Del empobrecimiento de Costa Rica y el fracaso de la política

Ágora*

Por Guido Mora Mora
guidomoracr@gmail.com

Guido Mora

Lejos de discursos y diatribas ideológicas, al margen de alaracas politiqueras, por encima de promesas, proyecciones y planteamientos económicos, en que se nos ofrecía el mejoramiento de las condiciones económicas: sociales y particulares, si nos comprometíamos, como sociedad, con un modelo de desarrollo aperturista; es necesario concluir, que las medidas económicas y políticas, impulsadas por los gobiernos costarricenses los últimos 28 años, sólo han hecho de Costa Rica, una nación más pobre y más desigual.

Y este comentario no es el resultado de una interpretación disparatada de la realidad económica costarricense, sino del análisis de los datos duros, dados a conocer recientemente por la prensa nacional, en donde Costa Rica pasa a ser uno de los diez países más desiguales del Mundo.

Una realidad dura, que nos estalla en el rostro. Nuestro país no es uno de los más desiguales de Centro América, de América Latina o del Continente Americano: Costa Rica es uno de los diez países más desiguales del Mundo.

Según datos de la OCDE, la desigualdad ha venido incrementándose año a año, en contraste con la realidad de otras economías latinoamericanas que han sido exitosas en la reducción de la desigualdad y pobreza.
Para el año 2015, el 10% de los hogares con mayores recursos, obtuvieron 32 veces más que el ingreso promedio del 10% de los hogares que menos tienen.

Según datos de la CEPAL, en una medición realizada entre el 2010 y el 2014, el incremento de la desigualdad nos pone al lado de países como Venezuela y Paraguay, mientras que en el resto de Latinoamérica la desigualdad se ha reducido estos últimos años.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, para 2016 la desigualdad se incrementó en Costa Rica y esa es la tendencia que se muestra desde entonces.

El siguiente cuadro, tomado del Diario La Nación, muestra el incremento de la desigualdad, utilizando el Coeficiente de Gini, entre 2001 hasta el año 2014, en datos publicados por la OCDE.

Del empobrecimiento de Costa Rica y el fracaso de la política

En el gráfico anterior se puede apreciar como entre el 2001 y el 2014, el Coficiente de Gini, a diferencia de la tendencia mostrada en el resto de América Latina en que se aleja del valor 1, hacia valores negativos, en Costa Rica toma el camino inverso y se aleja de1, en valores positivos, mostrando el aumento de la desigualdad en la sociedad.

Ante esta cruda realidad, vale la pena reiterarlo: el incremento de la desigualdad y el aumento de la brecha entre los más ricos y los más pobres, no es un fenómeno que se produzca por arte de magia. Este proceso es el resultado de la formulación y aplicación de políticas públicas, preparadas por técnicos y ejecutadas por los diversos actores políticos que, en vez de procurar el bienestar de las grandes mayorías, con sus decisiones y acciones, han favorecido directamente los intereses de unos pocos.

O sea, el deterioro de las condiciones económicas de grandes grupos de costarricenses corresponde a la mala fe, la incapacidad o la voluntad de quienes han gobernado Costa Rica los últimos 30 años, de favorecer sólo a pequeños grupos económicos, en detrimento de las grandes mayorías.

La realidad social es muy compleja, pero hay que tener claro que, la tarea se hizo a medias, no se hizo o se hizo mal. Por eso estamos viviendo esta situación.

Los expertos señalan como causas de esta situación, las pensiones de lujo; los salarios desproporcionados en algunas instituciones públicas; la ausencia de una política que estimule el estudio y la formación integral de los jóvenes, para hacer frente a los retos del mercado laboral; el aumento de una economía informal, que favorece únicamente a quienes la fomentan, y los bajos salarios mínimos.

28 años después, quienes han gobernado este país, ni asumen la responsabilidad, ni los representantes de otros grupos económicos, sociales o gremiales han denunciado y puesto en evidencia esta triste realidad.
Mientras tanto, los costarricenses seguimos empobreciéndonos y los índices socioeconómicos se deterioran cada vez más, ante el silencio cómplice de quienes manejan los asuntos públicos.

Ojalá despertemos y revirtamos esta situación, de lo contrario, pronto puede ser muy tarde y podría estallar una rebelión social, que ninguno de nosotros desearía.

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* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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