Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
En la política y la economía, no hay nada que genere más contrariedades que la incertidumbre.
La estabilidad y la seguridad en el comportamiento de los operadores políticos y económicos, permite que los mercados y las naciones, actúen conociendo y anticipando el “desenvolvimiento natural”, de las acciones ejecutadas por los actores que conducen, orientan y hacen funcionar la política, lo político y lo económico.
Es por esto que la elección de Donald Trump constituye una pesadilla, no sólo para los Estados Unidos como Nación, sino también, para el resto del Mundo.
¿Por qué afirmo esto?, porque el comportamiento del Presidente Electo de Estados Unidos ha sido hasta ahora ajeno a cualquier práctica normal, tradicional y natural. El señor Trump se ha salido de los cánones establecidos y ha hecho comentarios, asumido actitudes o emitido juicios, totalmente alejados del comportamiento lógico, establecido y acostumbrado, por un gobernante de ese país.
Todo el mundo se encuentra a la expectativa sobre cuál será su próximo paso o declaración. Hoy que escribo esta columna, el 11 de enero, nos encontramos a la espera de su primera conferencia de prensa, para ver que se le pueda ocurrir o que va a decir en esta, su primera aparición formal, antes de asumir la Presidencia, el próximo 20 de enero.
Si bien es cierto, nuestra economía es pequeña y algunas nuestras exportaciones no compiten directamente con la producción de los agricultores de los Estados Unidos, también lo es que los mensajes enviados por el Presidente Electo a la Empresa Ford y a la Toyota, amenazando con el cobro de aranceles si se mantiene su decisión de fabricar autos en México, afectan el funcionamiento, la confianza y la actividad normal en la economía internacional. En el tiempo veremos el impacto de estas decisiones en otras transnacionales de origen estadounidense, que fabrican sus productos en nuestras zonas francas.
Desde esta perspectiva, la amenaza y el irrespeto a los Tratados de Libre Comercio y a los convenios comerciales y arancelarios, otrora impulsados por los Estados Unidos y que había sido, de unos años para acá, la columna vertebral de la economía internacional, introducen y refuerzan el nivel de incertidumbre estimulada e impulsada por el Presidente Electo.
Esta situación mantiene al mundo en una tensa expectativa.
Ahora bien, ¿qué repercusiones puede tener esta situación para nuestro país? Moviéndonos en el marco de la pura especulación, es importante asumir una actitud de liderazgo proactivo, que permita dinamizar los mercados regionales, ante la posibilidad de que se dificulte aún más, el acceso de nuestros productos al mercado de los Estados Unidos.
El Gobierno de la República debería de ver ésta, como una oportunidad, y dejando de lado las diferencias con algunos otros gobernantes del Área, convocar a una reunión de trabajo, a mediano plazo, a los Presidentes de Centro América, el Caribe y Panamá, para buscar los mecanismos orientados a fortalecer el mercado Centromericano y del Caribe.
Es imprescindible buscar los mecanismos que nos permitan, ante un eventual cierre parcial del mercado de los Estados Unidos, facilitar el intercambio de mercancías entre nuestros países, y entender, de una vez por todas, la urgencia de impulsar el crecimiento del poder adquisitivo y de los mercados internos y regionales.
Por otra parte, y orientando nuestras acciones a Europa y a Asia, es imprescindible incrementar las acciones que nos permitan abrir y fortalecer el intercambio comercial con la Unión Europea y China.
Si con el Presidente Trump, Estados Unidos pretende encerrarse en sus fronteras, es un asunto de ellos. Nosotros debemos continuar impulsando el intercambio comercial con el resto del mundo, para que nuestros productores puedan continuar beneficiándose con el comercio, que ha sido el motor de la economía internacional, desde el inicio de los tiempos.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.