No me basta con señalar a Pilar Cisneros. No tendría paz sin expresar lo que pienso de este nefasto personaje y su circo diario, donde la desinformación, la arrogancia y la descalificación han reemplazado el pensamiento crítico. Una figura acostumbrada no a debatir con argumentos, sino a atacar a quienes piensan distinto, reduciendo la política a un espectáculo vulgar en lugar de elevar el nivel del diálogo democrático.
Carta abierta al Presidente Rodrigo Chaves Robles
Señor Rodrigo Chaves Robles:
Presidente de la República de Costa Rica
Me dirijo a usted, no solo como ciudadano costarricense, sino como una persona profundamente preocupada por la degradación institucional, ética y política que ha marcado su gestión desde el primer día.
Su mandato ha estado plagado de declaraciones imprudentes, ataques infundados, populismo barato y una peligrosa demagogia que juega con las emociones del pueblo, pero que evita soluciones estructurales a los verdaderos problemas del país. Su falta de profesionalismo, reflejada en el irrespeto sistemático hacia periodistas, líderes sociales, organizaciones no gubernamentales e incluso hacia funcionarios públicos, no es digna de quien ostenta la Presidencia de la República.
Ha utilizado el poder no como un instrumento para construir puentes, sino como una plataforma para dividir, desinformar y ensanchar grietas. Con un discurso autoritario y despectivo, ha menospreciado la separación de poderes, ignorado los protocolos básicos de la diplomacia y promovido un estilo de gobernar que raya en el caudillismo.
Resulta especialmente preocupante su costumbre de deslegitimar cualquier voz crítica: ha llamado a la prensa “canalla”, ha acusado de “traidores” a diputados por ejercer sus funciones, y ha promovido ataques contra instituciones independientes, como el Tribunal Supremo de Elecciones y la Fiscalía General. Estas acciones no son fortuitas; forman parte de una estrategia populista de desgaste institucional que pone en peligro nuestra democracia.
Usted ha hecho de los medios de comunicación su enemigo, no porque mientan, sino porque dicen verdades incómodas. Ha bloqueado el acceso a la información, se ha negado a responder preguntas críticas y ha utilizado recursos públicos para generar propaganda en su beneficio, lo que representa una alarmante regresión en materia de transparencia.
En materia económica, su gobierno ha carecido de una visión clara y coherente. Ha improvisado políticas sin sustento técnico, ha manejado la administración pública con informalidad, y ha recurrido constantemente al espectáculo y al escándalo para desviar la atención de su ineficiencia. La “Ley Jaguar” y otras iniciativas que debilitan los controles institucionales no son reformas audaces, son amenazas encubiertas a la rendición de cuentas.
Señor Presidente: gobernar no es hacer lives, no es dar discursos exaltados ni marchar contra las instituciones que usted mismo debería fortalecer. Gobernar es trabajar por el bien común, con seriedad, con altura moral, con visión estratégica y con humildad. Cualidades que, lamentablemente, usted ha demostrado no tener.
Hemos tenido presidentes deficientes, pero usted es el peor líder político de los últimos años. Y no lo digo desde el enojo, sino desde la profunda decepción de ver cómo el país se hunde en una narrativa polarizante, en insultos y en decisiones irresponsables, mientras se desmantelan lentamente los pilares que sostienen nuestra democracia.
Aclaro, además, que no soy ni he sido partidario de ningún partido político. Así que pueden ahorrarse sus ataques infundados, sus etiquetas ideológicas y sus discursos vacíos. No defiendo colores ni siglas, defiendo principios, ideas y una democracia que nos costó décadas construir. Mi crítica no es ideológica, es ciudadana, lógica y basada en hechos.
Lo que sí resulta evidente es que estamos ante una de las gestiones más erráticas, arrogantes y peligrosas de la historia contemporánea de Costa Rica. Un Poder Ejecutivo que promueve el autoritarismo, sostenido por un apoyo legislativo mediocre y servil, donde muchos diputados parecen haber olvidado su rol fiscalizador y optan por ser aplaudidores silenciosos del capricho presidencial.
Y qué decir del Gabinete: una larga lista de ministros que han renunciado por diferencias con su estilo de mando, por sentirse ignorados, humillados o simplemente por no estar dispuestos a seguir encubriendo decisiones insostenibles. Un desfile de funcionarios que, en muchos casos, nunca debieron haber ocupado esos puestos por su total carencia de experiencia, formación o criterio. Ha rodeado su gestión de personajes improvisados, subordinados sin liderazgo propio, aduladores del poder y tecnócratas sin visión social. Muchos de ellos más preocupados por figurar que por servir, más enfocados en agradarle a usted que en hacer lo correcto por el país.
Es lamentable ver cómo un líder autoritario y carente de ética se trae abajo años de historia de democracia, institucionalidad y libertad, y lo hace no solo con palabras, sino con hechos concretos: debilitando contrapesos, ridiculizando a sus críticos, burlándose del control político y fomentando el odio como método de gobierno.
Y finalmente, a quienes reaccionan a estas críticas con insultos, con memes, con burlas carentes de lógica y con ataques personales vacíos, les extiendo una invitación respetuosa pero firme:
Edúquense. Infórmense. Sensibilícense. Sean críticos. Defender a ciegas a una administración incompetente no los hace leales, los hace cómplices del retroceso. El pensamiento crítico no es un acto de rebeldía: es un deber ciudadano. Y frente a los datos, los argumentos y los hechos, el ruido de los gritos se desvanece. Porque las verdades duelen, pero también despiertan.
Atentamente,
José Daniel Quesada Rojas
Ciudadano costarricense
Bien dicho don José Manuel, es la voz de los que no tiene voz, su carta abierta es la catarsis de una ciudadanía responsable que se manifiesta en contra de este mamarracho que tenemos de presidente y la logia de serviles que actúan como zombies, siguiendo a su «líder».
DE LECTURA OBLIGATORIA.