Contradicciones de la pandemia

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

En medio de este mundo vuelto al revés por la pandemia, con los relojes caminando hacia atrás como en la película “La curiosa historia de Benjamín Button”, con regresos al pasado como cuando Christopher Reeve viajó al año 1930 en “Dile al tiempo que vuelva”, donde hemos sido tomados por un remolino y hemos llegado a un mundo desconocido similar al “Mago de Oz”, vivimos momentos tristes, momentos alegres y otros que enardecen la calma que nos dan los días de aislamiento social.

En el canal History Chanel vimos un programa que mostraba los avances de las potencias militares en aparatos muy sofisticados para el espionaje y la destrucción del enemigo: misiles teledirigidos de largo alcance con precisión milimétrica, drones con la posibilidad de evitar el control de radares capaces de asesinar a una persona específica sin mucho ruido ni alaraca. Millones de dólares que las grandes potencias invierten en su afán de encontrar formas de matar, de quitar la vida. Pero resulta que estos desventurados dirigentes y sus contratados científicos, no tuvieron la gracia de invertir sus recursos y talentos en buscar soluciones para la vida, para garantizar formas de enfrentar enfermedades y pandemias. ¿Cuántas muertes se hubieran evitado si la investigación de estos países hubiese estado volcada en soluciones para la vida y no para la muerte?, lo irónico es que estas grandes potencias militares fueron sacudidas por el diminuto virus que no respetó radares, ni misiles ni drones, nos referimos en especial a China, EEUU e Israel.

Por otro lado, en nuestro país, cuando las autoridades de salud han logrado manejar la emergencia sanitaria con responsabilidad y prudencia, tenemos “domingos siete” que no pueden dejar salir con sus ocurrencias. Medios de comunicación amarillistas que están deseando cualquier pelo en la sopa para montar una noticia bomba; políticos de turno que tratan de llevar aguas a sus molinos, reproduciendo noticias falsas o jugando de epidemiólogos, con propuestas de solución a las que llegan sin ningún criterio médico científico. Otros han caído tanto en la fatalidad, que han tratado de hundir proyectos de obra pública, tan necesarios para la reactivación y para poner al país en una posición de liderazgo en la región, por ejemplo el tren eléctrico que ha costado tanto concretar por falta de visión incluso en su momento del PAC, como bien lo ha denunciado el ex presidente Arias.

Para cerrar este mundo patas pa´arriba, otra película “Los dioses deben de estar locos”, nos toca presenciar a una señora de la Suiza de Turrialba, tomar uno de los paquetes de alimento que le entregaron en el colegio donde asiste su hija y tirarlos al suelo, como si estos alimentos sobraran en medio de la pandemia.

Estamos perdiendo la cordura, ¿efecto de estar guardados? Podría ser.

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