Comparación entre los presidentes Reagan y Trump

Oscar Arias Sánchez

Arias-Reagan

Como candidato a la presidencia de la república en el año 1985 ofrecí luchar por alcanzar la paz en Centroamérica mediante el diálogo y la negociación. Los costarricenses me honraron eligiéndome presidente en febrero de 1986. El 8 de mayo de ese año, antes de mi juramentación en el Estadio Nacional, desayuné con el vicepresidente de los Estados Unidos George Bush en mi casa de habitación, a quien le manifesté claramente que mi gobierno se oponía a la política de Washington que buscaba una salida militar a los conflictos de la región.

A principios de diciembre de 1986 viajé a Washington a reunirme por primera vez con el presidente Ronald Reagan. Me acompañaron el canciller Rodrigo Madrigal Nieto y varios ministros, así como los presidentes de los otros tres poderes de la República, Rose Marie Karpinski, presidenta de la Asamblea Legislativa, Miguel Blanco, presidente del Poder Judicial y Gonzalo Brenes, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones. Fue esta la primera de muchas conversaciones con el presidente Reagan. Confieso que nunca fue fácil sentarme a su lado en la Oficina Oval de la Casa Blanca rodeado de varios secretarios de Estado y asesores de la presidencia. El presidente era un encantador de serpientes: carismático, educado, amable y afectuoso, aunque muy firme en su defensa de la necesidad de continuar dotando de armamento a la Contra nicaragüense, a lo que yo tajantemente me oponía.

En estas reuniones se le permitía el acceso a la prensa para tomar fotografías y hacer algunas preguntas. Posteriormente caminábamos hacia el Jardín de las Rosas para enfrentar el interrogatorio que los medios de comunicación nos dirigían a ambos mandatarios. A pesar de la evidente existencia de nuestras discrepancias siempre privó el respeto y la cordialidad.

El día de hoy el mundo entero ha sido testigo de una reunión muy diferente entre los presidentes Donald Trump y Volodimir Zelensky: estuvo ausente la diplomacia, la mesura, el respeto y la calma y en su lugar privó el lenguaje altanero y humillante del presidente Trump y su vicepresidente J.D. Vance frente a las cámaras de televisión, para que fuera visto por todo el orbe. El presidente Trump utilizó palabras intimidatorias y lanzo una serie de improperios y amenazas al presidente de Ucrania. No creo equivocarme si afirmo que lo que hoy vimos en nuestras pantallas de televisión no tiene precedente en la historia de las visitas de jefes de estado a la Casa Blanca.

Expresidente de la República

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