Anecdotario Costarricense

Anecdotario Costarricense

SOLDADESCAS

DON Adán, con sus propias y gráficas palabras, nos relata hoy esto:

«Ocurrió durante la Presidencia de don Rafael Yglesias Castro. Cuando el Presidente de Nicaragua, General Zelaya, amenazaba con invadir nuestro territorio y hasta Hegar al Parque Central de San José y darle a su caballo agua de la pila, precisamente la que hoy está en la plazoleta de la Universidad, Barrio La Soledad. Había alarma popular, indignación general y actividad militar. Los ticos aguardaban a los nicas y su agresión injusta provocó un entusiasmo patriótico y una impetuosa decisión de ánimo imaginable. lo había, no obstante, pasión enconada de pueblos amigos, sino enemistad de Presidentes. Yo, a la sazón, joven aún, era el telegrafista de la Casa Presidencial, y pude ver de cerca, los movimientos bélicos dirigidos por nuestro Comandante en Jefe, Yglesias, animoso, sereno y activo, como si estuviera en la línea de fuego, allá en La Cruz, frontera con nuestra hermana Nicaragua. Nuestros militares, jefes y soldados, gozaban de franquicia telegráfica, para comunicarse con sus familias: mucho trabajo me daban, porque las guarniciones eran numerosas. El jefe de las fuerzas expedicionarias, allá en La Cruz, era el Coronel Salvador Garbanzo, hombre de la confianza de don Rafael. El servicio del telégrafo, entre San José y La Cruz, hacía tránsito en Cañas, oficina servida a satisfacción por don Alfonso Alvarado y sus hijos. Don Rafael, a semejanza de un gallardo general, resultó un estupendo organizador de nuestras milicias, y paseándose en el salón, con aquel garbo que lo caracterizaba, impartía órdenes en defensa de nuestra soberanía; yo las trasmitía fielmente al coronel Garbanzo, y éste a su vez las contestaba. En una de estas respuestas, le dijo: «Tengo fe en el éxito de nuestras tropas. Nadie osará sentar impunemente su pie invasor en nuestro suelo. Nuestra gente es invencible». Pero después de esas frases alentadoras, mandi’1 d Coronel Garbanzo este mensaje: «En este momento diviso en lontananza la caballería de Zelaya, bajando la cuesta. Listos estamos a desbaratarla. Tengo un piquete en LA RAYA, bien equipado y valiente». Don Rafael sonrió burlescamente. Media hora después, el Coronel Garbanzo mandó un nuevo mensaje, tranquilizador: «La caballería que divisamos, ha resultado ser un atajo de yeguas que venían a su abrevadero; pido disculpas». Don Rafael soltó la risa, a carcajadas, y yo también. El Presidente exclamó: «Este Garbanzo nos ha resultado una alverja y me ha tomado el pelo». Y así terminó el sainete. El conato de invasión paró en concordia; el General Zelaya no trajo su caballo a beber agua en la pila del Parque Central y los ticos y los nicas seguimos apretados en cordial abrazo».

Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.

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