Don Adolfo Bien actuaba como director de escena y era quien daba el visto bueno a los futuros artistas.
También acudían a ofrecer los originales de sus obras los noveles dramaturgos costarricenses.
Un día se presentó a las puertas del escenario del Teatro Moderno un caballero bien vestido, de buena presencia y cuyo nombre nos reservamos, en busca del empresario señor Castro Méndez. El avisador de la Compañía Nacional le pregunta el objeto de su visita:
—»Puede usted anunciar a un autor dramático que tiene escrita una comedia divina».
Alberto Echandi, que se encontraba conversando con Miguel Angel Alfaro Yglesias y con el que estas líneas escribe, todos componentes del conjunto artístico, al escuchar la conversación, sale en estampida para el escenario donde se encontraba el señor Castro Méndez, y anuncia, solemnemente:
—»¡¡¡DANTE ALIGHIERI DESEA HABLAR CON EL EMPRESARIO DE LA COMPAÑA!!!»…