Roger Retana
“Doy gracias a la Contraloría, por haber puesto fin a negociaciones no transparentes entre Riteve y los gobiernos anteriores.” Rodrigo Chaves
El 3 de abril, a las cuatro de la tarde, al entrar al hotel, José M Figueres se negó a atender las preguntas de los periodistas. Su rostro sombrío lo decía todo: los insurrectos, con Rodrigo Chaves al frente, habían tomado la plaza principal: Zapote. La guerra por apuntalar el establishment estaba perdida y en unas cuantas horas el país sabría lo que él ya conocía por las encuestas a boca de urna.El académico millonario, y ex asesor personal de Miguel ángel Rodríguez, Constantino Urcuyo, por años, y con alguna sorna, solía decir que los cabreados -sectores anti corrupción política- en Costa Rica eran solo el 15%. Palabras más, palabras menos, la lucha contra los políticos corruptos representantes del establishment estaba condenada al fracaso por ser éstos una minoría. Además, décadas de ser así, le daban una gran seguridad. Su valoración -y su emotividad con tal perspectiva- se vino al suelo, no el 3 de abril, sino el 8 de mayo cuando comentó para Repretel el discurso de toma de posesión del presidente Chaves al señalar que seguía en campaña electoral. Para él, y como era lo usual de los presidentes anteriores, Chaves, tenía que olvidarse de lo prometido al pueblo, y en cambio, sincronizar con la costumbre de decir una cosa en la campaña, y luego traicionar a los votantes para seguir protegiendo el establishment podrido del estatismo costarricense.
Escribió un tuit, el académico y exministro del PLN, Roberto Gallardo, que estaba al tanto que muchas personas que no votaron por Chaves, ahora se habían vueltos “rabiosos” chavistas… Es decir, los insurrectos no solo tomaron Zapote, sino que además están creciendo como la espuma, con la ventaja histórica de estar respaldados por los ciclos Saturno-Plutón, Saturno-Júpiter, y Plutón-Júpiter, todos finalizados e iniciados en el 2020, en un viaje sin retorno para el viejo orden estatista costarricense.
Los insurrectos habían tomado en otra oportunidad Zapote con Rodrigo Carazo, con un sólido discurso anti corrupción, pero el gobierno y el partido colapsaron, tanto por los errores del mandatario, como por la crisis económica mundial. Además, el modelo estatista-figuerista llegaba a su fin; comenzaba el ciclo Saturno-Plutón que muere en el 2020. Lo que siguió al gobierno de Carazo, fueron derrotas frecuentes de los insurrectos, o porque no llegaban a Zapote, o porque fueron traicionados, como en el caso de Miguel A. Rodríguez. Tal vez el episodio más doloroso de los insurrectos, fue la derrota de Juan Diego Castro, que ni siquiera alcanzó un porcentaje de votos razonable luego de estar en el primer lugar en las encuestas. Los evangélicos se fueron en pos del pastor Fabricio Alvarado, y eso lo debilitó, amén de la feroz campaña sucia de los medios contra él, que cuatro años después se la recetarían otra vez a Rodrigo Chaves.
Cuando apenas va por la mitad del periodo de tiempo -100 días- en que se suele evaluar a un gobierno entrante, Rodrigo Chaves es ya el presidente con la mejor popularidad de arranque que se recuerde. Por ahora, su gestión se concentra en atacar dos gusaneras del estatismo costarricense: los empresarios vividores del estado (que son una minoría y dañan a otros), y los llamados mandos medios, creados por el PLN para el ejercicio de la corrupción dejando sin poder al presidente de turno, aún a costa de lo propio, como en alguna oportunidad lo confesó Laura Chinchilla durante el episodio de “la trocha”.
Tal accionar de Chaves, tiene en una grave crisis a las cabezas de la serpiente del estatismo corrupto. Políticos de administraciones anteriores se mueven nerviosamente conforme avanzan los destapes de corrupción temerosos de cuando la gusanera los alcanzará a ellos. Como bien lo dijo el candidato del estatismo, José M Figueres, “no hay plan B”; o ganamos o ganamos… Bueno, perdieron, y ahora están en una retirada napoleónica. La banda de los arroceros le pide “respeto” al presidente, recordando su estatus aristocrático en el contexto del estatismo que ellos tenían; total, han financiado a tantos candidatos que no aceptan su caída. Como le decía Figueres en los debates a Chaves: eso del arroz que usted dice, no se puede hacer…
Lo que sigue en este momento de gloria para los insurrectos, como acto emotivo, es dar seguimiento a las conferencias de prensa del presidente, que desatan olas de entusiasmo popular (lo que Gallardo llama rabiosos), en tanto, en el búnker de Cuesta de Moras hay pánico, con el agravante para los derrotados que Chaves cuenta con una diputada estrella, Pilar Cisneros, que tiene con una altísima popularidad, mientras los otros, los conocidos, dan pena por la impopularidad que muestran en las encuestas.
– Politólogo
Fuente: FB