Hace algunos años, en cierta ocasión, el gran estadista y político Licenciado don Juan Rafael Arias, desde la Presidencia del Congreso Constitucional (hoy Asamblea Legislativa), tuvo que leerle «la cartilla», con el beneplácito de todos los presentes, a un señor diputado.
Se trataba de un hombre de fácil palabra y de no escasa audacia, pero ignorante, tanto del Reglamento de la Cámara como de las labores parlamentarias.
Este buen señor presentó a la Mesa del Directorio, una moción redactada, sin pies ni cabeza e inoportuna.
El Licenciado Arias, que presidía la sesión, le manifestó que su moción «no cabía».
Entonces, su compañero de Cámara, le replica:
—»Señor Presidente: si no cabe así, pues compóngamela usted; ¡usted que sabe tanto!»
El Presidente Arias, sin perder la paciencia, serenamente, le responde:
—»Señor Diputado: ni el Reglamento ni la Constitución Política, me dan atribuciones para desempeñar las funciones de ¡»NIÑERA»!
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.