La seriedad de la política en broma y con fisga
William Hayden Quintero
Dicha guerra es la más violenta de nuestra historia con un saldo de casi dos mil muertos de hermanos costarricenses. Fue una guerra civil para defender la libertad y la pureza del sufragio. Como resultado de esta, nació la Constitución Política de 1949. Esta nueva Constitución tuvo entre sus objetivos fundamentales garantizarle al pueblo costarricense y a las generaciones futuras la libertad y la pureza del sufragio y erradicar para siempre los fraudes electorales que fueron habituales en el pasado.
Para cumplir con este objetivo se creó una especie de cuarto poder, no formal, pero que en esencia lo es, porque goza de independencia en el desempeño de sus funciones, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) en el Capítulo III, Artículos 99 al 104 de la Constitución con la misión de organizar, dirigir y vigilar todos los actos relativos al sufragio.
En el artículo 102, inciso N°5 se le da la facultad de investigar y pronunciarse respecto a las denuncias formuladas por partidos políticos sobre los actos de beligerancia política (parcialidad política) de los servidores del Estado en el ejercicio de sus cargos, o sobre actividades políticas de funcionarios a quienes les está prohibido ejercerlas. La declaratoria de culpabilidad que dicte el TSE será causa obligatoria de destitución y se incapacitará al culpable de ejercer cargos públicos por un periodo de dos años.
Sin embargo, cuando se trata del presidente de la República que hace beligerancia política el TSE debe dar cuenta a la Asamblea Legislativa del resultado de la investigación. A su vez la Constitución en el Capítulo II artículo 121 inciso N°9 le da la facultad a la Asamblea Legislativa admitir o no las acusaciones que se interpongan contra quien ejerce la Presidencia de la República, declarando por 38 votos si hay lugar o no a formación de causa contra el presidente, poniéndolos en caso afirmativo a disposición del de la Corte Suprema de Justicia para su juzgamiento.
El funcionario público Chaves ha cometido actos de beligerancia política y de irrespeto a la Constitución. Está promoviendo y posiblemente financiando la formación de partidos políticos afines al chavismo para participar en las elecciones presidenciales de febrero del 2026.
Ha insistido y llamado con frecuencia a los ciudadanos para que voten en esas elecciones por los partidos chavistas por sus diputados, y que le den 40 curules como mínimo para dominar la Asamblea Legislativa en el periodo 2026-2030 y poder llevar a cabo por la vía democrática la creación de una dictadura en donde los supremos poderes, Legislativo y Judicial, la Contraloría General y la fiscalía general, estén sometidos a la voluntad de la presidencia de la República.
Claudio Alpízar, el politólogo y candidato presidencial del partido Esperanza Nacional presentó un recurso de amparo electoral contra Chaves por estos actos de beligerancias política y el TSE en estricto cumplimiento de sus funciones declaró con lugar dicho amparo reconociendo que el mandatario se ha aprovechado ilegítimamente de su investidura y la preponderancia de su imagen para favorecer su programa político (el chavismo) y le prohíbe realizar cualquier manifestación o acto que pueda beneficiar o afectar a cualquiera de los partidos políticos, candidatos , tendencias por cargos de representación en los comicios del 2026.
Como respuesta a este pronunciamiento del TSE, Chaves en su circo de esta semana lo atacó llamándolo de cáncer y acusándolo de incurrir en corrupción procesal, descalificó e irrespetó a la presidenta, la magistrada Eugenia Zamora y puso en duda su imparcialidad en el próximo proceso electoral.
No es la primera vez que la pareja presidencial Cisneros-Chaves dudan de la efectividad e imparcialidad del TSE. En la campaña presidencial de la segunda ronda el 19 de febrero del 2022 en un mitin en Puntarenas dijeron que había que cuidarse del chorreo de votos y Chaves insinuó que el TSE era una mano peluda. Ganaron las elecciones, no hubo chorreo de votos y no se disculparon.
Desde el año 1949 en que se creó el TSE y en el lapso de casi 75 años se han se han realizado 19 elecciones presidenciales con una pureza ejemplar, inmaculada, imparcial gracias al TSE uno de los grandes pilares de nuestra democracia por lo que no es de recibo que el presidente lo insulte y dude de su honestidad.
No tenemos en nuestra Constitución la figura del IMPECHMENT, el proceso de destitución y/o revocación del mandato presidencial y a juzgar por lo que ha sucedido en este gobierno se hace necesario incluirlo para destituir presidentes que pongan en peligro nuestra democracia e irrespeten un día sí y el otro también a la Constitución, casi que, con actitudes de traición a la Patria.
Asimismo, resulta urgente modificarla para impedir que los costarricenses naturalizados ocupen cargos públicos. La experiencia con Pilar Cisneros ha sido nefasta. Dixi.
– Economista y escritor.