El Salvador, con el propósito de evitar la migración de nacionales de ese país hacia los Estados Unidos, estimulando el arraigo de sus nacionales en esos países hermanos por medio de más inversión de empresas estadounidenses que generen empleo y mejorando programas de Asistencia Social en sus gobiernos . Muy bien y nos alegramos de que eso sea así.
Los costarricenses emigran poco y no son un problema en los Estados Unidos. Pero Costa Rica es ruta de tránsito de una inmensa migración que viene de Venezuela, Colombia y Ecuador, así como de Haití y Cuba desde el Caribe. Además, en nuestro país, están instaladas más de 200 empresas de capital estadounidense, generando empleo, creando riqueza y contribuyendo al desarrollo integral de nuestra sociedad. Esa es la más absoluta realidad.
Somos un país de tránsito hacia los mercados del norte y nos hemos convertido en un país de consumo del negocio vil y transnacional del narcotráfico que causa estragos en Costa Rica y Panamá, como un gravísimo y prioritario problema de seguridad nacional y ciudadana, con efectos terribles y negativos por la penetración comprobada del dinero sucio e ilegal en las estructuras económicas, sociales, institucionales y políticas de nuestro país y por los serios y delictivos fenómenos de CORRUPCION público y privada que se generan.
La generala Richardson, en su reciente visita a Costa Rica, anunció un programa de $9.8 millones de cooperación para proyectos de seguridad cibernética. Digo que está muy bien y se agradece, pero a la vez y con total trasparencia afirmo que no es suficiente y que nuestro país debe plantear un proyecto de cooperación mucho más ambicioso en los temas de la lucha contra el narcotráfico y la migración. Los discursos grandilocuentes de ese día, en la Casa Presidencial, para ser honestos me parecieron desproporcionados a la par de la cooperación que este país recibió de los Estados Unidos, en un momento igualmente crítico, cuando llegamos a recibir en el gobierno de Luis Alberto Monge igual asistencia y cooperación que la que Washington daba, en ese entonces a Israel, en medio de los conflictos del Medio Oriente. Eso es verdad y eso es historia. De otra forma no habríamos salido de la crisis de los años 80 del siglo pasado y habríamos entrado en situación de quiebra nacional, ante la magnitud de lo que enfrentamos en aquellos años tumultuosos y críticos. Eso para no hablar de la millonada que le cuesta a los Estados Unidos y a la Unión Europea, por medio de la OTAN, la censurable invasión de Rusia a Ucrania.
Igual que en aquellos años 80 del siglo pasado, ahora Costa Rica tampoco puede sola. Es hora de poner en perspectiva y fortalecer al triangulo sur que lo integran República Dominicana, Panamá y Costa Rica y lograr acuerdos de cooperación no condicionada, económicamente significativos y de mediano y largo alcance con los Estados Unidos. Ese es nuestro principal aliado y socio estratégico en la lucha contra el narcotráfico y el fenómeno de las migraciones. También es el actor principal e inversionista en nuestro modelo de desarrollo y como enorme destino y mercado de nuestras exportaciones nacionales.
Así, imagino, lo entienden el presidente Rodrigo Chaves y el Canciller Arnoldo André y seguramente estos serán los temas principales de su visita de trabajo a Washington. Esperamos que se logre estructurar una exitosa política regional congruente, con la participación de México y Colombia que son, igualmente, actores fundamentales en esta encrucijada en la que estamos como región y que solo podremos enfrentar y resolver actuando conjuntamente y con una visión integral de los problemas estructurales que afrontan nuestros países, en materias tan críticas como la lucha contra el narcotráfico y las migraciones e igualmente en cuanto al desarrollo económico y social de Costa Rica y la región.
Muy lucido. Como el autor. Me gusta su forma de ver lo actual. En estos temas, su visión debe ser considerada seriamente por los que manejan los puestos de poder.
Gracias.