Cuaderno de Vida
Gustavo Elizondo Fallas
Al finalizar este 2020 vamos a tener que hacer algo que mis maestras no hubiesen permitido en un Cuaderno de Vida, arrancar groseramente alguna hoja porque tuvieran un borrón o simplemente, porque el dibujo que hicimos para ilustrar el texto hubiese quedado feo, desproporcionado, poco estético; hacer esto era una falta de jalada de orejas o 5 puntos menos en la nota de conducta, reporte al hogar incluido. Pero lo que nos dejó este año que finaliza, nos lleva a quedarle mal a mis recordadas formadoras, porque este período de 12 meses obliga a arrancar algunas hojas y quemarlas, no merecen estar en el querido cuaderno.Arrancaremos las hojas de las angustias de miles de costarricenses que vivieron la enfermedad y el fallecimiento de sus seres queridos por causa del maldito virus, que no pudieron acompañarlos en el hospital y apenas sabían de ellos por el frío reporte del servicio de información del nosocomio _está delicado_ pero ¿cómo siguió, está consciente, ha preguntado por nosotros?, no hay más detalle que ese _está delicado_ no hay como saber más, el personal de salud apenas da abasto para cuidar a pacientes que requieren su atención 24/7. Arrancaremos las hojas de ese duro momento de la partida, apenas pudieron enviar a uno de los allegados para que en 15 minutos reconociera al fallecido, luego la bolsa doble, el viaje directo al camposanto, el entierro sin ninguna ceremonia, sin que nadie se pudiera acercar a dar ese abrazo que tanto ayuda en estos momentos difíciles. Desprenderemos en un jalón, las páginas que contienen los estados de gravedad de muchos que, si bien lograron superar la enfermedad, quedaron con efectos irreversibles en su salud, tanto física como mental.
No quedarán en el cuaderno las hojas donde se cuenta la crisis económica que nos llegó con el covid-19, de los negocios cerrados, las personas despedidas o con afectación en su contrato de trabajo, la dura realidad de saber que no se cuenta con los ingresos para dar de comer a la familia, esa escena trataremos de borrarla. No quiero ni un recuerdo de las escuelas y colegios vacíos, de la ausencia de los niños, pero también de los adultos mayores que salían a los parques a reunirse con sus contemporáneos para conversar de aquellos dorados tiempos que vivieron. No quedarán en mi cuaderno los abrazos que no se dieron, las manos que no se estrecharon, las canciones que no se entonaron y los bailes que no se danzaron; la conversación cara a cara que la agresividad del virus no permitió, de esas ausencias no quiero acordarme más. Trataremos de no dejar vestigios del papel de algunos políticos que quisieron usar la situación de la pandemia para hacer mofa del Ministro de Salud quien tenía a su padre afectado por el covid-19, de otros que achacaron al gobierno los efectos de la pandemia y bloquearon iniciativas legislativas que buscaban paliar la crisis financiera en la que cayó el país.
Queda muy deteriorado mi cuaderno, algunas hojas sobreviven, aquella donde se escribieron los actos de solidaridad, las que contiene los sacrificios de personal hospitalario y con ellos nuestra querida CCSS, el dibujo de los agricultores que no dejaron de llevar la comida a las mesas, las escenas de emprendedores que surgieron en respuesta a la nueva realidad de la pandemia, de las empresas que hicieron todo su esfuerzo para no despedir a sus colaboradores, de los adultos mayores que debieron adaptarse al encierro en el hogar o aquellos que en sitios de larga estancia no han recibido visitas en este fatídico año.
Esperamos un cuaderno de vida para el 2021 que podamos llenar de textos positivos, con la buena noticia de la llegada de la vacuna, el repunte, aunque sea leve, de la economía nacional, la salida de Trump, una comunidad mundial con mayor responsabilidad, pero, sobre todo, con una mirada llena de esperanza, de que las cosas serán mejores.
Un feliz 2021 para todos.