CONAPE en la guillotina

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverria@yahoo.com

Carlos Manuel Echeverría

Durante mi gestión como viceministro de Estado entre 1978 y 1982, por delegación fui director del Banco Central, CEMPRO, el TEC cuando recién empezaba y la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación. Las cuatro gestiones son gratas, pero la del ITCR y CONAPE me tocaron el corazón. A ésta última experiencia me voy a referir.

CONAPE fue creada en 1977. En 1978 era todavía una instancia incipiente con un personal altamente calificado y motivado. Servir en esa entidad y ayudarla a crecer fue extremadamente estimulante. Como junta directiva le dimos el apoyo al equipo administrativo, que con gran tesón y apegándose a una hoja de ruta, fue desarrollando la entidad. OFIPLAN de la Presidencia de la República le demarcó la cancha en cuanto a cuáles deberían ser las carreras prioritarias a financiar tanto dentro del país como en el exterior. Se crecía vertiginosamente pero con cuidado, otorgando la oportunidad de estudiar a personas con recursos limitados para sus objetivos, pues no solo se trata de financiar a quienes vienen de los estratos más humildes que por supuesto eran prioridad. La tasa de morosidad era bajísima –menos de uno por ciento- y a CONAPE se le reconocía su eficiencia y eficacia.

Me gustó tanto el esquema de CONAPE, que una vez escribí un artículo sugiriendo que la mayor parte del FEES (Fondo de la Educación Superior) le fuera entregado (a CONAPE) para que las instancias estatales de educación superior se financiaran en sana competencia por su vía, con el INS ofreciendo pólizas para aquellas personas que no consiguen fiador. No entro en particularidades de lo propuesto porque sería re escribir el artículo, pero menciono el asunto para dar una idea del potencial de CONAPE.

No conozco a fondo las particularidades actuales de la instancia pero evidentemente ha sido muy exitosa en el cumplimiento acertado de su misión, la que incluye como parte de su estrategia una forma humanista y de servicio personalizado que francamente un banco no puede ofrecer.

Me entero con desazón de que entre los planes para financiar el déficit fiscal se contempla el vender la cartera de préstamos de CONAPE a alguna instancia financiera cuyo objetivo sea el lucro y no el desarrollo. Me molesta cuando veo a bancos del estado supuestamente desarrollistas pensando fundamentalmente en el lucro. Así mismo cuando a bancos privados se les entregan fondos concesionales destinados al desarrollo, cuyo riesgo no saben manejar y terminan mal gestionándolos y mal tratando a la clientela específica.

Los bancos están para prestar y ganar dinero. El desarrollismo y humanismo no es parte de su genética, como si lo es de CONAPE y conviene así lo sea. Entiendo la morosidad sigue siendo muy baja y eso hace atractiva su cartera, especialmente si como algunos pretenderían se endurecen las condiciones de préstamo, cosa que me parecería un desatino por tratarse de una clientela estudiantil.

No sabe uno si cuando se trata de bienes del estado “los que quieren vender son los que quieren comprar”, como decía uno de nuestros ilustres expresidentes. Lo que es cierto es que desintegrar CONAPE es un desaguisado y peor ceder su cartera a una instancia lucrosa, lo que no es malo per se, pero donde la filosofía de CONAPE no encaja.
En América Latina son varias las instancias similares a CONAPE, algunas enormes, en proporción a su país. CONAPE está considerada entre las muy exitosas. Desintegrar CONAPE es deshacer institucionalidad sólida, de la que hace falta en Costa Rica. ¿No sería mejor ver como se previenen las recurrentes “tortas” de instancias como el ICE, AyA, JAPDEVA y el MOPT, así como el gasto injustificado en las Us públicas y dejar a CONAPE tranquila?

Miembro de la Comisión de Reforma Administrativa del Estado Costarricense I (1988-1990)

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