Diciembre 18, 2024
Por Corresponsal de IPS
SANTIAGO – Las economías de la región, con un crecimiento de 2,2 por ciento este año y 2,4 por ciento en 2025, continúan sumidas en una trampa de baja capacidad para crecer, advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su último informe anual, divulgado este miércoles 18.
Para enfrentar esa trampa se requiere “aumentar la capacidad de las economías para movilizar recursos financieros de manera efectiva, a fin de fortalecer la resiliencia frente a las fluctuaciones económicas”, señaló el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, al presentar el informe en esta capital chilena.
También se requiere “fortalecer la capacidad productiva a mediano y largo plazo, mediante la adopción de políticas de desarrollo productivo orientadas a incrementar la productividad, fomentar la inversión en capital productivo y generar empleo de calidad”, añadió Salazar-Xirinachs.
La tasa promedio de crecimiento anual en la década 2015-2024 ha sido de uno por ciento, lo que implica un estancamiento del producto interno bruto (PIB) por habitante durante ese período.
El documento “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024”, registra que en la región se mantiene “una dinámica de crecimiento que depende del consumo privado, y menos de la inversión”.
Según su análisis, en 2025 América del Sur crecería 2,6 %; América Central 2,9 %; y el Caribe, sin incluir a Guyana -que experimenta un bum petrolero-, crecería 2,6 %.
En ese contexto, persisten el bajo ritmo de creación de empleo, la elevada informalidad y las significativas brechas de género en los mercados laborales de la región.
El empleo registra un crecimiento limitado en concordancia con el bajo crecimiento del PIB, de 1,7 % en 2024, el menor registrado en el período posterior a la pandemia covid-19.
En cuanto a la informalidad, se espera que la tasa de empleo informal promedio de la región se sitúe en 46,7 %, lo que significaría una disminución de 0,4 puntos porcentuales en comparación con la tasa registrada en 2023.
Pese a esta leve reducción de la informalidad, en la región persisten desafíos significativos en el sentido de formalizar el empleo, “lo que subraya la necesidad de implementar políticas efectivas que fomenten condiciones laborales más seguras y estables”, apunta el Balance.
Por otro lado, tras alcanzar un máximo en 2022, la inflación en las economías de América Latina y el Caribe ha mostrado una tendencia a la baja.
Desde el 8,2 % registrado ese año, la mediana de la inflación regional disminuyó a 3,7 % en diciembre de 2023, y se estima que en 2024 continuará reduciéndose hasta alcanzar 3,4 %.
Aunque la mediana de la inflación regional se ha acercado al valor central del rango de la meta de muchos bancos centrales (3,0 %), el nivel proyectado para 2024 sigue siendo superior a los valores registrados antes de la pandemia.
En el ámbito fiscal, los ingresos fiscales enfrentarían dificultades para incrementarse en el corto plazo, mientras que los gastos públicos se mantendrían estables ante una carga creciente del servicio de la deuda.
De esa manera, surgen riesgos para la sostenibilidad fiscal, por el débil crecimiento del PIB, los altos costos de financiamiento y las fluctuaciones cambiarias.
La Cepal destaca que entre las principales políticas para enfrentar la trampa de baja capacidad para crecer se encuentra la movilización de recursos financieros, y en lo interno eso requiere el fortalecimiento de las finanzas públicas.
Esto implica concentrar esfuerzos en aumentar la recaudación tributaria e incrementar su progresividad, junto con reducir los niveles de evasión tributaria y realizar evaluaciones de costo-beneficio de los gastos tributarios vigentes.
La Cepal propone fortalecer la gobernanza y las capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas (capacidades TOPP) de las instituciones macroeconómicas.
La reforma de la arquitectura financiera internacional también debe desempeñar un papel central para potenciar la capacidad de movilización de recursos en la región.
Eso requiere una mayor coordinación regional para incidir en reformas globales que faciliten el acceso a recursos para el desarrollo.
En políticas de desarrollo productivo , la Cepal ha enfatizado la necesidad de implementar políticas “de nueva generación” para impulsar una transformación productiva, condición necesaria para salir de la trampa de baja capacidad para crecer.
Para ello destaca la necesidad de identificar áreas con alto potencial para dinamizar el crecimiento, priorizando la sostenibilidad ambiental, el impulso a la ciencia, la tecnología y la innovación, la digitalización, el financiamiento empresarial y la atracción de inversiones.
De igual forma, se ha enfatizado la necesidad de aprovechar las cadenas de valor mundiales para diversificar las economías.
El organismo identificó 14 sectores impulsores o transformadores agrupados en tres categorías: industria, servicios y áreas clave para la sostenibilidad, prioritarios para los países de América Latina y el Caribe porque poseen un alto potencial dinamizador del crecimiento y la productividad.
A-E/HM