DON EUSTOQUIO RODRIGUEZ, bohemio empedernido, era un admirador entusiasta del General don Tomás Guardia, hombre de gran carácter y de mano férrea, pero honrada.
Una vez en la Presidencia de la República don Tomás, Rodríguez pretendió un puesto gubernativo, pero el General Guardia tardaba en servirlo, basta que un día esperó a su jefe a la salida de la casa presidencial y decididamente lo abordó:
—»General, ¿qué hubo de mi puesto?».
Don Tomás dijo a su partidario que esperase, que era indispensable que hubiese una vacante, a lo que don Eustoquio, con gran vivacidad, replicó:
—»Recuerde don Tomás que cuando lo trajimos a usted a la Presidencia de la República, ESTA NO SE ENCONTRABA VACANTE»…
(La ingeniosa salida le valió muy poco a don Eustoquio. porque no logró ser destinado).
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujante: Noé Solano V.
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