Por Patrick Reichardt y Lars Reinefeld (dpa)
Manila, 10 sep (dpa) – ¡Campeones del mundo! La selección alemana de baloncesto completó hoy un torneo perfecto en Manila con un histórico primer título mundial que coronó a toda una generación, tras vencer a Serbia por 83-77 (47-47).
El extraordinario capitán Dennis Schröder y su equipo se impusieron en una final emocionante y protagonizaron así una de las mayores sorpresas en la historia del deporte alemán.
El equipo liderado por Schröder (28 puntos) y la joven figura, el siempre ofensivo Franz Wagner (19 puntos), se impuso en el acalorado duelo contra el exseleccionador germano y actual entrenador serbio, Svetislav Pesic.
La copa de oro en Manila es el segundo título internacional más importante para Alemania tras el Campeonato de Europa de 1993. Ni siquiera la generación en torno al icono del baloncesto alemán Dirk Nowitzki, ya retirado, había logrado un éxito semejante.
Tras ocho victorias en ocho partidos, el trofeo dorado quedará en manos de Alemania durante los próximos cuatro años, hasta el Mundial de Catar 2027.
Pesic, de 74 años, no logró su segundo título mundial como seleccionador después de coronarse en 2002. Una actuación decente del equipo, con un Bogdan Bogdanovic de nuevo sobresaliente, no fue suficiente contra el fuerte colectivo alemán.
Tras el memorable 113-111 de Alemania frente a Estados Unidos en la semifinal, la expectación había ido en aumento en los últimos días. Estados Unidos, campeón olímpico, también perdió el bronce ante Canadá (118-127) hoy.
El canciller alemán, Olaf Scholz, de viaje en India por la cumbre del G20, también estuvo al tanto de lo que ocurría con Schröder y sus compañeros desde el viernes a más tardar.
«¡Ustedes se lo merecen!», escribió Scholz antes de que empezara el partido a través de la plataforma X, la antigua Twitter.
Dos horas más tarde, que se convirtieron en una gran batalla contra el porte de los serbios ante 12.022 espectadores en el Mall of Asia Arena, con entradas agotadas, el triunfo histórico fue perfecto.
El primer título mundial de Alemania llegó exactamente ocho años después del último partido internacional de Nowitzki, y unos cuatro años después de la debacle germana en el Mundial de China, que terminó con un devastador décimo octavo puesto tras la eliminación en la ronda preliminar contra República Dominicana.
«Los chicos entienden esta oportunidad. Es una oportunidad única en la vida en una final tan importante», comentó el seleccionador germano, Gordon Herbert.
El ambiente en el moderno estadio de Filipinas era chispeante. Y los aficionados serbios, que también esperaban la final del US Open de la estrella del tenis Novak Djokovic, corearon «Auf Wiedersehen» (Adiós) en alemán desde el principio.
Serbia demostró ser el duro rival que Alemania esperaba, incluso sin el astro de la NBA Nikola Jokic.
Los serbios jugaron duro en defensa, «defensa Pesic», como advirtió Herbert, y Alemania aceptó el reto con un cambio de estrategia.
En lugar de buscar a Schröder, el balón fue a parar inicialmente a Wagner, de 22 años, que quiso hacerse con el control del partido en el escenario más importante ya en la fase inicial.
El joven Wagner imprimió ritmo, se movió con energía hacia la canasta y volvió a tener algunos intercambios con los árbitros. Tras una primera parte igualada, las dos figuras alemanas, Schröder y Wagner, sumaron 14 puntos cada uno.
La final siguió siendo disputada. Alemania se distanció por primera vez en el tercer cuarto, pero Serbia remontó. El capitán Schröder se adueñó más del partido. Con su enorme velocidad y su gran determinación, intentó coronar por fin sus casi nueve años de carrera con la camiseta nacional.
«Yo busco poner a Alemania como país del baloncesto en el mapa», había dicho Schröder. Y lo consiguió de forma sobresaliente con el título mundial en Manila.