Anotaciones a “¿Cuándo se jodió el PLN?”

Fernando Berrocal

Los cuatro grandes

En lo fundamental estoy de acuerdo con el artículo de Carlos Revilla “¿Cuándo se jodió el PLN?”, aunque tengo un punto de vista distinto, HOY, de lo que debe ser un partido político. El problema no es solo capacitación. El PLN llegó a ser lo que fue, es cierto, por el Espíritu del 48 y las reformas que le dieron forma a la nueva Costa Rica que conocemos como la Segunda República. Pero también y esto no lo dice tan claramente Carlos, porque al interior del PLN se dio una gran alianza de sectores nacionales. En cierta forma los cuatro fundadores representan esa alianza nacional:

  1. Don Pepe el líder político y caudillo indiscutible de la Revolución del 48 y un visionario que definió una via costarricense al desarrollo de inspiración keynesiana y el New Deal, reforzando a la vez no solo la gran reforma social del calderonismo, sino las ideas liberales y republicanas esenciales al ser costarricense. Además un hombre austero.
  2. Don Chico el empresario exitoso que también hizo la guerra y que era un hombre de una extraordinaria sensibilidad social y que sabía lo que era trabajar duro en las fincas y en los beneficios de café.
  3. Daniel Oduber el intelectual y filósofo que leía a Platón y Aristóteles en griego y que estaba a la altura de hablar en perfecto francés ante la Asamblea Nacional de Francia y de quien Kissinger dijo que era el político más brillante de América Latina.
  4. Luis Alberto Monge que era la esencia del ser costarricense campesino, luchador, lector infatigable y líder sindical formado por el Padre Benjamín Núñez y forjado en la OIT en Ginebra y en la ORIT en México. Bailarín, simpático, entrador y el mejor orador que ha tenido en toda su historia Liberación Nacional. Un ser humano fuera de serie.

A ello agréguele la más brillante generación que ha tenido este país desde los gobiernos liberales de fines del siglo XIX y la primera parte del siglo XX, como lo fue la Generación del 48 nacida del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales y la Revista Surco.

Eso fue demasiado para este país y así durante toda la mitad del siglo XX, el Partido Liberación Nacional mantuvo el Espíritu del 48 y aglutinó a las grandes mayorías nacionales e incorporó tan solo dos generaciones más: la mía y la de Carlos, por medio de aquella fuerza política enorme y por medio de La Catalina, como escuela de formación y de cuadros. Me enorgullezco de haber sido, junto a Ángel Edmundo Solano, los dos representantes de la JUL en el primer seminario internacional de capacitación que se dio en la Catalina de cinco semanas, con jóvenes del APRA de Perú, Izquierda Democrática de Ecuador, AD de Venezuela, PRD de República Dominicana y otros partidos hermanos.

Ahí, en La Catalina, se enseñaba y se formaban dirigentes para una revolución democrática, para contrarrestar la revolución totalitaria de Cuba y se analizaba y discutía, a fondo, también, sobre la Internacional de las Espadas y las dictaduras de derecha en América Latina y cómo enfrentarlas. Sin miedo, el liberacionismo era una tercera vía revolucionaria, con fe en la democracia y la libertad, pero con conciencia de una actitud política reformista y progresista, en que el compromiso era el «bienestar del mayor número» como decía don Pepe. Eso era y eso debió seguir siendo siempre el Partido Liberación Nacional.

Todo eso se perdió. No solo se perdió el Espíritu del 48 y se perdió físicamente La Catalina. Se perdió esa línea de pensamiento y de compromiso ético y político. Después de generar la más grande movilidad social de toda la historia de Costa Rica y generar un pujante y enorme sector social de ingresos medios y de universalizar la Seguridad Social, introducir los Ebais y el concepto de medicina preventiva, llevar la educación hasta los distritos más apartados del país, con escuelas y colegios, universalizar el derecho electoral y darle su lugar, como se lo merecen, a las mujeres a la par de los hombres y trasformar a Costa Rica en un ejemplo de bienestar económico y social por medio de una banca al servicio del desarrollo e incluso adelantándose a los tiempos y situando en el centro de la agenda nacional el concepto del desarrollo sostenible y la conservación del medio ambiente, resulta que nos traicionamos a nosotros mismos, a nuestra esencia histórica y filosófica, a nuestros Padres Fundadores, mutando hacia un partido político de derecha, insensible a los enormes cambios que se han dado en el mundo en materia de Derechos Humanos Fundamentales y hacia una vergonzosa entrega política a los sectores más reaccionarios y conservadores del país.

En honor a la verdad hay que decir que no todo el Partido Liberación Nacional está en esa posición. Hay una cúpula que no dudo en calificar de nefasta y mediocre, pero hay fuerzas enormes y mayoritarias dentro del Partido Liberación Nacional, en su estructura, en sus bases y en cientos de miles de ciudadanos que nos seguimos reconociendo como liberacionistas, leales a los postulados de los Padres Fundadores y al ejemplo de lo que fueron sus gobiernos y cuando el pueblo nos hiso oposición. En este mismo momento, la lucha al interior del partido, está dada entre esos dos sectores: entre los que queremos un Liberación Nacional auténticamente social democrático, progresista y reformista y los que están del lado de las posiciones conservadoras y reaccionarias. Esos campos están claramente definidos. De lo que suceda en la próxima Convención Nacional dependerá el futuro del Partido Liberación Nacional. O renacemos o morimos como fuerza política.

El otro tema que no toca a fondo Carlos, es el de la corrupción. De esto solo digo poco: cuando uno lee las crónicas de sucesos en la prensa o ve la televisión, queda escandalizado del nivel de raterismo político al que ha descendido algunos personajes vinculados al liberacionismo. Esto no es solo patrimonio de nuestro partido político. Los del PAC y los del PUSC se llevan con creces todos los premios de corrupción nacional. Eso explica, más que cientos de palabras, por qué el 65 o 70% de los costarricenses no tienen partido político y no quieren saber nada de los políticos. Recuperar esa confianza nacional será un trabajo heroico, pero se equivocan los que creen que eso se puede hacer con mentalidad de banquero o de dueño de una financiera privada. Esos son negocios legítimos y respetables. Lo malo no es eso. Lo malo es tener un pie ahí y otro en la política y tirárselas de líder de un partido político social democrático. Serían más congruentes si se hicieran Libertarios.

Finalmente, la revolución de la informática y las comunicaciones. Todo lo que sucede en el mundo y en el país, está en línea y cabe en un pequeño teléfono. En este país todo se sabe. Tenemos un pueblo culto y educado. A nadie, en este país, se engaña desde la Asamblea Legislativa o desde un Ministerio o una Alcaldía. La coherencia y la transparencia dominan la vida social y la vida política, determinando los juicios de valor de la gente y esto es lo formidable y extraordinario del tiempo que vivimos. Esa realidad le ha dado una vuelta de 180 grados a la política, sin que las cúpulas actuales de los partidos políticos se hayan dado cuenta. Tampoco se han dado cuenta de esa verdad en nuestro Partido Liberación Nacional.

Entonces: ¿Cuándo se jodió Liberación Nacional? Cuando perdimos el Espíritu Revolucionario del 48, y cuando dejamos de ser un partido progresista y reformista y nos pasamos a la derecha e igualmente cuando perdimos la coherencia y olvidamos, como también decía don Pepe, «que quien no vive como piensa, termina pensando como vive». La austeridad agreste y montañosa de la Lucha, que fue uno de nuestros símbolos fundacionales, también se perdió cuando nuestros dirigentes nacionales comenzaron a pensar como vivían. Ahí nos hicimos conservadores y desde los pequeños teléfonos celulares, el pueblo lo sintió y se dio cuenta. Nos jodimos. O mejor dicho se jodieron los que han dominado las estructuras partidarias en los últimos tiempos. Nosotros estamos de acuerdo con el pueblo. Esta mutación jodió al Partido Liberación Nacional.

Pero la lucha sin fin sigue en pie. Desde la defensa de pequeñas y grandes conquistas como CONAPE, en la que está y no afloja Chico Morales, como la pelea interna que muchos cientos de miles de liberacionistas y social demócratas, nos preparamos para dar, porque esto solo se arregla en la Convención Nacional, con votos, eligiendo a un Candidato a la Presidencia de la República que lidere a los sectores progresistas y reformistas de este país en el complejo proceso de reconstrucción de Costa Rica, a la vez que se empeñe en que el Partido Liberación Nacional, con nuevas ideas y a la altura de los tiempos que vivimos, vuelva a ser el Partido Liberación Nacional de don Pepe, don Chico, Daniel, Luis Alberto y aquella formidable Generación del 48.

Lo vamos a lograr.

Dirigente del PLN, varias veces ministro, embajador en la ONU.

Anexo

¿Cuándo se jodió el PLN?

Carlos Revilla M.

Me incluyo entre los muchos que damos por sentado que el PLN se jodió, que está jodido. Se trata de saber desde cuándo, a partir de cuándo, para intentar entender el por qué y el para quiénes.

El PLN está jodido desde hace mucho rato. Hay muchas causas para esto, voy a hablar de las que creo son las dos más importantes que han influido para el estado actual de cosas. Y ojo, en el aspecto electoral al PLN le puede ir todavía mas o menos bien, no es de eso de lo que quiero hablar esta vez.

El PLN nació de la Revolución del 48, es decir era heredero de los valores e ideales que inspiraron esa gesta. Pero esos hechos ocurrieron ya hace 73 años y el PLN cumplirá 70 años de fundado. Yo soy de la primera generación de hijos del 48, es decir los que nacimos posterior a esa guerra y que de alguna forma estábamos inmersos en esa gran división que se formó en la familia costarricense entre los vencidos y vencedores.

Por muchos años la política y la sociedad gravitó sobre esa división producto de la revolución. Las familias se identificaban en bandos, había familias completas liberacionistas y otras calderonistas o “mariachis” como se les llamaba antes. Y los que no estaban alineados eran considerados “ovejas negras”. Por supuesto mi familia no fue la excepción a esto y todos en el núcleo familiar primario éramos liberacionistas por influencia directa de nuestro papá, que había sido miembro del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, precursor directo junto al partido socialdemócrata del PLN.

El problema con esto, es que ya estamos en una tercera generación desde el 48 y se ha diluido mucho —por no decir totalmente— esa influencia. Este hecho aunado a que desde principios de los años 90 del siglo pasado se dejara de capacitar y formar en el PLN, generó que se perdiera la cohesión dentro del partido, es decir la “goma” que nos pegaba se acabó y su reemplazo —la capacitación y la formación— dejaron de hacerla. Actualmente hay un tenue intento de rescatar la capacitación, pero a mi criterio “too little, too late” (muy poco y muy tarde). Esto básicamente lo que hace es que se pierda la lealtad partidaria y es precisamente lo que ha venido sucediendo las últimas elecciones y que de forma muy notoria se vio en la última campaña.

La otra gran causa para que el PLN se haya jodido es que la sociedad cambio. Este hecho en si mismo no es mayor problema, las sociedades cambian. El problema es que el partido no se ha adaptado, es decir no ha respondido al cambio en su entorno. El único cambio importante que podría anotar, es cambiar de cuatro diputados nacionales (designados por el candidato) a solo uno para las próximas elecciones, y el eliminar la llamada “mesa gallega” en los procesos internos. Pero estos cambios son meramente cosméticos y obedecen a consideraciones electorales, no son de fondo.

Un ejemplo de esto es la propaganda electoral de estas últimas campañas. Actualmente la clase política está muy desacreditada, a pesar de esto el PLN hizo para la campaña del 2014 una propaganda electoral que se conoció como “Contráteme”, y que fue un total fracaso, precisamente porque pedía contratar a un político. En la pasada campaña, se vendió al candidato como un político tradicional, ofreciendo soluciones también tradicionales, con un mensaje conservador.

Desde finales del siglo pasado (años 90) han habido muchos cambios. Se derrotó en las calles el “combo del ICE”, se dio una fuerte batalla contra el TLC, y muchas otras manifestaciones de que algo estaba (está) pasando con la sociedad y que ya no somos los mismos.

El campanazo de todo esto para el PLN fue la derrota (doble) en las elecciones del 2002. El PLN quedó muy maltrecho y se vio ante la realidad de que tenía que hacer cambios. Estos fueron acordados ese mismo año en lo que se conoce como “La Asamblea del Nopal”, así llamada porque se realizó en el antiguo salón de fiestas El Nopal en Desamparados y que ya no existe por cierto (ahora en el lugar construyeron un Centro Comercial).

En esa asamblea del PLN se dieron los lineamientos y directrices para encauzar la reforma del partido y adecuarlo a las nuevas realidades. Todas las autoridades renunciaron y se instituyó una Comisión Política que sería la encargada de modernizar al PLN.

Todo caminaba bien, varias comisiones trabajaban en un nuevo Estatuto y un Código de Ética —entre otros—. En el medio de todo hubo elecciones de alcalde y el partido respondió razonablemente bien.

El problema fue que al poco tiempo pasó la reelección y se abrió la posibilidad para que Oscar Arias optara de nuevo a la presidencia de la República, como efectivamente sucedió. Pero desgraciadamente el regreso de Arias a la palestra política significó el entierro de las reformas partidarias. Con Arias se creó un espejismo político que llevó de nuevo al PLN al poder, haciendo creer que todo estaba bien y que se había “rescatado” al partido, cuando era todo lo contrario.

El haber abandonado las tan necesarias reformas hace que ahora el partido se “saque la rifa” y tenga que apechugar con todos los problemas derivados de esto. Los problemas del partido se maquillaron con Arias y Chinchilla, pero ahí seguía (sigue) el problema latente. En realidad lo que se hizo fue alargar un poco más la vida del paciente, pero no se le curó, y esto se vio reflejado en las dolorosas pérdidas del 2014 y 20218.

La miopía de la dirigencia partidaria ha sido mayúscula. Desde El Nopal en el 2002 no se ha hecho ningún cambio de fondo en el partido. Ahora, como ya dije se están viviendo las consecuencias de no hacer nada. Hay una nula relación con la sociedad civil que está harta de los partidos y políticos tradicionales, siendo el PLN la joya de la corona.

Entonces, el PLN se jodió cuando el grupo en el poder no quiso adoptar los cambios propuestos para reformar el partido y contrarrestar la perdida de cohesión interna de sus simpatizantes y cuando renunció a ser un verdadero partido político, renovado y con herramientas para actuar en las nuevas realidades del entorno y prefirió quedarse solo para serlo en época de elecciones, el problema es que ahora si, se le está acabando la cuerda. Ya no da más, se jodió.

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