Ocean Castillo Loría
A finales del año pasado, una de las noticias que removió la aburridísima campaña electoral, era el apoyo al candidato del Partido Integración Nacional (PIN), Juan Diego Castro, de entre varias personalidades políticas, del ex candidato presidencial, José Miguel Corrales.
Esto generó una serie de comentarios en redes sociales, entre ellos, un candidato a la vicepresidencia, del Frente Amplio, expresó que Corrales, tenía un enfoque autoritario, que ahogaba la organización social independiente y la participación ciudadana. Otros comentaristas, dijeron que, a Castro, la adhesión de Corrales, le era inútil, porque éste era un perdedor.
Sobre el primer punto (La socialdemocracia clásica como autoritaria), se olvida la historia, se hace alusión de la persecución a los comunistas, por parte de los socialdemócratas (En el fondo, el mencionado candidato, lo que refleja es un resentimiento comunistoide hacia dirigentes como Don Pepe, don Chico y don Daniel), pero en 1970, gracias a don Pepe, se legaliza al partido comunista.
En 1997, el Lic. José Miguel Corrales alcanzó la postulación presidencial, teniendo a sus espaldas la problemática de un fraude electoral demostrado, así como el resentimiento de importantes sectores verdiblancos, lo que indudablemente cuestionó su legitimidad como líder del PLN.
Asimismo, este político resulta víctima de uno de “los hijos de los caudillos”, José María Figueres Olsen, quien da cuenta de él en las urnas en 1993. Dicha precampaña es denominada “La revolución de las caras nuevas” en el tanto, entran en escena aspirantes jóvenes, el mismo Figueres Olsen y Margarita Penón, en lo que refiere a trayectoria partidaria.
Corrales, diputado durante la administración 86 – 90, sostuvo un discurso con fuerte acento moral en la precampaña del 94. Don José Miguel, en alguna medida dio una gran sorpresa al obtener el segundo puesto en esa justa convencional (Con un 23,9 % de los votos); si bien Corrales había perdido la candidatura, fue de los ganadores de aquella convención de 1993.
Él mismo reconoce que en aquellos años iniciales de los noventas, se sentía con mucha fuerza y ánimo para luchar por la Presidencia de la República, pero ese ánimo y esa fuerza fueron disminuyendo conforme fue teniendo la experiencia de las campañas electorales.
Para el primer trimestre de 1996, algunos analistas políticos observaban como el apoyo de los liberacionistas se consolidaba a favor de Corrales, paralelo a ese fenómeno, tales mediciones estadísticas presentaban una gran impopularidad por parte del gobierno de aquel entonces (1994 – 1998)
En esa línea, Corrales fue asumiendo un rol de oposición al gobierno de su mismo partido, esto le generó la adhesión de sectores, que se mostraban críticos a lo que consideraban la política tradicional.
Así las cosas, Corrales se convertía en un instrumento de canalización del mencionado descontento, en esa lógica, José Miguel se percibía como “el distinto”, aunque estuviera dentro de un partido tradicional como el PLN.
Ya a esas alturas, este precandidato criticaba abiertamente las políticas neoliberales que se concretaban desde el Poder Ejecutivo, de igual modo, cuando tenía la posibilidad de crítica, sabía guardarse, con lo no se contagiaba de la oposición al gobierno 94 – 98.
Esto le generó a Corrales, perjuicios que le marcarían a futuro, su lucha por tratar de ser presidente: muchos sectores liberacionistas, le cobraron y le cobrarían esa actitud ante “el hijo de Don Pepe”.
Ya para ese entonces, algunos miembros de su movimiento, le recomendaban “salirse de Liberación”, pero ese no fue el momento para una acción de ese tipo, todavía eran los tiempos del bipartidismo, y era ventajoso el ser parte de la divisa verde y blanca.
En ese contexto, ninguna otra tienda le ofrecía la capacidad de movilización que poseía el PLN. Para ciertos analistas políticos, de haberse ido de este partido, hubiera significado el ser representante de una agrupación emergente, con fuerte apoyo por parte de electores con educación universitaria y con base en el Valle Central (Dicho sea de paso, este fue el perfil en el 2002, del Partido Acción Ciudadana (PAC), con Ottón Solís)
La estrategia que siguió el “Corralismo”, fue continuar en la línea de mostrarse como diferente pero con el claro objetivo, de rescatar las ideas tradicionales de Liberación Nacional.
Es así como para la convención pactada para 1997, Corrales alcanza la candidatura al ganarle al Dr. Walter Coto, esa candidatura tuvo una serie de dificultades, entre ellas, un fraude electoral demostrado a lo interno del PLN, además del resentimiento de algunos sectores verdiblancos que cuestionaron la legitimidad de José Miguel como líder.
En materia de planteamientos, en el programa de gobierno, se reiteraba el deseo de rescatar los principios liberacionistas pero ubicados en lo que se consideraba un nuevo contexto nacional.
En este sentido, se presentaban 8 instrumentos claves:
• Honestidad.
• Un Estado moderno.
• Democratización de la vida nacional.
• Desarrollo de la educación.
• Compromiso de una mayor participación de la mujer.
• Compromiso con el equilibrio ambiental y humano.
• Crecimiento económico dinámico y sólido.
• Solidaridad y distribución social de la riqueza.
Y aquí comienza a verse la falacia del argumento de que Corrales, tenía o tiene, un enfoque autoritario, que ahogaba la organización social independiente y la participación ciudadana. Era claro, que se hablaba de democratizar la vida nacional y un claro deseo de una mayor participación de la mujer
Mientras escribíamos este artículo, el candidato a la vicepresidencia del FA, ha dicho que el autoritarismo de la socialdemocracia de Corrales, deriva no de la ideología, sino, de la moral, pero olvida ese comentarista, que la moral es individual, por lo que, ese presunto autoritarismo, puede derivarse de posiciones personales de Corrales, no de una ética propia de la socialdemocracia clásica ¿Cómo puede decirse que esa socialdemocracia es autoritaria con los puntos antes expuestos?
Finalmente, para lograr llevar al éxito los ya expuestos instrumentos, se planteaba la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, para modernizar la Carta Magna.
Pese a la posibilidad de un amplio desarrollo de esta propuesta, en el fondo, Corrales no fue concreto, sus exposiciones generales se basaban en:
• Rechazo a los programas de corte neoliberal.
• Restablecer los principios y líneas clásicas del PLN.
• Ataques al gobierno de José María Figueres Olsen.
• Una propuesta anticorrupción.
De hecho, uno de los principales problemas que tuvo José Miguel, fue que su propuesta anticorrupción, cayó en contradicciones que no pudieron ser salvadas por ninguna estrategia de campaña política, teniendo entre otras consecuencias, el profundizar la división de su partido.
Al final, Corrales pierde las elecciones por menos de un 2%. Esto, entre otras razones, por las siguientes:
• Mucha de la base liberacionista votó a última hora para evitar una derrota estrepitosa del PLN.
• El que se hayan publicado encuestas de salida, motivó a los liberacionistas a apoyar a su partido. Para otros, como el ex presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, Rafael Villegas A. el entonces director de Telenoticias, canal 7, en esa publicación, violaba la Ley Electoral, aparte de que muchos de los adherentes del PLN, en ese momento pudieron haberse decidido a votar y se desanimaron al enterarse de que Rodríguez, ganaba las elecciones por un 10 % (¿Esta habría sido una idea, solo del mencionado director?)
En su momento, el ex presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, Rafael Villegas Antillón, dijo que a Corrales, se le había hecho un fraude en 1998. Por su valor, resumimos las tesis de Villegas:
a) La Sala Constitucional, a solicitud de un partido minoritario (El que presentaba el recurso no había recurrido primero ante el Tribunal Supremo de Elecciones planteando su inconformidad), a cuatro días de las elecciones y cuando los medios de comunicación más importantes del país, habían organizado un debate entre los dos candidatos de los dos partidos mayoritarios, dice que ese debate se puede llevar a cabo únicamente si todos los candidatos inscritos a la Presidencia, quince o dieciocho o veinte, también participan. Un debate con esa multitud, no se podía llevar a cabo. Villegas en su momento se preguntaba: ¿esa era la intención? Decía Villegas: “Ese fue el momento del sublime ridículo de la Sala Cuarta.”
b) ¿Era tan importante ese debate? Por supuesto que sí, Corrales estaba casi a la par del señor Miguel Ángel Rodríguez y tenía, en su alforja varias flechitas que pondrían afectado al social cristiano. Además, aquello de que todos los candidatos debían participar, era lo más cómico y absurdo.
c) Respecto a lo sucedido con las “encuestas de salida”, Villegas escribió que le solicitaron a canal 7, que les enviara todo lo trasmitido en las elecciones: en el casete, estaba, desde la Misa dominical, hasta lo que pasó digamos, exagerando, a las 2:55 pm. Pero de lo que pasó después de las 3:00 pm, no había nada. Aún así, el TSE, presentó una denuncia ante el Ministerio Público.
Tal parecía que dentro del PLN se evidenciaba un cambio generacional ya que para el 2001, quien derrotó a Corrales en la convención fue Rolando Araya. Se deduce que la candidatura de Corrales en el 98 estaba como injertada en un partido cuya configuración electoral no logró satisfacer.
Es en este contexto, que Corrales sufre un fuerte desgaste, pues prácticamente no abandona su papel de aspirante presidencial hasta la convención de junio del 2001. Si bien es cierto, su derrota no fue tan prominente, como la pronosticaban las encuestas, los sondeos señalaban una diferencia entre 8 y 10 puntos, la diferencia real fue de un 2, 44 % a favor del Dr. Miguel Ángel Rodríguez.
En esta etapa, Corrales no sabe aprovechar el capital positivo con el que contaba, por el contrario, lució ante el electorado contradictorio, falto de liderazgo, su fracción legislativa aprobó el “Combo eléctrico”, cuyos postulados contradecían las ideas de Corrales. Asimismo, el informe legislativo sobre FODESAF lo igualaba al concepto generalizado de político tradicional. Estas son algunas de las razones por las cuales, Corrales Bolaños, pierde ante Rolando Araya con una diferencia de 17, 1%.
En aquel momento y hacia adelante, había un doble sentir sobre Corrales: un PLN en el que muchos lo alabaron y hoy para otros, el haber sido “Corralista”, es como una especie de “signo de Caín” o algo que debe caer en el olvido.
Ya para el 2004, se hablaba que Corrales, podría aspirar de nuevo a la Presidencia de la República, esa fue la candidatura fracasada dentro de Unión Patriótica (UP); en ese momento, Corrales, no logra superar lo que fue la consolidación del Partido Acción Ciudadana (PAC). Encuestas como las de la empresa UNIMER, expresaban que el apoyo a Corrales, era de un 1 %
Para las elecciones de 2014, Corrales, es candidato por el Partido Patria Nueva (PPN), pero como fruto de una disputa con el candidato a diputado, Álvaro Montero Mejía, en tanto presuntamente éste estaba moroso con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Corrales, estaba en desacuerdo con esa postulación. Por ello, José miguel renunció y luego retornó a la postulación.
Hoy, es claro que fuera de la lógica del bipartidismo, en voz de Juan Diego Castro, resuena el ataque a las cúpulas partidarias, esas que Castro ha llamado de “los partidos añejos”.
Adicionalmente, ante el momento que hoy atraviesa el país, resulta de gran valor, el planteamiento ético que siempre ha particularizado a José Miguel Corrales. Antes de este gobierno, debía sopesarse la competencia que en este campo podría ofrecer el Partido Acción Ciudadana (PAC), pero esto ha quedado sepultado por el “Cementazo”.
El problema de la adhesión de Corrales y de la ex diputada Patricia Pérez Hegg, es el choque ideológico que ambos representan, el uno, socialdemócrata clásico, la otra, de clara visión neoliberal.
¿Defenderá Juan Diego Castro el Estado Social de derecho?, en esa línea, ¿Se pondrá a favor de una lógica socialcristiana, socialdemócrata o socialista, como fruto de una síntesis ideológica, que tanto necesita el país?: no lo parece.
Finalmente, se ha dicho que Juan Diego Castro, tiene actitudes militaristas y gorilescas, que son propias de la socialdemocracia clásica, pero esto también es falso de falsedad absoluta: fue don Pepe, el que abolió el ejército. Se dice que, esa socialdemocracia, ponía a la mujer en posiciones marginales: ¿Quién le dio el voto a la mujer?
Se olvida que las primeras diputadas en Costa Rica, fueron:
• María Teresa Obregón Zamora.
• Ana Rosa Chacón González.
• Estela Quesada Hernández.
Todas representantes de la socialdemocracia…
Se dice que esa socialdemocracia, ponía al margen a las juventudes: basta observar la Carta Ideológica de la Juventud Liberacionista de 1968 o el gran accionar de la Juventud Liberacionista, de los setentas.
Quizás olvidan los comunistoides del FA, que fueron los comunistas, los que “volaron palo”, con las “Brigadas de choque”, en la década de los cuarentas. Al final, entonces se da un giro argumental y se dice que los socialdemócratas clásicos, persiguieron a los homosexuales.
Olvidan esos comunistoides, que fue en muchos partidos comunistas, que se les negaba filiación a los homosexuales. Fue el caso del cineasta, Pier Paolo Pasolini. Olvidan que en Corea del Norte, los derechos de la población LGTBI, siguen siendo limitados y en el marco de la revolución cubana, los homosexuales, dada la represión, optaron por emigrar.
Así las cosas, nada de autoritarismo en la socialdemocracia clásica y por otra parte, no cabe duda que la campaña electoral de 1998, debe seguir siendo objeto de reflexión, sin soslayar lo sucedido a don José Miguel Corrales.