William Hayden
En 1987 fue la crisis de las financieras que captaban ahorros del público ofreciendo altas tasas de interés y este de buchón se dejó engatusar y lo perdieron todo. Recordemos a Cofidesa de Sotela te engañé, Ibesa y muchas más, incluyendo el banco Weeden.Ahora es preocupante que por los malos manejos en su cartera de préstamos algunas entidades supervisadas por la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF) estén siendo intervenidas y cerradas por esta entidad que lleva un récord histórico de intervención y cierre porque es especialista en poner el candado.
El caso de Coopeservidores fue dramático y esta semana le tocó el turno de ser intervenida a la financiera Desyfin, la de los Lacayos, por deficiente manejo en su gestión crediticia que le consumieron el 50% de su patrimonio en provisiones por crédito malos ¿Será su fin? Se oyen rumores de una aparente intervención de Coopealianza y cuando el río suena piedras trae, dice el refrán.
Hace algunos meses la SUGEF hizo una revisión integral de las carteras de créditos de sus supervisados y encontró muchas faltas en la sanidad de los créditos, dictó nuevas reglas y los obligó a asumir con nuevas reservas la falencia en los créditos y estas reservas se comieron parte de su patrimonio y deterioro el indicador de suficiencia patrimonial cayendo las mismas en situaciones de irregularidad financiera de grado uno y dos.
El problema está en que la SUGEF las obligó a hacer el ajuste de una sola vez en vez de dar un tiempo prudencial (uno o dos años) para el ajuste y esto puede ser la causa de las quiebras de Coopeservidores y ahora la posible de Desyfin. Si esta es la causa se debería revisar y alargar el ajuste para evitar que otros intermediarios, sobre todo cooperativas y financieras que son laxos en su manejo crediticio caigan en la misma situación.
Recordemos que estas entidades ofrecen altas tasas de interés al público para captar recursos y competir con esta estrategia con los bancos, pero igualmente los créditos que otorgan lo hacen a altas tasas de interés para obtener un margen financiero aceptable y los créditos por caros llegan a fallar. Ahí está la trampa de las cooperativas de ahorro y crédito, las financieras no bancarias y las mutuales.
El Banco de Costa Rica también anda muy mal desde el Cementazo (cerca de $40 millones) con un alto riesgo de reputación y no está en una situación muy confortable con las pérdidas de la subsidiaria que les maneja los fondos de inversión que está descapitalizada en casi $50 millones. El Banco Popular tiene serios cuestionamientos de gobernanza con una Junta Directiva que no califica, por falta de idoneidad y requisitos profesionales y la SUGEF le ha pedido el gobierno la destitución de algunos directores, en especial la cabeza del presidente, un exdiputado puesto ahí políticamente que no sabe nada de banca.
De la banca del Estado cayeron dos, el Banco Anglo Costarricense (1994) y el Banco Crédito Agrícola de Cartago (2017) y el Banco de Costa Rica no anda muy bien, mejor se apresuran a venderlo sin esperar el imposible referéndum que quiere el presidente Chaves. Además, que no se necesita. El Banco Popular está bien financieramente, solamente tiene el grave problema de una pésima administración empezando por su Junta Directiva y recordemos que cuando la cabeza está mal el resto del cuerpo no funciona.
Es urgente la revisión del funcionamiento de las Cooperativas de Ahorro y Crédito, deben hacer la intermediación financiera estrictamente con sus asociados legítimos, pero no haciendo asociados ilegítimos (todo el público) para captarles los recursos a altas tasas de interés, si es así su juego, deben convertirse en Bancos Cooperativos con las reglas de juego de la banca privada.
También hay que revisar que la primera medida de la intervención que aplica SUGEF sea el congelamiento de los ahorros y depósitos pagando justos por pecadores.
Faltan Fondos de Garantías con suficientes cobertura por lo menos del 50% y proceder a vender de inmediato los créditos al resto del Sistema Financiero que actúen solidariamente para proteger a los ahorrantes, por aquello de hoy por ti y mañana por mi.
– Economista y escritor.