Desde La Mina 2.0
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
Así estalló el miedo. Uno puede tocar el miedo. Lo puede oler. Lo puede ver. Rostros tapados. Caras de susto. Compras de más, tanto que yo creo que el papel higiénico pronto será la moneda de intercambio. Rumores de más que harán quebrar a miles de empresarios en todo el mundo y ni se diga en Costa Rica.
Pero en estos momentos de crisis y de pánico conviene detenerse un momentico y revisar cuál ha sido el origen de las últimas epidemias; con solo escarbar un poquito y sin tener mucho conocimiento nos damos cuenta que tienen un antecedente común: han venido de animales. Solo recordemos unas cuantos: MERS, Zika, virus del Nilo, ébola, SARS, fiebre aviar, fiebre porcina y ahora el covid-19.
¿Es que hemos pasado los límites establecidos tácitamente entre los seres humanos y la naturaleza, eso que llaman el equilibrio natural?
¿Y ahora de repente la naturaleza nos los recuerda: se pasaron y tomen?
¿Todas estas enfermedades que nos han golpeado, nos golpean y nos golpearán serán producto que habremos movido los virus de sus hábitats naturales?
Leí en The Guardian que algunos científicos sostienen que patógenos están cruzando de animales a humanos y muchos tienen la habilidad de moverse muy rápido en los nuevos espacios y que se estima que el 75% de las nuevas enfermedades que infectan a los humanos se originan en animales, hasta el 2004 era el 60%.
Los especialistas sostienen que la deforestación, la minería, la urbanización creciente, y el crecimiento de la población hacen que la gente viva más cerca de especies de animales que nunca antes estuvieron tan cerca.
Algunos dirán que los seres humanos siempre hemos estado en contacto con especies animales, lo que es verdad, la diferencia ahora es que hay muchísima más gente en contacto, hay más interacción y por lo tanto más posibilidades de pasar virus de especie a especie.
Simplemente basta con ver la relación entre los humanos y sus mascotas, antes los gatos y los perros no estaban dentro de las casas, hoy viven en las casa, y antes no había el tipo de mascotas que hoy se tienen: culebras, iguanas, ranas…
Los patógenos no tienen amigos y no conocen fronteras, simplemente se mueven donde les es más cómodo. Con todo lo que ha sucedido, ¿estará la humanidad dispuesta a cambiar?