Desde la Mina
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr
En mi casa en La Mina, en Santa Ana, he puesto mucha atención al proceso de paz de Colombia, por muchísimos motivos: es la frontera sur de nuestra Centroamérica, con Colombia tenemos el corredor marino del Pacífico Oriental, conozco a muchos colombianos, es un país latinoamericano, fue terreno clave en la guerra de independencia, es tierra de cumbia y de ballenatos… pero sobre todo cuando a uno de mis hijos le interesa de verdad este proceso y lo vive como propio, entonces el sentimiento “ese” de proteccionismo que siempre tenemos los padres, para bien o para mal, hace que uno se fije más en lo que a los hijos le interesa.
Podrán haber mil justificaciones del resultado electoral, miles, pero en mi mente y en todo mi ser siempre la paz es mejor que la guerra. Por más odio personal que uno pueda tener, el entendimiento, la sabiduría y el bien común deben estar por encima de cualquier sentimiento personal.
Recuerdo una conversación que tuve con un guatemalteco que había tenido pérdidas a manos del ejército: tío, dos cuñados, sobrinos, un hijo… simplemente me dijo si nosotros los que hemos sufrido no perdonamos nadie perdonará…debemos dar el ejemplo.
El domingo por la noche vi una entrevista al Presidente de la Asociación de Víctimas, cuanto odio acumulado, posiblemente con razón, pero se me vino de inmediato a la mente la conversación con mi amigo chapín a lo mejor deberían conversar…
He estado tres veces en Colombia. Las tres veces pregunté sobre la guerrilla y las tres veces me contestaron lo mismo: eso es en el monte, en las ciudades el problema es otro: secuestros, robos, asesinatos….¿provocados por la guerrilla? —pregunté, algunos, otros por el narco, otros por las mismas fuerzas del orden y otros por delincuentes comunes.
Mi conclusión fue que la guerrilla era una cosa lejana, en el monte…
En Nicaragua se acuño la frase: León pone los muertos y Granada pone los vivos, frase utilizada con doble sentido, con el comprobable en el campo: se contaban más muertos por la guerra en León que en Granada, y por las posiciones en puestos de Gobierno, en las que los granadinos ocupaban los primerísimos lugares… parafraseando a los amigos del norte y viendo los resultados electorales y los que se favorecen…uno podría decir: el campo pone los muertos y la ciudad pone los vivos…
“Semana” dice que en Bojayá en el 2002 en un enfrentamiento entre guerrilleros y “paras” mataron 79 personas en una iglesia, allí el resultado fue 96% a favor del Sí y 4% por el No, en Miraflores, las autodefensas mataron a 12 personas y desplazaron 300, el Sí ganó con el 85% de los votos y así presenta más ejemplos de zonas de guerra: 83%, 72%, 90%…por el sí.
La paz se construye todos los días y el proceso deberá continuar; solo espero que los colombianos de verdad vean que siguen en el túnel, que hay salida y que no es una cueva en la que están metidos.
La paz siempre es mejor que la guerra, ojalá que los muertos cuenten de verdad y no solo que “los vivos” los usen a su favor.
“Siempre es mejor un mal arreglo que un buen pleito”—dice sabiamente nuestro pueblo.