EL APELLIDO
HABÍA en Cartago un eterno aspirante a diputado que se metía en cualquier actividad a hacer méritos político electorales.En una ocasión se presentó un problema con los productores de papa, quienes reclamaban mejores precios para su producto, y pedían la presencia del presidente Figueres.
De inmediato se apersonó el candidato del que hablamos, y se comprometió a conseguirles una cita con el mandatario. Así lo hizo, a través de un viejo dirigente del partido.
El candidato vino a la reunión con el presidente y se puso en primera fila. El hombre no se cambiaba por nadie.
Posó junto al mandatario para las fotos de la prensa y se esforzó por robarse el show.
Don Pepe se enteró de sus intenciones, por lo que al despedirse le dio la mano, y hablando fuerte, para que todos lo escucharan, le dijo, «hasta luego, Monterito».
El asunto es que ese no era su apellido, por lo que don Pepe lo dejó muy mal ante sus acompañantes.
Anécdota de José Rafael Cordero Croceri
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org